Itongadol/AJN (Por Lic. Claudio Gustavo Goldman).- Mañana, jueves, se completaría la esperada indagatoria del ex presidente de la DAIA Rubén Beraja (foto), en la décima audiencia semanal del juicio oral y público por encubrimiento de autores o cómplices del atentado a la AMIA, con la incógnita acerca de si responderá preguntas.
Otro interrogante es si el Tribunal Oral Federal N° 2 estará en condiciones de expedirse respecto del pedido de la defensa del ex secretario de Inteligencia Hugo Anzorreguy, el único involucrado que aún no declaró o se negó a hacerlo, de ser excluido debido a presuntos problemas de salud.
El polémico ex líder comunitario está imputado de partícipe -primario o secundario, según quién lo acuse- de peculado; esto es, sustraer fondos públicos de su destino original para dirigirlos a un fin ilícito, que en este caso fueron los 400.000 dólares de la entonces Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) que el ex juez Juan José Galeano negoció y le pagó a Carlos Telleldín, el último poseedor conocido de la camioneta-bomba Trafic que voló la sede comunitaria judía, para que señalara, se presume que falsamente, a un grupo de policías bonaerenses.
El juez Ariel Lijo le endilgó una “participación psicológica”, consistente en el hecho que el magistrado se habría sentido respaldado para obrar ilegalmente al contar con la anuencia intencional del máximo referente de las víctimas.
Beraja fue acusado por la Fiscalía y todos los querellantes, excepto la AMIA y la DAIA, que no conciben que un dirigente judío pueda ser señalado por complicidad o encubrimiento de los asesinos de sus hermanos, a diferencia del concepto generalizado entre los familiares, que no dudan en apuntar contra él tras años de enfrentamientos.
La semana pasada, el ex dirigente se explayó a lo largo de casi cuatro horas, fundamentalmente acerca del contexto histórico y geopolítico que se vivía en 1994, sobre todo después del ataque terrorista contra la Embajada de Israel en la Argentina, dos años previo.
Respecto de la investigación del atentado a la AMIA, señaló numerosas evidencias de disputas y falta de articulación entre organismos de seguridad e inteligencia, políticos y judiciales, en especial la decisión de la Corte Suprema de permitir la salida de sospechosos iraníes que permanecían en el país, encabezados por el agregado cultural de su embajada, Mohsen Rabbani, o las causas contra éste y otros presuntos terroristas persas que llevaba a cabo el juez federal de Lomas de Zamora, Alberto Santa Marina, antes del ataque y sin que su entonces colega a cargo del mismo, Juan José Galeano, lo supiera porque había escuchas telefónicas en farsí sin traducir.
El ex líder comunitario citó dos veces al entonces canciller Guido Di Tella, cuya honestidad intelectual rescató: cuando admitió que el gobierno sabía de la responsabilidad de los iraníes, pero no tenía cómo evitar eventuales represalias, y cuando le dijo “tenés que calmarte porque si no, la próxima bomba te la van a poner a vos”.
“La Argentina había adoptado una política de apaciguamiento con Irán, luego hubo un período de enfrentamientos por las denuncias de (Néstor) Kirchner en la ONU y después (en el gobierno de su viuda, Cristina Fernández) volvieron a ella y fueron más allá con la firma del pacto” en 2013, resumió.
“En todos estos años, la Argentina nada hizo para evitar un tercer atentado, ni cumplió con el decreto que firmó Kirchner en 2005, en el cual reconoció la incapacidad del Estado para prevenir e investigar” el último ataque, denunció Beraja.
También aseguró que la AMIA fue “detonada” al menos cuatro veces: en el atentado, cuando el Tribunal Oral Federal N° 3 (TOF3) declaró la nulidad de parte de la investigación y sobreseyó a todos los acusados, con la firma del polémico Memorándum de Entendimiento con Irán y con la muerte del fiscal Alberto Nisman, cuya tarea ponderó pese a que lo involucró en este “juicio sustituto del de la verdad y la justicia”, que “por más operaciones de prensa que se hagan, no tapará el error histórico del pacto”, sentenció en el marco de su estrategia de adjudicar responsabilidad política del kirchnerismo a la denuncia en su contra.
“Los dirigentes de la AMIA y la DAIA cometimos errores a granel, pero con la mejor intención porque no éramos especialistas en el tema, y le agradezco a D’s que me haya dado vida para tener la oportunidad de rendir cuentas”, prosiguió el ex líder comunitario.
Imputación
Beraja se quejó de que lo “enganchan” en el delito de peculado, propio de los funcionarios públicos, por una versión sui generis de presunta “complicidad psíquica”, la cual sería “intangible” y solo sostenida en la declaración del “testigo estrella” Claudio Lifschitz, un ex prosecretario del juzgado de Galeano con quien habló una sola vez y que no presenció los hechos que denunció en dichos que deberían ser considerados nulos por autoincriminatorios porque previamente los habría consentido; todo lo cual le generaría dificultades a la hora de defenderse.
“Todo suena muy forzado y no puedo ser ajeno a cómo la política influye sobre los tribunales”, volvió a apuntar contra el oficialismo, antes de recordar que Kirchner lo acusó en 2004 de “un contubernio con (el ex presidente Carlos) Menem” y que en los últimos dos años “la cadena oficial fue utilizada” con ese mismo fin por la actual mandataria.
“Estoy en juicio por un producto elaborado en los laboratorios gubernamentales para poner en el banquillo a un ex presidente de la DAIA para atemperar los reclamos de justicia de la comunidad judía y su oposición al pacto con Irán”, denunció el imputado antes de recordar que “hace poco, dirigentes de la AMIA y la DAIA fueron acusados de vinculación con los ‘fondos buitres’ y de traición a la patria, lo cual fue rechazado por absurdo por el juez” Julián Ercolini.
“Esto muestra que la relación entre el poder y la comunidad judía está en los niveles más bajos históricos porque la DAIA no se rinde ante cualquier unicato o modelo que se quiera imponer por la fuerza”, sentenció.
“Me duele ser querellado por Memoria Activa porque tenemos una historia común, más allá de nuestros desencuentros: fui el único dirigente de peso que alentó la formación de esta agrupación de familiares, con simpatía, esperanza y respeto, como lo reconoció su impulsor, Marki Levy, en 1998”, se reivindicó Beraja.
Acto seguido se dedicó a responder las supuestas pruebas en su contra, expresó su preocupación por el uso político de la muerte de Nisman y el exilio del ex jerarca de la SIDE Antonio “Jaime” Stiuso y aseguró sentirse “burlado cuando dicen que quieren investigar el atentado después de haber ‘detonado’ la causa”.
“No renunciaré a reclamar justicia para el atentado a la AMIA ante cualquier gobierno”, concluyó el ex líder comunitario.