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Opinión. ¿Puede Hillary Clinton salvar las relaciones entre Israel y los demócratas?

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Itongadol/AJN.- No fue coincidencia, y probablemente una de las conversaciones telefónicas menos espontáneas y cuidadosamente coordinadas. Menos de dos semanas antes de que Hillary Clinton hiciera su gran anuncio de que participará de las elecciones presidenciales, Malcolm Hoenlin, de la Conferencia de Presidentes de Grandes Organizaciones Judías, llamó a la candidata para charlar y luego emitió una posición en la que resumía su postura: 

 
“La secretaria Clinton cree que necesitamos trabajar todos juntos para volver a la especial relación americana israelí de bases constructivas, para volver a las preocupaciones básicas e intereses que compartimos, incluyendo una solución de dos estados alcanzada a través de las negociaciones directas entre israelíes y palestinos. Debemos asegurarnos de que Israel nunca se convierta en un tema partidista”.
 
El subtexto sonó fuerte y claro bajo esas palabras cuidadosamente elegidas: Clinton se está posicionando como la posible salvadora de la relación entre Israel y Estados Unidos, cuyos lazos han sido maltratados por la química personal y envenenada del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente americano, Barack Obama, luego de sus choques por el acuerdo nuclear iraní.
 
Las palabras reflejan un distanciamiento cuidadoso pero definitivo de Obama sobre la política de Medio Oriente que Clinton ha estado abarcando todo el año antes de su anuncio. Esto es música para los oídos de los judíos americanos, quienes experimentaron una crisis de identidad cuando la confrontación entre Obama y Netanyahu por el discurso en el Congreso del líder israelí llevó a los demócratas a boicotear el evento. Mientras que no son fanáticos de Netanyahu, se sienten extremadamente intranquilos viviendo en un mundo en el que el presidente de Estados Unidos parece más ansioso por encontrarse con el presidente cubano Raúl Castro que con el primer ministro de Israel, y en el que la mejor esperanza de reparar la situación sería un ocupante republicano en la Casa Blanca.
 
Las críticas sutiles pero inconfundibles de Clinton hacia las políticas de la segunda administración de Obama y su promesa de algo mejor están diseñadas para incentivar el flujo del apoyo de los judíos demócratas – el billonario Haim Saban, quien ha criticado abiertamente a Obama sobre Irán, ha declarado que gastará “lo que sea necesario” para que Clinton sea electa.
 
En hacerlo, observa Sigal Samuel en The Forward, Clinton debe efectuar una danza política delicada. Por un lado debe prometer a los seguidores de Israel que sus políticas serán diferentes y que las cosas estarán mejor. Por otro lado debe mantener una medida de solidaridad con Obama y sus políticas. Después de todo, él es el presidente demócrata electo, ella fue su secretaria de Estado durante su primer término y él ha apoyado abiertamente su candidatura. 
 
De alguna manera, Clinton deberá “dar una nota lo suficientemente pro israelí sin parecer minimizar demasiado el acercamiento de Obama. Incluso mientras los dos están atados, Clinton necesita aumentar su imagen al diferenciarse de él – una tarea que requiere de una fineza política inmensa”.
 

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