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Itongadol/AJN.- “El gobierno de Francia y sus servicios de inteligencia sufrieron un fracaso total y absoluto en el aprendizaje de las lecciones que dejaron los atentados de Charlie Hebdo y el Hyper Casher en enero pasado. Los atentados del viernes son su culpa y responsabilidad”.
Así se expresó en diálogo con Yediot Ajaronot, un alto funcionario norteamericano, que estuvo al frente de uno de los organismos gubernamentales de lucha contra el terrorismo y desde su retiro ejerce como asesor del FBI.
“Una gran fuerza de Daesh se ocupa de la planificación y ejecución de varios atentados simultáneos, durante un buen tiempo, y los indefensos funcionarios de inteligencia franceses no tienen idea de nada. Una vergüenza. Una catástrofe de inteligencia”, agrega.
Los franceses recibieron una alarma de despertador en enero pasado, pero siguieron durmiendo. Funcionarios de gobierno y de seguridad israelíes y franceses con los que conversé desde aquellos atentados describieron una continua destrucción del proceso de aprendizaje de las lecciones.
Francia recibió hace dos semanas advertencias de un marcado aumento en las comunicaciones entre grupos yihadistas de Medio Oriente y posibles activistas locales en distintas ciudades del país. Pero, en virtud de esto, se tomaron únicamente medidas defensivas, como el refuerzo de la custodia en las embajadas extranjeras en París. Un cambio de concepción, traducido en una prevención active del terrorismo, no hubo.
La inteligencia francesa con sus dos principales organismos, el paralelo al Mossad (DGSE) y el paralelo al Shabak (DCRI) debió haber realizado un seguimiento continuo de los sospechosos dentro y fuera de Francia y frustrar sus intenciones a tiempo. No lo hicieron.
Todavía no se puede establecer si las alertas que se recibieron en las últimas semanas en Alemania y Francia tenían que ver específicamente con estos atentados o no, pero la negligencia sigue gritando a los cielos y está muy claro quiénes son los sospechosos inmediatos.
Un mes antes de los atentados de enero pasado, el Dr. David Scharia – de las máximas autoridades de la ONU en Contraterrorismo – declaró a Yediot Ajaronot que según información con que cuenta el organismo, se unieron a ISIS más de 20 mil voluntarios de 90 países. La ONU indicó entonces que “Francia es uno de los países que está bajo una grave amenaza” debido al regreso de los voluntarios a sus países de origen “con amplia experiencia operativa, entrenamiento militar y una red de contactos con el comando central de ISIS”. Ésas son las personas que debieron haber controlado. Pero no lo hicieron.
Después de lo sucedido en enero, las autoridades francesas tomaron tan solo algunas medidas menores, pero no realizaron una reforma de gran alcance. Debieron haber entrenado nuevo personal del ámbito judicial para llevar a juicio a terroristas y hacer reformas constitucionales. Debieron adquirir equipamiento nuevo, principalmente para los servicios de inteligencia, y el gobierno francés rechazó la oferta de una empresa especializada en estos equipos. También el gobierno de Israel ofreció ayuda de distintos tipos, y recibió una amable y educada negativa como respuesta.
El principal fiasco es el titubeo en cuanto a sumarse a los sistemas internacionales de coordinación de la lucha contra el terrorismo. Los franceses dudaron mucho en todo lo referente al intercambio de información, pero la cooperación puede dar como resultado – por ejemplo – una lista de sospechosos a quienes todos los países, incluido Francia, les prohíban la entrada.
Este punto es crítico. A diferencia de los atentados de enero, que fueron producto de iniciativas locales, aquí se trata de un operativo planificado fuera de Francia y tuvo apoyo del Consejo de Seguridad e Inteligencia de ISIS en Irak, a cargo del hombre de confianza y segundo de Al Baghdadi.
Si en Francia piensan que lograrán enfrentar la ola terrorista de la misma forma como lo hicieron con factores de la izquierda radical y árabes en los años 60 y 70 (también entonces con dudas y éxito parcial), se equivocan. Entonces, la fuerza operativa del terror en Europa contaba con algunos cientos de hombres, la mayoría de ellos no entrenados. Hoy en día hay decenas de miles de sospechosos potenciales. ¿Es posible enfrentarlos? Sí, pero con una altísima inversión en recursos y con el establecimiento de un sistema de información y operaciones comunes a todos los países, algo que requiere una gran renuncia al ego nacional. Sin una nueva infraestructura de inteligencia-policial-judicial-operativa, el terrorismo vencerá.