Itongadol.- El jefe de la delegación argentina en los Juegos Macabeos Mundiales 2022, Esteban Bluvol, mantuvo una entrevista con ItonGadol para dialogar sobre el trabajo y el logro que implica llevar a Israel un récord de 800 deportistas.
Bluvol es dirigente en FACCMA desde 2010 y es mencionado como candidato a ser el próximo presidente de la institución.
-¿Cómo se está preparando FACCMA para las próximas Macabeadas en Israel?
Los Juegos Macabeos Mundiales son el tercer evento en importancia en el mundo en cantidad de gente. Se esperan 10.000 deportistas de 80 países. Se realizan en 17 ciudades donde Haifa, Tel Aviv, Jerusalem y Netanya son las más importantes.
Argentina va a participar con una delegación récord de 800 personas con 670 deportistas y 130 entrenadores, dirigentes, profesionales, prensa y médicos.
Estamos muy conformes y orgullosos de conducir a la delegación. Fue y es un gran esfuerzo que implica planificación, trabajo y un proceso de años. Sobre todo, porque la fecha fue pospuesta por la pandemia por un año.
-¿Cómo se logró convocar a tanta gente? ¿Cuál fue la conducta de aquellos que van a viajar después de dos años de pandemia?
Porque pudimos realizar un trabajo organizado, sostenido y muy pensado. Que se sumó a un contexto que ayudó en cuanto a lo sanitario y por supuesto que también una alta necesidad de volver a cierta normalidad en los viajes y proyectos comunitarios. No hubo Bekeff, ni Marcha por la Vida por ejemplo.
Logramos con convicción y compromiso poner a la gente en “Modo macabeada” y tuvimos una respuesta excelente, no imaginábamos tanto. Y en ese sentido estamos felices.
Te agrego datos que no son menores. Podríamos haber llevado muchos más deportistas, pero en muchos casos llegamos al máximo permitido por la organización. Podríamos haber llevado mucha más gente sin lugar a dudas.
Por ejemplo, nosotros llevamos a 22 futbolistas de la categoría sub-16, en donde se anotaron casi 200. Llevamos 22 chicas de Hockey y se habían anotado 70. Llevamos 12 chicos de básquet y se anotaron 40. Por eso, con dolor, los seleccionadores tuvieron que dejar chicos afuera.
800 personas son 800 pasajes de avión, 400 habitaciones de hotel y la ropa para todos, cobertura, traslados, seguros y contención…Una logística increíble. Venimos trabajando hace mucho y con un gran equipo interdisciplinario entre voluntarios y profesionales.
-FACCMA tiene el ejercicio de haber pasado por muchas Macabeadas…
FACCMA está acostumbrada a llevar delegaciones, a hacer eventos. En 2017 fueron 700 personas. Para que puedan comparar y darse una idea de la dimensión logística… Argentina llevó a los Juegos Olímpicos de Tokio una delegación de 200 personas, cuando nosotros hablamos con el ministro de Deporte, Matías Lammens, y le comentamos que somos 800, se sorprendió muchísimo, porque comprende lo que esto implica.
Nuestros clubes manejan estos números. El torneo de fútbol de FACCMA tiene 4500 futbolistas. Las Macabeadas en Pinamar mueve unas 1500 personas. Es decir, nuestros números siempre son importantes.
-¿Qué significa participar de este evento, que tiene tanta convocatoria judía de todo el mundo? Recuerdo las históricas que se hicieron en Berlín…
Esta es una olimpiada judía. Salvo para los deportistas de elite, es la máxima aspiración de un deportista judío competir, sin contar los que han superado esta escala.
Es un megaevento donde el deporte es la excusa, pero no deja de ser un lugar de encuentro social, cultural y turístico. Que sale de las canchas e incluye paseos por todo Israel, Bar y Bat Mitzvot en el Kotel, fiestas, reencuentros familiares y amigos.
Es el punto de encuentro con judíos de todo el mundo. Encontraremos países con delegaciones de 10 personas. O que quizás antes eran 100 y hoy son 20, y al preguntarles, cuentan que los persiguen o no la pasan bien solo por ser judíos. Todo eso ayuda a generar la conciencia de que somos un pueblo, que en este evento se une.
Vos nombraste Berlín, donde estuve y realmente fue muy fuerte. Haber entrado a ese estadio. Un lugar que 70 años atrás albergaba las peores ideas del exterminio de los judíos del mundo fue muy fuerte para todos.
Cada evento es distinto. El evento tiene un momento culmine, que es el Hatikva con 10.000 deportistas y 40.000 personas sentadas en el estadio, todos juntos cantando. La Macabeada es mucho más que una competencia deportiva.
-¿Cuál es el rol educativo que cumple FACCMA?
Uno de nuestros lemas es “educar desde el deporte”. Es un norte, una misión y un objetivo constante.
Cada vez que podemos incorporar contenido para fechas especiales o momentos claves, lo hacemos como, por ejemplo, en este caso, la Macabeada cae el 18 de julio y hemos armado una campaña importante en donde en todos los partidos va a haber un minuto de silencio, nuestros chicos van a jugar con un brazalete negro y le van a dar uno a sus rivales. Además, se va a leer un texto para que todo el mundo sepa qué se conmemora el 18 de julio, qué pasó en la Argentina con la explosión de la AMIA, lo tomamos como un gran acto cultural, con la convicción de que sin el ejercicio activo de la memoria no hay verdad ni justicia.
-¿Cómo estás viendo vos a la comunidad respecto al mundo socio-deportivo y FACCMA?
La mayoría de los clubes salieron fortalecidos de la pandemia, porque recibieron gran cantidad de familias que buscaban más aire libre, vida social y deporte. También hay una tendencia que se consolida en las instituciones más grandes y cierta dificultad mayor en las pequeñas.
Cómo institución central, FACCMA, se celebra que las actividades sean con muy buenas convocatorias y que los torneos sirvan como lugar del encuentro entre javerim. Quienes entendemos esto lo disfrutamos mucho, porque ni en Israel, EEUU, Francia ni en ningún país hay una competencia deportiva como la nuestra.
-Para quienes no te conocen, ¿de qué institución venís?
Mi institución es Cissab desde hace ya 17 años. De chico fui al Bialik de Devoto, pero esta vida deportiva comunitaria no la conocía, ya que iba al club Comunicaciones, en una época donde los clubes comunitarios quizás no estaban al alcance de familias como la mía.
De más grande empecé a jugar al fútbol, pero con los años empecé a jugar al tenis y este deporte fue el vehículo que me llevó a competir en FACCMA y a jugar varias Macabeadas.
-Después de la pandemia, la educación no formal se convirtió en una clave del judaísmo a nivel mundial…
Clave. La educación no formal es muy importante en la vida de cada uno de los deportistas
FACCMA tiene su propia escuela de madrijim, de donde impulsamos a nuestros líderes. Vivimos haciendo actividades con todas las otras entidades centrales, siempre para generar vida judía, deporte y educación.
Es el verdadero objetivo. Encuentro en comunidad con un claro mensaje educativo y de deporte como formador en valores.
-¿Qué significa para vos ser responsable de la delegación que va a viajar a Israel?
Una responsabilidad por supuesto, pero, sobre todo, un honor y un gran orgullo.
Deporte, viaje, Israel, Macabeada y comunidad: la combinación de esas 5 palabras es mágica. Porque ingresé a FACCMA en el año 2010 en la mesa de tenis y desde el comienzo intenté aportar ideas, compromiso, tiempo y mucho trabajo… Y hoy puedo tener el privilegio de conducir a una delegación récord en la historia.
El voluntariado es una actividad muy gratificante, pero también tiene consecuencias en que uno dedica horas que podría estar con la familia o amigos. Existe muchas más críticas que manos de apoyo o palmadas en la espalda. Ser dirigente comunitario es una mezcla de pasión y locura.
Hay otros dirigentes que confiaron en mí, de los que aprendí de modo constante. A ellos tengo un total agradecimiento.
-Me hacés recordar a Slafer Z’L y a Dany, que fueron los primeros que empezaron a mirar a la gente más joven. Creo que fue la primera institución en Argentina que decidió poner en la presidencia de la institución a gente realmente joven. Han hecho el cambio generacional. Y es ejemplar en ese sentido…
Jorge es un padrino, es muy querido y recordado, también de Cissab. Siempre me decía: vos tenés que estar, te voy a ayudar. Después lamentablemente falleció. Y Dany Belinky fue otro maestro, de resolver situaciones muy complejas en pocos segundos. La continuidad judía es esto, FACCMA es una institución de más de 75 años, donde hubo quienes hicieron grandes cosas y luego vendrán otras generaciones.
Creo que, para ser un buen dirigente y líder, más allá de hacer las cosas bien, hay que formar a quienes continuarán con el legado y la misión.
-Mónica está terminando su cadencia después de la Macabeada y se te menciona como posible hombre que presida la institución después de ella. ¿Es así?
FACCMA vive un proceso de continuidad den el liderazgo de Mónica y de las comisiones directivas. En esta oportunidad es Cissab la que ejercerá el cargo y me han honrado con poder ser el candidato de la institución. Así que seguramente, a partir de octubre, la presidencia de FACCMA va a ser de Cissab y me tocará la responsabilidad de ser quien continúe esta construcción de lo que se viene haciendo en los últimos años.
Tanto con Waldo, con Javier Veinberg y Mónica, quienes cada uno con su impronta, han hecho una buena gestión rodeados de personas y equipos.
Estoy contento y honrado de poder ser el que sigue en esa continuidad que lleva la Federación en los últimos 12 años.