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Coronavirus. Exitosa iniciativa de un rabino argentino en Miami para lograr parejas entre jóvenes judíos

Por Iton Gadol
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Itongadol.- A partir de la pandemia del coronavirus, el rabino Yossi Smierc, director del centro para jóvenes judíos “KSpace” de Miami, lideró una iniciativa para que chicos y chicas puedan conocerse a través de reuniones virtuales y formar parejas. La institución realiza una enorme tarea desde hace más de 13 años recibiendo y dando contención a jóvenes de Latinoamérica, especialmente de Venezuela, que llegan a Miami.

En diálogo con ItonGadol, el rabino Smierc destacó que muchos jóvenes descubrieron con la pandemia que no querían estar solos: “Es increíble lo que está pasando, por chat están hablando entre ellos y no ven la hora de poder viajar para conocerse. Tienen la necesidad de estar con alguien, de formar una familia”.

En la actualidad, el centro se vio obligado a parar todas sus actividades presenciales, pero continúa su tarea a través de Zoom y las redes sociales. “Todos los fines de semana se crean grupos de chicos y chicas con el mismo nivel judaico. Es decir, si son religiosos, si no son tan religiosos, si son conservadores o si son tradicionalistas”, agregó Smierc.

-Tiempo atrás usted se ocupaba de ayudar a aquellos jóvenes que tenían que asilarse fuera de Venezuela. Esa crisis lo impulsó a fortalecer su institución y, sin duda, la actual crisis de la pandemia genera una nueva etapa. ¿Cómo es esta nueva etapa?
-Cuando uno trabaja sin parar para la comunidad y a veces deja de lado tantas cuestiones personales, a veces me cuesta poder expresar lo que hago y mostrarlo al mundo. Especialmente ocurre en mi caso, porque me dedico a la juventud, y las personas que lideran las comunidades judías no son la juventud, son la gente grande. Entonces, esta es una oportunidad de explicar al mundo judío y al mundo en general lo que estamos logrando. Paso todas las horas del día, desde la mañana hasta las 11 o 12 de la noche, contactando jóvenes, no solamente de Miami, sino especialmente de Latinoamérica, de todo Estados Unidos y del mundo entero, porque hay chicos de Europa y de Israel, que quieren conocer a otros jóvenes. En esta época de cuarentena, de crisis social, es increíble cómo se quieren conocer más. Entonces, cada vez tengo más y más demanda de trabajo. A mí, mi esposa y un grupo de jóvenes que me están ayudando, casi no nos alcanza el tiempo. Tampoco me alcanza el tiempo para buscar donantes, personas que apoyen nuestro proyecto, gente de afuera que vea lo que estamos haciendo. Si yo me tuviera que sentar a dedicarme a buscar los fondos que necesitamos para poder mantener estos proyectos, no me daría el tiempo para responder las preguntas y, a la vez, a los jóvenes que están desesperados por conocer a otros jóvenes.

– ¿Qué es lo que usted diagnostica, que tal vez otros no vieron respecto a los jóvenes judíos?
-Hay algo increíble y novedoso, creo que muy pocas personas de la comunidad lo saben, y es la necesidad de no estar solo. Es una cuestión psicológica muy buena si se piensa en el futuro del pueblo judío. Hace más de 13 años atrás empezamos con los primeros jóvenes y a formar las primeras parejas. Los jóvenes siempre estuvieron cómodos hasta hace tres meses, cuando podían conocer a cualquier otro joven, podían irse a bailar y podían salir con una chica. Pero a partir del coronavirus, el miedo a socializar, la necesidad de quedarse en casa lo máximo posible, y no salir ni siquiera a trabajar, despertó la necesidad de estar con alguien, de formar una familia, porque muchos jóvenes que siempre estaban socializando en las discotecas, de pronto se dieron cuenta de que estaban solos. Muchos son inmigrantes de otras ciudades de Estados Unidos o de otros países, que vienen a Miami a probar suerte. Por este motivo, hace dos meses decidimos empezar a intentar hacer actividades virtuales todas las noches. Cada día hay un rabino, un psicólogo, un empresario, un abogado o un médico, que cuenta una historia, no solamente de Torá, sino de la vida. Eso hizo que muchos jóvenes se sumaran y todas las noches prácticamente un promedio de 20 chicos se conectan en la computadora.

-¿Qué descubrieron con esta experiencia?
-Nos dimos cuenta que empezaron a hablar entre ellos, inclusive después de que las actividades terminaban. No cerrábamos el Zoom porque los jóvenes se quedaban conversando hasta las 12 de la noche. Y de pronto empezó un chico a hablar con una chica, y también empezaron a preguntarme a mí si había alguien más a quien pudieran conocer. Así nos dimos cuenta que es una oportunidad única poder convocar a chicos y chicas sin importar de dónde vienen o en donde viven, porque es lo mismo vivir en Miami, Nueva York, Argentina o en Venezuela, si al fin y al cabo están todos en sus casas. Entonces, con la base de datos que ya tenemos de muchos años de jóvenes solteros, sumado a la base de datos de un líder en Nueva York, un rabino de la Argentina, un rabino en Bélgica y una chica de California, empezamos a armar, todos los fines de semana, grupos de chicos y chicas con el mismo nivel judaico. Es decir, si son religiosos, si no son tan religiosos, si son conservadores, si son tradicionalistas. Basándonos en eso, empezamos a unirlos y a tener conversaciones grupales con ellos a través de Zoom. Nosotros rompemos el hielo para que se conozcan, les hacemos preguntas interesantes, por ejemplo: cuál fue tu peor salida para conocer a alguien, cuál es la película que más recomendarías para ver, qué conclusión sacás de tu vida después del coronavirus, qué es lo primero que harías después que termine esta cuarentena… Lo que sucedió es que muchos chicos y chicas empezaron a hablar entre ellos y cada vez hay más.
-¿De aquel comienzo de su proyecto hace 13 años, surgió algún matrimonio?
-Ha habido, gracias a D’s, casi 100 matrimonios, 100 parejas.

-O sea que usted es una persona que entiende de esto, ¿siente que puede liderar este momento y darle la contención y el conocimiento a esta nueva camada de jóvenes?
-Sí. En el primer grupo que hicimos de estos chicos, yo no fui el moderador. Le dejé ese lugar a otras personas, un psicólogo, un terapeuta y a una chica que es profesora. Pero fui viendo cómo ellos lo hacían y me di cuenta que por la experiencia que tengo, yo soy el que tiene que ser el moderador. Porque yo sé cómo romper el hielo entre los jóvenes, y después de tantos años, cuáles son los jóvenes que tienen que estar y en qué grupos. Es decir que no es que cualquier chico entra a cualquier grupo, y hablan de cualquier cosa, sino que se hace un trabajo profesional de selección de las personas adecuadas.

-¿Conoce alguna iniciativa de esta envergadura que ya exista?
-No que yo sepa. De hecho me están contactando para repetir estas experiencias en otros lugares. Por ejemplo, recién me acaban de llamar de Panamá para preguntarme si yo podría ayudar a hacer lo mismo allá. También sé que hay algo parecido en el mundo ortodoxo. Pero la diferencia entre chicos ortodoxos y chicos no ortodoxos, es que los chicos ortodoxos buscan casarse. Los jóvenes religiosos ya tienen prácticamente preparada la reunión, ya están listos y están predispuestos para esto. Para los chicos que no son religiosos es algo muy nuevo y les decís que esto es para conocerse, para hacer amigos. A los que no son religiosos logro convocarlos más fácil por tantos años de experiencia que tengo.

-¿Si alguien quiere contactarse, cualquier joven que esté en cualquier país tiene la posibilidad?
-Eso ya está pasando. Las dos últimas semanas que hicimos ya ha habido chicos y chicas de Panamá, Venezuela y Colombia. De Sudamérica convocamos a chicos de todos los países y esta semana habrá uno de México.

-¿Este es un cambio que viene para quedarse?
-Esto está yendo muy bien. Es probable que al principio empezara muy bien por una necesidad de socializar de alguna forma. Lo que me encanta es que se está armando un modelo que puede usarse para el resto del año, y que si funciona bien, es muy probable que sea el futuro de cómo jóvenes judíos, sin ser ortodoxos, se puedan conocer y formar familias. Estamos hablando de un futuro muy grande, que si no fuera por el coronavirus no llegaríamos a ese nivel.
-En los programas de jóvenes que viajan a Israel, hay gente judía que pone dinero con el sólo objetivo de que ahí generen familias judías. ¿Considera que este proyecto puede necesitar estos apoyos?
-Sí, yo estoy haciendo esto a pulmón, lo estamos haciendo dejando de lado muchas cosas importantes, no solamente de mi vida privada, sino de la parte comunitaria. Por ejemplo, yo todos los días trato de buscar fondos para la institución, y estas últimas tres semanas prácticamente no me pude dedicar. Primero porque no es un buen momento para buscar fondos, quizás por la situación de la incertidumbre en la economía, pero por otro lado porque no me alcanza el tiempo. Entonces, si esto funciona bien, vamos a necesitar juntar fondos para contratar a alguien que se encargue de poner la información en base de datos, de hablar con los jóvenes o hacer registraciones. Está habiendo una ola de muchos jóvenes, inclusive de padres de jóvenes que me llaman, pidiéndome que haga algo para que los hijos se puedan involucrar en este Zoom. Pero para eso necesitamos tener personal y gente trabajando, que tenga la información, se encargue de contactarlos y me ayuden a armar los grupos. Al otro día hay que contactar uno por uno, preguntarles cómo les fue, si les gustó, si le gustaría participar otra vez, si hubo una persona que le gustó o si le gustaría que lo contactemos con esa persona. En fin, es todo un procedimiento que va a llevar mucho trabajo, y para eso hay que tener un personal activo.

-Los jóvenes creían que estaban acompañados en el mundo y se dieron cuenta de que estaban solos. Entonces esta etapa tiene que estar liderada por alguien, que esté formado de algún modo para entender la problemática y llevar mejor las respuestas.
-Cien por ciento. Creo que ahí está el punto. Hay un cambio muy grande en la mentalidad de los jóvenes, y uno se da cuenta de que la necesidad de los jóvenes de conocer a alguien es impresionante. Hablo de jóvenes que en mi vida pensaba que iban a estar buscando a alguien y que iban a participar de estos Zoom. Es increíble lo que está pasando, por chat están hablando entre ellos y no ven la hora de poder viajar para conocerse.

Para contactarse con KSpace, escribir a [email protected]

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