Itongadol.- El abogado Yzhar Hess (foto) acaba de asumir como nuevo vicepresidente de la Organización Sionista Mundial y conversó con ItonGadol sobre su trayectoria, expectativas y desafíos.
– Estoy muy emocionado de que después del Congreso Sionista que tuvo lugar hace tres meses, que fue muy tormentoso, logramos asegurar que el Movimiento Sionista permanezca como una casa para las diferentes concepciones religiosas y sionistas. Para mí, el sionismo no es un nombre de pila, sino un apellido, y dentro del mismo tenemos gente que se ve realmente afectada por ideas retorcidas. Nuestra fortaleza es que todos nos encontramos bajo una misma carpa y trabajamos no con uniformidad, pero sí con unidad.
– ¿Y es una tarea ardua?
– Estamos al comienzo del camino y tenemos cinco años por delante hasta el próximo Congreso Sionista. El titular de la Organización Sionista es Iaakov Hagoel, del Likud, y yo soy su vicepresidente, de Mercaz, de la Lista Conservadora. En la conducción sionista hay representantes de todos los partidos y pienso que en el próximo medio año, al inicio de la cadencia, formularemos programas de trabajo que implementaremos en los próximos años. Una de las cosas que, a mi gusto, es muy importante, entre otras, es recordar que ciertamente la mayoría del pueblo judío se encuentra en Israel y en América del Norte, pero la judería en América Latina es grande y magnífica, y es importante para nosotros lograr también allí generar un diálogo sionista y pluralista que respete a todos los judíos del mundo y a los que se encuentran en Israel de un modo igualitario y en una forma que podamos celebrar la identidad judía de cada uno de nosotros.
– ¿Considera que nace una nueva época en el mundo judío con la presidencia de Hagoel?
– Sí, sin dudas. Hay un cambio de cadencia, pero también generacional. Tanto Hagoel como yo rondamos los cincuenta (años) y reemplazamos a gente mucho más grande que nosotros. Pienso que es algo que pasa en todo movimiento, incluso en uno ideológico, pero también tiene un gran potencial para una renovada exposición. Parte de lo que hicieron nuestros predecesores fue excelente y estoy seguro de que nosotros también traeremos cosas excelentes, pero necesariamente no serán parecidas a las que hicieron antes. Así se renueva un movimiento y estoy seguro de que esos programas, entre otras cosas, reflejarán este cambio.
– ¿Por qué usted fue el elegido para el cargo?
– Estoy en este cargo debido a que … Quiero dividir mi respuesta, y en esta voy a ser más extenso, en dos partes. En principio quiero hablar desde lo personal: nací en uno de los barrios de Jerusalem en 1967, justo un mes después de la Guerra de los Seis Días, en una familia secular. Tuve una infancia excelente, estudié en buenas escuelas, terminé la universidad y recién a los 30 años, cuando ya era abogado, fui enviado casi accidentalmente a Norteamérica. Estuve tres años, junto con mi esposa y mi hijo mayor, en la Federación Judía en el sur de los Estados Unidos, en Arizona, y una de las cosas emocionantes que nos pasaron allí fue que entendimos que el pueblo judío es mucho más grande que la experiencia judía en el Estado de Israel. En muchos sentidos, salimos israelíes y volvimos de esa misión también judíos. Ese descubrimiento de la vida judía precisamente fuera del Estado de Israel fue tan fascinante y emocionante a mis ojos que entendí que, desde el punto de vista profesional, habían pasado tres años y no me había dedicado un solo día al derecho y que quería involucrarme en los asuntos del pueblo judío, del carácter judío, en compartir el destino judío. Entonces, eso me llevó a un activismo muy intensivo en el Movimiento Conservador en Israel y, actualmente, en la esfera internacional. Por esto me sumé y es dónde me encuentra. Ahora, la pregunta también tiene un costado político… Cada cinco años tenemos una disputa de cara al Congreso Sionista, que -de hecho- actúa del mismo modo que Herzl nos demanda desde el primer Congreso Sionista, en 1897: el sionismo es un movimiento político que contiene cosmovisiones que pueden convivir, pero también se reúnen y luchan entre sí, en el sentido político, por influencia y presupuestos. Soy representante del partido Mercaz, es decir que los representantes de Mercaz en la Argentina son quienes me enviaron a este cargo, al igual que los representantes de Mercaz en los Estados Unidos, Chile, Perú y Europa. Entonces, de hecho represento en las organizaciones nacionales al judaísmo conservador de todo el mundo y me encuentro en el puesto debido a que en la negociación coalicionaria desarrollada de cara al Congreso nos distribuimos entre nosotros diversos cargos y Mercaz fue suficientemente significativo después del complicado Congreso que tuvimos, al cual no quiero referirme, pero luego de un debate interno nada sencillo por el Congreso logramos firmar un acuerdo que nos honre a todos. Como resultado del mismo recibí este alto cargo de vicepresidente y espero servir plenamente a Mercaz y -no menos importante- a los judíos de todas las corrientes y partidos porque mi puesto es ciertamente político, pero no sectorial. Me comprometo a trabajar para todos.

Junto a Shimon Peres
– Siempre es difícil, pero de cara al mundo judío del futuro, ¿cuál cree que debe ser el trabajo con los niños y los jóvenes que ven un Israel fuerte?
– Es la pregunta clave de nuestra existencia: ¿cómo logramos producir que la joven generación -y lo mismo vale para las familias- sientan un vínculo con su identidad judía y también con el Estado de Israel? Son dos preguntas que podrían estar relacionadas entre sí, pero que no deberían estarlo. Pienso que la identidad judía también es importante para quien no necesariamente vinculó su destino con el Estado de Israel. Me apena que no haya vinculado su destino con el Estado de Israel, pero pienso que la identidad judía también es importante en esos casos. Pero pienso que nuestro gran desafío es ser relevantes y debemos ser muy creativos para lidiar con él. Y voy a decir por qué: el mundo en el cual se plantó el sionismo era un mundo de canales de riego… Todo el siglo XIX estuvo lleno de movimientos y corrientes; en sus comienzos, el siglo XX fue muy ideológico; y hoy estamos en una nueva era, menos ideológica, en la cual las palabras «movimiento» y «corriente» se tornan menos relevantes, incluso de cara al futuro, pero todavía sentimos en el estómago que son muy importantes y queremos que nuestros niños se desenvuelvan en el mismo mundo ético que nosotros. La explosión de este asunto; es decir, nuestra capacidad para traer programas, puntos de vista y modelos de identificación que sean relevantes para la nueva generación, la más joven, pienso que descansa en la necesidad de erigir modelos complejos. La vida judía en el siglo XXI es más compleja que la del XX. Es un hecho, no una cuestión de análisis. Es un hecho sociológico claro. Respecto de la identidad judía, un lugar en el cual las alternativas y las elecciones son casi interminables, hoy necesitamos erigir una tradición de generación en generación cuando la tradición descansa en la transmisión, en algo que sea parecido en una y otra generación a pesar del cambio, en una era de cambios realmente radicales. Ahora, este es un asunto existencial para la vivencia judía y pienso que la obligación de nuestra generación es crear programas de liderazgo y para los movimientos juveniles que logren ser riendas relevantes para personas cuya percepción es diferente a la que tenía la generación anterior. Sé cuán importantes son los movimientos juveniles en América Latina y espero que logremos superar la crisis que controla todo el mundo por el coronavirus, una crisis que golpea de un modo condenable una de las cosas más importantes en la vida de los jóvenes, que es el encuentro, la actividad. ¿Qué es un movimiento juvenil si no se juntan entre los jóvenes? ¿Cómo podemos fortalecer a los movimientos juveniles? Hablo de todos, tanto de Bnei Akiva como de Noam Olamí, tanto de Hashomer Hatzair como de Betar y Hanoar Hatzioní. ¿Cómo fortalecemos a los movimientos juveniles en una época en que el encuentro es casi imposible? Espero que podamos encontrar la solución a este tema.
– El anterior presidente de la Organización Sionista Mundial, Abraham Duvdevani, insistía una y otra vez con la importancia del idioma hebreo. ¿Qué ocurrirá con la educación judía?
– No coincido con Duvdevani en muchas cosas, pero en esta coincido con él. Pienso que el idioma hebreo es la lengua nacional del pueblo judío y debe ser el camino sobre el cual estableceremos un vínculo que es mucho más elemental que cualquier discurso ideológico. Cuando digamos «glida» (helado), «rakebet» (tren) o «cvish» (ruta) y todos sepamos que estamos hablando del mismo mundo asociativo, sabremos que celebramos el mayor milagro que le ocurrió al sionismo, que es la resurrección del idioma hebreo, más que la fundación del Estado de Israel. En la primera impresión, el milagro de la fundación del Estado de Israel está vinculado con quien pasó a vivir en el Estado de Israel, el que hizo aliá, mientras que el milagro del idioma hebreo puede unir a los millones de judíos y no solo a quienes viven en el Estado de Israel, y por eso es más grande y significativo. Espero que sepamos ampliar la cantidad de hebreoparlantes, y señalo con satisfacción que la situación del hebreo en América Latina es mucho mejor que en cualquier otra diáspora del mundo. Pienso que el excelente trabajo que los amenazados colegios y movimientos juveniles de la Argentina alrededor del idioma hebreo, que sé que no es como el de hace treinta o cuarenta años, pero aún así es el mejor que tenemos en toda la Diápora, y esto es un gran orgullo para todos los judíos -y pienso que para el sistema educativo- de la Argentina. Quiero mandarle especialmente fuerzas a la nueva conducción de Mercaz en la Argentina, que estimo mucho, alzo mis ojos hacia ella y estoy seguro de que conducirá excelentemente a nuestro movimiento en la Argentina. Quiero hacer llegar mi bendición para la importante tarea que están realizando el Dr. Pablo Benarroch, el rabino Ariel Stofenmacher, rector de Seminario Rabínico Latinoamericano; el rabino Alejandro Avruj, presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana; y Diana Vainstein, que son los únicos dirigentes de Mercaz Argentina.