Itongadol.- Esta semana, se ha autorizado en la Ciudad de Buenos Aires que alumnos de séptimo grado de cuarenta establecimientos educativos retornen a las clases presenciales, marcando un nuevo paso en el camino gradual hacia la vuelta a las aulas en las escuelas porteñas. La mitad de esos colegios autorizados son privados, y entre ellos se encuentra la Escuela ORT, que forma parte de una organización judía no gubernamental dedicada a la educación, fundada en 1936.
En el segundo día del regreso a las aulas, Adrián Moscovich, director ejecutivo de ORT Argentina y rector titular de las Escuelas ORT, dialogó con Iton Gadol sobre lo que fue la tan ansiada vuelta de los estudiantes al ámbito físico de la escuela, y aportó reflexiones de lo que fueron casi siete meses funcionando de manera virtual. «La experiencia en esta semana nos demuestra la satisfacción de los alumnos de estar nuevamente con sus compañeros», expresó Moscovich, quien aseguró que para los primeros días ORT tuvo un 97% de asistencia entre los estudiantes.
De acuerdo a los protocolos sanitarios, las clases funcionan con burbujas de nueve alumnos con un docente. A pesar de esta limitación, Moscovich sostuvo que a los alumnos «les alegra mucho» volver al ámbito escolar, y destacó lo positivo que resultó la experiencia virtual que, asegura, «vino para quedarse». «Lo más relevante para transmitir es que la virtualidad fue un éxito», manifestó.
En este contexto, Moscovich reveló que la escuela presentó un nuevo proyecto de plan de estudios para reemplazar algunas horas presenciales con actividades que están fuera de la enseñanza tradicional, manteniendo así el éxito de la virtualidad. «Hay una parte de la educación que se puede resolver de forma virtual, y hay una parte del horario escolar que teníamos establecido que debe ser utilizado para la socialización en el marco de la escuela para los adolescentes, sin extender la jornada. La virtualidad demostró que en los hogares hay una parte de la propuesta educativa que se puede resolver», explicó.

Las clases se realizan en «cápsulas» de nueve estudiantes y un docente.
«Lo que más agradecemos es cómo las familias se concientizaron, jerarquizaron y valoraron muy por encima de lo que era hasta hace seis meses el rol docente», expresó Moscovich, quien agregó que «sería muy bueno que esto quede instalado para esta vuelta a clases, aunque sea progresiva, y trabajemos juntos familias y escuela».
A continuación, los detalles de la entrevista que mantuvo Adrián Moscovich con Iton Gadol:
IG- ¿Qué implica volver a poner en funcionamiento a una institución como ORT?
AM- Nosotros nos presentamos como solicitantes manifestando la importancia que tenía la vuelta a clases ante las autoridades a nivel nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, porque nos parecía que la vuelta a clases significaba poder capitalizar el éxito de los seis meses de virtualidad. Nos parecía importante evitar tener que esperar que transcurrieran otros tres meses sin que los alumnos estén en la escuela, y poder probar la vuelta a clases con todo lo incorporado de la virtualidad. La experiencia nuestra en esta semana nos demuestra la satisfacción de los alumnos de estar nuevamente con sus compañeros, de la revinculación social que genera la posibilidad de poder estar en sus ámbitos de escuela. Tenemos 100% de asistencia de docentes y 97% de asistencia de alumnos, lo que demuestra las ganas que habían de volver.
IG- ¿La virtualidad aceitó el sistema para esta etapa?
AM- Sí, incluso esta semana tuvimos una reunión con la Directora de Educación de Gestión Privada, Constanza Ortíz, donde le comentamos que estamos preparando un nuevo proyecto de plan de estudios donde la escuela va a reemplazar horas presenciales con otras necesidades que tienen los estudiantes. Para dar un ejemplo, tenemos una escuela de ocho horas de presencialidad. Para este regreso, estamos pensando en una escuela con ocho horas, pero donde no todas esas horas tengan contenidos, sino que en esas horas tengan seis con dictado de clases como era habitualmente y otras dos horas donde el alumno pueda socializar en su grupo, y con sus referentes a nivel del acompañamiento, que son los asistentes. Entonces, pensamos un formato en donde haya, por ejemplo, talleres de arte, talleres literarios, deportes, estudio de otros idiomas… Es decir, que sea más a requerimiento de los alumnos y que brinde una posibilidad de socialización mediante diferentes actividades que no tienen que ver con la estructura convencional de un plan de estudios.
Esas dos horas de contenido que estaríamos sacando, el alumno puede reemplazarlas en su hogar. No se suplanta al docente, sino que lo llamamos “aulas invertidas”, donde el profesor hace una explicitación y una ampliación de contenidos que el alumno fue ya investigando en su casa de manera virtual, con plataformas que pueden ser sugeridas por la escuela o que son ofrecidas de manera gratuita por el Ministerio de Educación. Una parte de lo que se haría en clase ya se puede resolver en las casas, y se puede aprovechar esas horas para aprovechar la presencialidad para la socialización con otro tipo de actividades y opciones.
IG- ¿ Ya cuenta usted con señales de cómo está volviendo el alumnado a la escuela?
AM- El alumnado viene con mucha satisfacción. Hoy concluye el segundo día de vuelta. A los alumnos les alegra mucho venir al ámbito escolar y reencontrarse con sus compañeros, aunque lo hacemos en burbujas de 9 estudiantes con un docente. También hubo situaciones complejas con la virtualidad, fueron muchos meses donde el adolescente no podía socializar, que fue lo negativo de este tiempo. Para destacar, y lo que podemos extraer de este período, es la posibilidad de que, de manera virtual, vinieron para quedarse un montón de experiencias que son satisfactorias.
IG- Hoy se conoció la noticia que una importante escuela privada cierra sus puertas, tiene usted alguna sugerencia para evitar que esto se repita en otras instituciones?
AM- Deberíamos ver el caso en particular. Las escuelas que han sido más perjudicadas presupuestariamente fueron las que tienen nivel inicial. En muchos casos, los padres optaron por no continuar el vínculo con la escuela y discontinuar el pago de los aranceles, lo cual complicó mucho a las instituciones. Si se tratase de nivel primario o secundario, podríamos ver en qué aspecto podemos ayudar a revertir la situación.
IG- ¿Cómo está viendo a la comunidad escolar en esta etapa, frente a una situación compleja como fue la pandemia?
AM- He hablado con colegas de las escuelas de la comunidad y fueron experiencias en general exitosas. Lo que quedó dentro de la mirada de lo que ocurre con las escuelas en la comunidad dejó entrever que aquellas que venían de antes con situaciones complejas siguen presentando situaciones complejas. Se necesita una infraestructura y una capacitación de los docentes para hacer exitoso el proyecto virtual. En ese sentido, a algunas escuelas de la comunidad les está yendo muy bien, y aquellas escuelas que tenían la problemática de la falta de capacitación docente, que podía ser más solapada, ahora han quedado expuestas ante las familias que componen el proyecto educativo de cada institución.
En ese contexto, tenemos experiencias muy valiosas del trabajo que realizamos en forma conjunta con la escuela Wolfsohn, manteniendo la identidad de cada una de las instituciones. Valoramos la profesionalidad de su directora, y su calidad académica, tras haber estado trabajando juntos con las diferentes propuestas y experiencias de cada una de las escuelas.
IG- ¿Hay algún mensaje para los padres de la red escolar y de la Escuela ORT?
AM- El mensaje general es que lo que más agradecemos es cómo las familias se concientizaron, jerarquizaron y valoraron muy por encima de lo que era hasta hace seis meses el rol docente. Esto sería muy bueno que quede instalado para esta vuelta a clases, aunque sea progresiva, y trabajemos juntos familias y escuela. Lo más relevante para transmitir es que la virtualidad fue un éxito y llegó para quedarse.
IG- ¿Qué significa eso?
AM- Que hay una parte de la educación que se puede resolver de forma virtual y que hay una parte del horario escolar que teníamos establecido que debe ser utilizado para la socialización en el marco de la escuela para los adolescentes sin extender la jornada y sin que sean cuestiones opcionales. La virtualidad demostró que en los hogares hay una parte de la propuesta educativa que se puede resolver.
IG- Una de las grandes fortalezas de las escuelas ORT es lo que ocurre entre los alumnos, que a veces se dice, con respeto, que funciona “como un club”. ¿Hablamos de ese tipo de socialización?
AM- Cuando yo recién empezaba a trabajar en ORT y escuchaba eso de que la escuela era “como un club”, me fastidiaba, porque se hace un gran esfuerzo de trabajo en lo social entre los alumnos, el seguimiento, y demás. El paso de los años me fue hizo cambiar la opinión. Cuando la gente me dice que ORT termina siendo un club, yo contesto que nos llevó un montón de años que ORT termine siendo un club donde los chicos vienen a estudiar. Me parece bárbaro que lo tomen así.