Itongadol.- Amiela Spektor está a cargo del proyecto Ofek, un programa de Jabad que nació ante la necesidad de seguir acompañando a los jóvenes mayores de 18 años de la Comunidad Judía Argentina.
En una entrevista con ItonGadol, Spektor destacó: “Muchos jóvenes necesitan que se les den oportunidades laborales, de aprendizaje, de acompañamiento en salud o terapia, y entendimos que si no generábamos una nueva institución, y esto era solo una continuación de Ieladeinu, no íbamos a poder generar que fuera realmente abierto a todos los jóvenes de la comunidad”.
Ofek es un programa que potencia a jóvenes judíos, que necesitan de una red de contención, para acompañarlos en el diseño de un proyecto de vida autosustentable a través de un apoyo integral.
-¿Cómo nace Ofek?
-Ofek nace de Ielaideinu, porque hay una necesidad de seguir acompañando a los jóvenes después de los 18 años. Empezamos a hacerlo de forma individual, con cada joven, pero el aumento de la cantidad de chicos y los nuevos programas devino en la necesidad de armar una institución diferente. La idea es alojar no solamente a los jóvenes que salían de Ieladeinu, sino a todos los de la comunidad judía que necesitan por un tiempo este acompañamiento para poder salir adelante. Hoy en día, el 40 por ciento de nuestros jóvenes no son de Ieladeinu.
-¿Cuántos chicos integran Ofek?
-Hoy en día hay aproximadamente 120 chicos. El 60 por ciento provienen de programas de Ieladeinu, pero también hay chicos de Ieladeinu que no siguen en Ofek. Es un recurso que se le ofrece a los jóvenes, pero no significa que todos quieran ser parte. De estos jóvenes, los activos son 70, porque varios de ellos están en Israel. Y también tenemos un programa de monitoreo, no de atención directa. Esto no es una comunidad, y no pretendemos que los chicos vengan para siempre y se casen acá, sino que es un programa de acompañamiento durante un tiempo, donde la idea es que los jóvenes adquieran herramientas para la vida y para generar un proyecto sostenible en el tiempo. Por eso, cualquier joven que necesite, puede ser parte por el tiempo que necesite, en las áreas que necesite.
Antes y después de la pandemia vimos que muchos jóvenes necesitan este tipo de acompañamiento. Vienen con familias bastante complejas, con redes bastante rotas, con fracasos recurrentes en los trabajos, referidos no a un tema laboral, sino con necesidad de acompañamiento.
-¿Cómo se llega a los jóvenes que no vienen de Ieladeinu?
-Nosotros venimos trabajando con las comunidades propias de Jabad, que tiene muchos templos. Después con todos los programas sociales y la Fundación de Jabad. Con clubes. Empezamos a generar redes para este programa de a poco, con todas las instituciones que trabajan con jóvenes.
-¿Esto ya funcionaba informalmente, antes de Ofek?
– Empezamos con Programas de Educación, de Salud y de Trabajo, hasta que entendimos que si queríamos que vinieran otros chicos que no fueran de Ieladeinu y que esto fuera un programa para toda la comunidad. Estamos seguros que lo que hacemos puede beneficiar a cualquier chico. Muchos necesitan que se les den oportunidades laborales, de aprendizaje, de acompañamiento en salud o terapia. La realidad es que muchos jóvenes lo necesitan y entendimos que si no generábamos una nueva institución, y esto era solo una continuación de Ieladeinu, no íbamos a poder generar que fuera realmente abierto a todos los jóvenes de la comunidad.
-¿Técnicamente cómo sucede? ¿Cómo se ponen en contacto?
-Por ejemplo, si un joven de Ofek tiene un amigo o llama alguien de la comunidad y dice que le gustaría que ese joven conozca el programa, nosotros hacemos una entrevista de admisión. Ahí le contamos de qué se trata el programa, conocemos a los jóvenes, entendemos cuáles son sus necesidades, por qué se quieren sumar. Esto no es una obligación, esto es una elección de los jóvenes. Tiene que quedar claro de los dos lados el “para qué”. Una vez que ingresa al programa, cada uno de los jóvenes tiene un referente, un profesional que lo acompaña en todo el proceso. Y así comienzan a armar ese proyecto de vida, en base a sus objetivos.
Tenemos dos espacios de trabajo. Uno es el edificio donde está Ieladeinu y la Fundación de Jabad y, por otro lado, en diciembre, gracias a D’s, tuvimos la dicha de que nos donaran una casa con 12 monoambientes, donde viven jóvenes. Es un proyecto de vivienda por el que veníamos luchando hace mucho tiempo, porque una sabe que los jóvenes en Argentina, si no tienen garantías y suficientes recursos, los lugares para alquilar son muy complejos. Y esa casa, que queda en Villa Crespo, hoy también es el centro de Ofek. Ahí tenemos actividades y oficinas.
-¿Cómo se comporta el donante en este tipo de proyectos?
-Nosotros recién estamos arrancando. Tenemos dos o tres donantes. Estamos en búsqueda de nuevos donantes. Nosotros no queremos sacarle donantes a Ieladeinu. Obviamente este programa los necesita y por eso estamos trabajando en difundirlo para poder tener nuevos donantes. No solamente económicos, sino que también hay gente que nos llama para ofrecerle trabajos a los chicos, que para nosotros es muy valioso. También nos llaman para ofrecernos becas de estudio en programación, para que puedan acceder. A veces, además de lo económico, que si bien es importante porque todos los meses tenemos que pagarle a los profesionales que trabajan con los jóvenes y mantener una casa, también nos sirve mucho la gente que nos ofrece recursos para los jóvenes. Porque se eso se trata, de crear una red y ser un nexo entre las oportunidades y los jóvenes.