Itongadol/AJN.- Silvina Bernstein, quien fue secretaria de Presidencia de la Dirección Ejecutiva de AMIA en el momento del atentado, dialogó con la Agencia Judía de Noticias y recordó, como en todos los aniversarios, el difícil episodio que le tocó atravesar hace 21 años. “Cada vez que pasa el 18 de julio es para mí un nuevo cumpleaños”, comentó.
Silvina Bernstein sobrevivió a los 26 años de lo que fue hasta el momento el peor atentado terrorista de la historia argentina. Ella ocupaba el puesto de secretaria de Presidencia de dirección ejecutiva en la AMIA ese fatídico 18 de julio en que estalló la bomba contra el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina.
“Pensamos que con el tema de la Embajada nos golpearon, pero el atentado a la AMIA fue un golpe muy grande. La sociedad argentina misma se desmoronó, y la comunidad judía se cerró más”, expresó.
Bernstein se mudó a Israel en 2000, tiene dos hijos y desde 2004 trabaja como diseñadora de piezas decorativas de vidrio, que vende a través de su propia página web.
A pesar de haber pasado 21 años, remarcó que nunca olvidará el atentado, es una etapa que no puede borrar.
-¿En qué lugar de tu vida se encuentra este episodio tan difícil, que te tocó atravesar?
-No es fácil, ya son 21 años y yo digo que cada vez que pasa el 18 de julio es para mí un nuevo cumpleaños. Me pasan muchas cosas, fuera de que en Israel tengo mi vida, mis chicos que nacieron acá, mi esposo es argentino pero ya es israelí pues llegó muchos años antes que yo. Amistades y familia que me acompañan también acá en Israel, es como que esa etapa no la puedo borrar. No la puedo borrar, pero por otro lado me acompaña todos los días.
-¿Qué recordás de ese momento doloroso?
-Lo último, lo más figurativo, y a los 21 años lo puedo compartir, es mi recuerdo de cuando yo me paro después de un ruido muy fuerte, se escucha como que se desmorona algo, después de fuertes ruidos y golpes. El primero es el impacto grande y después un olor fuertísimo, acá dicen que era amonio, un olor horrible. Me costó dormir, ni hablar del tema de cómo sobreviví. Durante tres o cuatros meses fue muy duro. A lo que voy es que cuando yo veo que luego del segundo golpe hay un silencio terrible, comienzo a escuchar gritos, una mujer empieza a gritar por la hija.
-¿Ana Czyzewski?
-Ella estaba a los gritos: ‘mi hija, mi hija’. La oficina de Tamara Scher quedó a oscuras, Tamara no se podía mover de la silla, yo entro tocando los muebles, la levanto de la silla para moverla y sacarla por miedo a que pase algo más. La cuestión es que yo sola voy para adelante y veo que sale Simja Sneh con toda la espalda llena de pedazos de vidrio, ensangrentado, pobrecito y veo un agujero terrible en todo el frente, se veía el edificio de enfrente.
-¿A qué altura de donde vos estabas?
-Donde estaba la cocinita y la secretaría general, de ahí no avance más, veo que viene Simja Sneh y adelante donde estaba la escalera, toda esa zona no era nada, un agujero. La cuestión es que escucho gritar ‘un atentado’, ‘un atentado’ y ahí fue cuando todos nos juntamos en la zona del patio de atrás y ahí vemos que la gente de arriba, del segundo piso, empieza también a gritar unos a los otros. Esa fue la experiencia y la salida mía fue con los bomberos que llegan recién a las once de la mañana y yo salgo por la calle Uriburu, por una casa de al lado de Pasteur y veo todo: las ambulancias, los heridos. Esa es la experiencia mía de ese día. Llamo a mi casa y mi hermana me dice ‘estás viva, estás viva. Mamá y papá salieron desde Castelar hasta el Once porque no había nada del edificio’, no quedó nada. Me encontré con mis viejos en la calle, yo como zombie caminando por todos lados.
-¿Tiene un lugar en tu vida la falta de esclarecimiento, de justicia, el Memorándum, Irán, Nisman?
-No. Primero que nada yo soy una persona muy sensible, no políticamente hablando, una persona que no se conforma. Como dice mi marido: ‘cállate, no hables más, esto no te va a hacer bien’. Yo estoy en la vereda argentina, veo lo que está pasando. La verdad que a 20 años no creo que se llegue a un esclarecimiento, yo creo que con el tema de Nisman hubo un tercer atentado en la Argentina contra la comunidad judía y lo que más me preocupa sobre todo es el estado de antisemitismo que generado desde Europa pueda llegar también a la Argentina. Acá el tema del periodismo, la comunicación y en las jadashot (noticias) no llegan muchas cosas de la Argentina. El tema Nisman lo dieron tres semanas seguidas con algunas notas especiales.
-¿Qué le podés decir a quienes compartieron ese dolor, ese episodio, y a la comunidad judía argentina en general?
-Quiero decirles a los que sobrevivieron conmigo que vivimos un trauma, una etapa muy difícil. Hubo un antes y un después. Pensamos que con el tema de la Embajada nos golpearon, pero el atentado a la AMIA, fue un golpe muy grande. La sociedad argentina misma se desmoronó, y la comunidad judía se cerró, se cerró más. Ahora cuando yo cuento que, como está pasando en Europa, sobre todo en París, donde cada comunidad está colocando pilotes para proteger las entradas, yo digo la comunidad se está volviendo un gueto. Lo que hicieron con este atentado fue justamente que nos volvamos un gueto y yo estoy orgullosa de ver la comunidad judía, de ver, veo mucho a mis compañeros a través de Facebook, nos comunicamos, y nos escribimos y vemos que cada uno sigue su vida, que la vida continúa. A mí me preocupa cómo está hoy la Argentina, pero por otro lado veo una comunidad judía floreciente.