Por Sergio Edelstein*
Diálogo, discrepancias, pensamiento y por sobre todo educación, son pilares de la idiosincrasia de continuidad del pueblo judío por generaciones.
Estas cualidades nos acompañan milenariamente y nos ayudan a desarrollarnos y fortalecernos. En especial nos permiten, constantemente, transmitir nuestro legado de generación en generación.
Sin embargo, desafortunadamente, estos procesos no siempre se han desarrollado de manera positiva. El odio gratuito, conocido como «sinat jinam» en hebreo, también ha llevado a nuestro pueblo a sufrir catástrofes tanto en el pasado lejano como en tiempos más recientes. A pesar de esto, prefiero centrarme en el aspecto positivo, sin olvidar las consecuencias de apartarnos del camino que nos define.
En la actualidad, en Israel se observa un clima de discordia e intransigencia en la discrepancia, falta de tolerancia hacia las diferencias de opinión. Se ha dejado de lado el pensamiento crítico y autónomo, dando prioridad a la difusión de slogans basados en falsedades. Además, se ha producido un cambio de enfoque en la educación, pasando de fomentar la apertura de la mente a promover un adoctrinamiento sectorial que perpetúa la dependencia de una única línea de pensamiento estructurada de acuerdo a las medidas del gobierno de turno.
Por sus características, desde su creación, el Estado de Israel siempre se manejó por un camino delicado para no perder sus valores consolidadores: ser hogar para todo judío que así lo desee donde pueda vivir una vida judía como norma. Ser parte del conglomerado judío mundial. Ser referente en la lucha contra el antisemitismo que levanta cada vez más la cabeza. Ser frente en la lucha contra la asimilación.
El nexo que une a Israel con la Diáspora se basa en los valores comunes, valores por los cuales es digno luchar y que emanan de la milenaria tradición judía y el acervo del sionismo.
A diferencia de la actual situación (peligrosa por sí misma) que se enfrenta Israel, la Organización Sionista Mundial (OSM) es un lucero en el seno del pueblo judío. En su mesa directiva están representados todos los factores ideológicos sionistas que este pueblo milenario hace florecer en los últimos 125 años. Están sentados juntos los partidos políticos sionistas israelíes, las corrientes religiosas y las organizaciones sociales que representan la gran gama de ideas que nos caracterizan. Todos con un mismo común denominador: luchar y fortalecer, consolidar y dar continuidad al mensaje sionista. Esta mesa común desarrolla actividades y procesos educativos que son claves para asegurar el puente entre la diáspora e Israel. Claro que hay discusiones ideológicas, debates y pugnas, pero siempre con respeto mutuo.
La unidad interna de las comunidades judías en la diáspora es como una vela que nos ilumina el camino (ner leragleinu), no podría ser de otra manera. Es nuestra responsabilidad mutua. Discrepancias y fricciones en la arena política partidista en Israel, no pueden llevar a una fracción o división comunitaria en ninguna comunidad. No podemos permitir que los intereses políticos sectoriales en Israel dividan la tan crítica unidad comunitaria frente a los desafíos mencionados anteriormente. La OSM debe luchar mancomunadamente en fortalecer la unidad comunitaria y no lo contrario.
Si bien la OSM es una tarima política, debe ser una tarima política sionista común del pueblo judío todo y no permitiremos que nos polarice en temas sectoriales. Tenemos una infinidad de desafíos comunes que deben guiarnos para asegurar nuestra continuidad.
La OSM no ha tomado posición respecto a los temas que están en la agenda política israelí actual, a pesar de lo publicado últimamente. No respecto al futuro de los territorios, o cualquier tema ajeno a los objetivos de la OSM. Las decisiones del ultimo congreso sionista son las que nos guían. La inclusión de todo judío en el mundo nos guía. La seguridad del Estado de Israel nos guía. El respeto a todo judío del mundo nos guía. Los valores de pluralismo, tolerancia y solidaridad son claves en nuestro actuar.
En el departamento de Noar Jalutz y Dor emshej de la OSM, que nos ha sido confiado desde el primer día de su formación, nos hemos comprometido a esforzarnos al máximo y hacer todo lo posible para llegar a cada hogar judío que cuente con niños, jóvenes, estudiantes y futuros líderes. Tomamos el rumbo de la educación no formal, siendo los movimientos juveniles y su esencia con quienes trabajamos y trabajaremos, aparte de toda organización que vea en la continuidad de nuestro pueblo su objetivo central. Lo hacemos con toda la gama de movimientos y personas. Lo opuesto al sectorialismo. Todos son bienvenidos, ya que el destino común no diferencia ni discrimina.
Exhortamos a todos los factores de la OSM, a no utilizar esta tan importante organización, para intereses que no son los comunes al puente que nos une entre la diáspora e Israel.
*Titular del departamento de Noar Jalutz y Dor Emshej
Organización Sionista Mundial
Miembro del movimiento Tnuat Hamerkaz Haliberalit Hanoar Hatzioni.