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AMIA/IRAN.Fuerte crítica de Aguinis a la dirigencia judía por no exigir al gobierno que ponga frenó a la penetración iraní

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El escritor  Marcos Aguinis cargó duro contra la dirigencia de la comunidad judía argentino por no haberse “plantado” ante el Gobierno para que exija a Venezuela que “ponga límites” a la penetración de Irán en América Latina.
“Las instituciones judías tienen una indisimulable culpa por dejar que aumente la penetración iraní en América Latina”, afirmó Aguinis en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
En este sentido, el escritor sostuvo que la dirigencia comunitaria “no se ha plantado ante el Gobierno argentino para exigir que Venezuela -de cuyo régimen nuestro país quiere ser un espejo- ponga límites a esa penetración, dado que Irán fue autor de los atentados”.
“¿Cómo puede Argentina ser tan amistosa con un país que ha cortado con Israel y no condena a Irán por negar al Holocausto y armar a Hezbollah? ¿Cuáles fueron las duras expresiones de nuestras instituciones judías?”, se preguntó Aguinis en referencia al vínculo que la administración de Cristina Kirchner mantiene con el gobierno de Hugo Chávez.
Para el escritor, la actitud de las instituciones comunitarias “será juzgada severamente por la historia”.
En una columna de opinión publicada esta semana en el diario La Nación, Marcos Aguinis hizo referencia a una reunión secreta que el canciller argentino, Héctor Timerman, mantuvo en enero de 2011 en la ciudad siria de Aleppo con su par iraní.
En este artículo, el escritor señaló que “el moderador del oscuro encuentro fue el presidente Bashar al-Assad, sostenido por Irán y convertido ahora en el carnicero de Medio Oriente”.
Según contó Aguinis en la columna titulada “Una vergonzosa rendición argentina”, la reunión se mantuvo en “un silencio estricto”. “Como en una película de espías, Timerman se había desprendido sigilosamente de la comitiva presidencial que viajaba por la zona (por orden de Cristina, es obvio) y conversó en voz baja con esos personajes. Planearon la mejor forma de presentar una vergonzosa rendición argentina. Era preciso sacar del camino las piedras de los atentados para mejorar el comercio con Irán y asimilarse más aún a la política de Chávez”, sostuvo.
En su análisis, Aguinis hizo referencia a una nota publicada por el periodista Pepe Eliaschev titulada "El Gobierno negocia un pacto secreto con Irán para olvidar los atentados" y que hacía referencia a las negociaciones que el Gobierno argentina mantenía con Teherán por la causa AMIA.
“En julio de 2011, Irán salió de su mutismo y dijo querer ‘ayudar’ a la Argentina para encontrar a los ‘verdaderos’ culpables de los atentados. En su mensaje manifestó que ‘la búsqueda de la verdad sobre esa acción criminal se ha convertido en objeto de conjuras y juegos políticos’. Es decir, todo lo obrado por la justicia argentina es despreciable y responde a juegos políticos. Respecto de los ocho funcionarios iraníes cuya captura había pedido nuestro país, fundada en una aluvional carga de pruebas, afirmaba que ‘de acuerdo con las leyes de la República Islámica de Irán y el derecho internacional, el Ministerio de Relaciones Exteriores está obligado a impedir que los derechos de los súbditos iraníes sean violados, y a defenderlos contra acciones injustas y extremistas que infringen sus derechos fundamentales’", destacó Aguinis, en otro tramo de su columna de opinión.
Para el escritor, “los asesinos han triunfado” porque el Gobierno argentino prefirió “bajar la cabeza e ignorar las impúdicas jugadas de la diplomacia iraní”. “Basta con tener en cuenta la capacidad que han desarrollado sus funcionarios para simular corrección mientras avanzan con planes que se consideran de extremo peligro, para darse cuenta de que un diálogo con esa teocracia medieval no conducirá a esclarecimiento alguno y que la tan añorada justicia será cada vez más difícil de obtener”, advirtió.
Aguinis señaló que en las recientes conversaciones que inauguró Timerman con Irán “habrá idas y venidas, noticias irrelevantes, anuncios sin consecuencias, búsqueda de culpables imaginarios, pérdida de tiempo”. “Todo esto para que se olviden los atentados y se apaguen las llamas que arden sin cesar en el corazón de tantos familiares y amigos auténticos. El 18 de julio de 2013, cuando vuelva a efectuarse la evocación del atentado contra la AMIA, tendremos motivo para llorar como nunca”, concluyó.

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