Por Seth Frantzman (Middle East Forum)*
La idea de que Jesús fue palestino ha pasado de ser una imagen literaria a una verdad literal ante aquellos anti-sionistas extremistas de línea dura.
La activista Linda Sarsour afirmó durante el fin de semana que “Jesús fue un palestino oriundo de Nazaret”, señalando que “en el Corán se le describe como un individuo de tez marrón cobrizo con una cabellera lanuda”. Sarsour fue condenada por su tuit y por sus subsiguientes intentos de volverse más tenaz con lo dicho, principalmente por comentaristas que señalaron que Jesús nació en Judea y que era judío.
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Esta no es la primera controversia sobre el tema de que “Jesús era palestino”. La congresista Ilhan Omar avivó las llamas de esta conjetura en abril cuando promovió un artículo con la misma afirmación.
El último intento de presionar la tal afirmación de que “Jesús era palestino” no es tan inocente como así parece. Es una negación a la historia judía y un intento moderno de reemplazar la propia teología: reemplazar las conexiones históricas judías con la tierra hace 2000 años, recreando una historia imaginada de habitantes palestinos en lugar de judíos.
La afirmación de que ‘Jesús fue palestino’ niega las conexiones históricas judías con la tierra de Israel.
Una lectura más honesta de la historia comenzaría mencionando las raíces judías de Jesús y las áreas judías donde este viajó y luego señalaría que los lugares tales como Nazaret y Belén son hoy ciudades palestinas o árabes y que para los cristianos palestinos, Jesús no es solo una figura religiosa, sino que también puede ser una figura histórica de importancia nacional.
El tuit de Sarsour fue en respuesta al Obispo Talbert Swan como parte de un intercambio sobre el tema de la raza, la nacionalidad y de figuras históricas tales como Mussolini, Moisés y Jesús.
Sarsour hizo referencia a Jesús en el Corán y no en el Nuevo Testamento. Sarsour continuó tuiteando sobre el tema el sábado, señalando que “Belén se encuentra en Palestina… Jesús nació en Belén, lugar que está en Palestina. Avancemos”. Ella incluso cuestionó el origen del nombre de Belén, alegando que este estaba escrito en árabe, como si este detalle excluyera una historia anterior. “¿Por qué molestarse por la verdad?” tuiteó ella “Jesús nació en Belén, también conocido como Beit Lahm en árabe. Belén se encuentra en Palestina. Actualmente ocupada por Israel”.
Sarsour comenzó a revertir su rumbo el domingo, retuiteando un comentario de que Jesús fue un “judío palestino” y otro comentario de que “también era judío”.
No es de sorprender que para algunos activistas palestinos, la idea de que Jesús forme parte del panteón nacionalista es natural. Los palestinos, al igual que muchos grupos, desean sentirse conectados con una larga y antigua herencia a la tierra, por lo que los personajes históricos que pueden ser anteriores al movimiento nacionalista palestino actual son considerados como héroes.
El intento por parte de Sarsour de abrazar a un Jesús nacionalista palestino es parte de un medio mucho más amplio de apropiarse culturalmente de la historia de Jesús, para desprenderlo de su contexto judío y re-empaquetarlo para propósitos nacionalistas. Este no es solo un tema de religión, diciendo que Jesús nació en la religión judía pero pudo haber sido miembro de la nación palestina. Naciones y estados como Irak o el Líbano – o incluso Israel y los territorios palestinos, son de origen moderno.
Jesús no es más palestino que Saladino (Salah ad-Din) es iraquí, o Maimónides español. Eso no significa que Maimónides no pueda ser visto como parte de la historia de España, o que gente en Irak no debería ver a Saladino como una figura histórica importante.
Jesús no es más palestino que Saladino es iraquí, o el Profeta Mahoma saudita.
Pero uno no puede renombrar al Emperador bizantino Justiniano como nacionalista turco: no es lógico y falto de perspectiva. Es tan falto de perspectiva o de contexto histórico como afirmar que el Profeta Mahoma es de Arabia Saudita, simplemente porque perteneció a un área que se convirtió en parte del reino moderno. Moisés tampoco es egipcio; el pretender que es principalmente egipcio, a diferencia de judío, borraría prácticamente su identidad.
Esto nos trae de vuelta a la afirmación de que “Jesús fue palestino”. Esto solo se creó para borrar la historia judía de la Tierra de Israel. Es parte de un argumento mucho más amplio que se está librando sobre la historia religiosa del Medio Oriente, un argumento que tiene lugar principalmente en Occidente. Por ejemplo, partidarios pro-palestinos tienden a enfatizar la historia palestina para negar los reclamos de Israel. También lo hacen para frustrar lo que perciben como cristianos evangélicos o intentos sionistas cristianos de arraigar más la historia cristiana a sus orígenes judíos.
Este es un conflicto que al mismo tiempo tiene que ver con religión, etnicidad, historia y nacionalidad moderna. Cuando el conflicto se adentra en la religión, combina teología con nacionalismo. Esta es una mezcla poco saludable con la que muchos deberían estar familiarizados por las tragedias de la historia nacionalista europea. Desafortunadamente, ante el afán de ser pro-palestino, esta mezcla tóxica poco saludable está siendo materializada.
No existe ninguna razón en re-empaquetar a Jesús como palestino. Este puede ser una figura histórica de Belén o de Nazaret sin ser “palestino”. El intento por parte de Sarsour de referirse al Corán es interesante porque parece no mencionar otros aspectos de cómo se le describe a Jesús en la teología islámica. Por ejemplo, este es visto como mensajero ante los “Hijos de Israel” y adepto a las leyes de Moisés. A este se le vincula al linaje de Abraham, Isaac, Jacob y las tribus de Israel, así como también a los reyes David y Salomón. A veces, esto se traspapela o se olvida en las discusiones sobre Jesús dentro del Islam: por ejemplo, algunos portales que hablan sobre Jesús en el Corán tales como Vox, no mencionan las referencias judías de él.
Es importante que este nuevo Jesús nacionalista no sea utilizado en contra de los judíos o contra Israel. Incluso un cambio prudente en la terminología puede ayudar a prevenir esto. Jesús no fue palestino – pero Jesús nació en Belén, que ahora es parte del territorio de la Autoridad Palestina. Jesús puede ser visto como parte de la historia de la tierra que los palestinos reclaman hoy día. Pero ignorar sus raíces judías – que son parte de la historia judía del lugar – es un intento de desarraigar a Jesús de su historicidad y hacer caso omiso a la historia judía.
*Seth Frantzman es redactor de los editoriales del Jerusalem Post, es miembro redactor en el Foro del Medio Oriente y fundador del Centro para informes y análisis del Medio Oriente.