Itongadol.- La vacuna de Israel contra el coronavirus, llamada «BriLife», parece haber tenido una muerte rápida, menos de dos años después de que el ex primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, prometiera a los ciudadanos una inyección azul y blanca que sacaría al país de la pandemia y le daría independencia en materia de vacunas durante futuras crisis sanitarias.
La «Bri» en BriLife es la primera parte de bri’ut, la palabra hebrea para salud, y la «iL» significa Israel, que conecta con «Life».
Desde el 31 de marzo, los ensayos clínicos de la vacuna y su producción están en suspenso por tiempo indefinido, después de que la empresa estadounidense NRx, a la que Israel concedió los derechos de desarrollo y comercialización en todo el mundo en julio del año pasado, anunciara a sus accionistas la decisión de no seguir adelante con la vacuna.
Ese mismo mes, la empresa reveló que sus gastos de investigación y desarrollo para 2021 ascendían a 20,3 millones de dólares, frente a los 10,6 millones del año anterior.
El director general de NRx, Jonathan Javitt, un hombre de origen judío que emigró a Israel, renunció a su cargo y fue sustituido por el jefe de operaciones y director comercial de la empresa, Robert Besthof.