Itongadol.- A los participantes de este especial programa de estudio, que se inició en 1992, se les brindan, además de la cursada de los tres últimos años del secundario, el alojamiento, tres comidas diarias, seguro médico, seminarios y actividades extracurriculares, y paseos en Israel. En los lugares en donde residen se le asignan familias adoptivas y se controla que tengan un permanente contacto con sus hogares.
La semana pasada, Naale (también llamado Elite Academy) del ministerio de Educación de Israel y la Agencia Judía llevó a cabo una reunión informativa para padres de los jóvenes que se inscribieron para participar del programa que proporciona educación judía y sionista a alumnos de tercer año de escuelas secundarias que desean terminar sus estudios en el Estado de Israel, obteniendo al finalizar el diploma de bachillerato israelí (Bagrut), con el que pueden acceder a todas las universidades del mundo.
A los participantes de este especial programa de estudio, que se inició en 1992, se les brindan, además de la cursada de los tres últimos años del secundario, el alojamiento, tres comidas diarias, seguro médico, seminarios y actividades extracurriculares, y paseos en Israel. En los lugares en donde residen se le asignan familias adoptivas y se controla que tengan un permanente contacto con sus hogares. Los estudiantes viajan con visa de estudiante y al finalizar el programa pueden decidir quedarse en Israel o regresar a sus países de origen.
La coordinadora de Naale para Argentina, Chile y Uruguay, Noelia Hauben, dijo, en diálogo con la Agencia Judía de Noticias: “Para poder ingresar al programa los jóvenes interesados deben aprobar un examen de inglés, matemáticas, hebreo y psicológico; el cual tiene un costo de 600 dólares, que será el único pago que harán en esos tres años".
Rocio Torres, egresada de este programa, contó su experiencia del 2008: “Llegué al kibutz Kfar Rupin, donde está el internado, situado cerca de la ciudad de Bet Sheam, y un micro nos llevaba a la escuela Geon Haiarden a la mañana en el kibutz Nevei Tam y nos traía de regreso cuando terminaba el dictado de la clases. De esa manera estudie los tres últimos años de la secundaria, especializándome en ciencias de la sociedad, que abarca psicología, sociología y diseño grafico. Tenía 16 años y al principio fue un poco difícil para mí, pues pasé de ser hija única a vivir con aproximadamente veinte chicos. Con el paso de los días hice amigos y empecé a entender un poco más de hebreo; yo llegue con cero hebreo y los primero seis meses tuve un curso muy intenso de ocho horas por día”.
Ella contó que en Kfar Rupin también tenían actividades con jóvenes de suedad nacidos en el kibutz, lo cual era una manera de ir integrándose a la sociedad israelí. "También trabajábamos en distintas áreas del kibutz, yo lo hice en los jardines, en el comedor y en el campo cosechando tomates y sandías", dijo.
Claudio y Mirna Petasny, un matrimonio de Bahía Blanca, son padres de tres hijos varones, dos de los cuales viven en Israel: Matías de 27 años, que vive en Efrat-Gush Etzion, está casado con una ecuatoriana y es padre de un hijo, hizo alía cuando tenía 18 años, y Sasha, de 20 años, que participó de Naalé hace unos años y ahora está cumpliendo su servicio militar. El tercero de sus hijos, Eial, está cursando tercer años de sus estudios secundarios en Bahía Blanca y se inscribió para participar Naalé.
Mirna dijo: “Sasha participó de un campamento y allí se inscribió para participar del programa Naale. Cuando nos lo contó no le preste mucha atención pero pasado un mes insistió y entonces nos informamos, participamos de reuniones y en el 2009 viajo a Israel, a Kfar Rupin, donde la gente que maneja a los chicos es realmente admirable, la manera en que los contienen, tenía todo un grupo de apoyo, tutores. Estamos muy contentos; se cumplieron todas las expectativas que teníamos pues todo lo que nos dijeron se cumplió y más. Es por eso que dejamos que el más chico, Eial, participe de Naale".
Por su parte, Claudio agregó: “Los padres adoptivos de Sasha se portaron bárbaramente, cuando viajamos a Israel siempre los visitamos”. Además agregó que: “La experiencia de que dos de mis hijos participen en Naale y que los tres vivan en Israel significa que la puerta está abierta y puede ser que también lo hagamos nosotros”.
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