Los sabios nos enseñan que Purim es una festividad de elevada santidad, pues la mayor espiritualidad se alcanza a través de la alegría. Por ello, advierten que esta alegría no debe transformarse en burla o falta de respeto, sino manifestarse con cordura y buenos modales. Esto implica la prohibición absoluta de comportarse de manera inadecuada o embriagarse ya que ello desvirtúa la santidad de la festividad y la convierte en una mera celebración profana.
La norma respecto al consumo de bebidas en Purim establece que se debe beber un poco más de vino de lo habitual, según las posibilidades de cada individuo. Sin embargo, la embriaguez está estrictamente prohibida por la ley, ya que se considera una conducta indigna y despreciable, perjudicial tanto para el alma como para el cuerpo, ya sea en Purim o en cualquier otro día.
Asimismo, advertimos sobre la actitud inapropiada de interrumpir la lectura de la Meguilá. Los ruidos y gritos impiden que los presentes cumplan con la misvá, además de constituir una falta de respeto hacia los mandamientos y la Casa de Hashem. Esta conducta está totalmente prohibida.
Exhortamos también a los feligreses a no asistir al bet hakenéset con disfraces, salvo en el caso de los niños. Es fundamental mantener una actitud de respeto y santidad, honrando la festividad de Purim con alegría y reverencia al Creador.
En cuanto a la costumbre de mishlóaj manot, hacemos un llamado a la reflexión y la moderación. La esencia de esta misvá no radica en la ostentación ni en el exceso, sino en fortalecer la unión y el afecto entre las personas. Por ello, alentamos a la comunidad a no malgastar recursos y esfuerzos en el envío masivo de mishloaj manot, pues ello muchas veces genera preocupación innecesaria y un desgaste tanto económico como emocional.
El tiempo y el dinero que se destinan a la preparación de múltiples obsequios pueden emplearse de manera más significativa en el cumplimiento de la sagrada misvá de matanot laebionim, ayudando a los necesitados y asegurando que todos puedan celebrar Purim con dignidad. Asimismo, es importante dedicar este día a compartir con la familia, educar a los hijos en los valores de nuestra sagrada Torá y vivir la festividad con serenidad y alegría genuina, sin el estrés de una logística excesiva que desvirtúa el verdadero sentido de la celebración.
Que sepamos festejar Purim con santidad, alegría y responsabilidad, elevándonos espiritualmente y trayendo bendición a nuestras vidas, a todo Am Israel y a toda la humanidad.
Isaac Sacca, presidente de Menora y Gran Rabino de la Comunidad Sefardí de Buenos Aires
————————
1 Rabí Iosef Caro escribe en el libro Bet Iosef, simán 695, citando el Séfer Orjot Jaim, Halajot Purim, simán 35, que no hay pecado más peligroso que la embriaguez, ya que esta conduce a la promiscuidad, la agresión, el asesinato y muchas otras transgresiones. Del mismo modo, advierten sobre esta conducta los libros Iad Efraim, Sefat Emet sobre Meguilá, Col Bo, Ben Ish Jai, Ben Iehoyada sobre Meguilá, Emek Berajá en nombre de Rab Israel Salanter, Sefer HaMeorot y muchos otros, enfatizando que embriagarse es una actitud reprobable en cualquier día, incluso en Purim. El Rambam también advirtió: “No hay conducta más impropia y deplorable en el ser humano que embriagarse”. Rabí Jaim Iosef David Azulay, el Jidá, escribió en el libro Leb David: “Si el pueblo de Israel, en lugar de dedicar el día de Purim a la burla y a la bebida, se comportara con santidad, dedicando la alegría al Eterno y ocupándose de la Torá y las misvot, alcanzaría la redención eterna”.
2 El Rishón LeSión, el Gran Rabino de Israel Meir Rafael Panigel, y Rabí Abraham Palachi, Gran Rabino Sefardí de Izmir, entre muchos otros, condenaron con anatema la actitud impropia, erróneamente difundida en aquel entonces, de interrumpir la lectura de la Meguilá. El libro Ben Iamín, en su capítulo 1, transcribió todos los comunicados y advertencias de los tribunales y rabinos que censuraron dicha conducta. Asimismo, escuché de la boca del Rishón LeSión Rabí Ovadia Yosef, en cada Purim, la siguiente enseñanza: “Está prohibido golpear e interrumpir la Meguilá, y quien lo hace impide el cumplimiento de la misvá y actúa de manera incorrecta”.