Inicio NOTICIAS Hay una propuesta de paz para Oriente Medio. Por Henry Kissinger

Hay una propuesta de paz para Oriente Medio. Por Henry Kissinger

Por
0 Comentarios

El apoyo tácito del presidente Bush a que pudieran quedar algunos asentamientos israelíes en Cisjordania como parte de una resolución posterior y que los refugiados palestinos que quisieran retornar fueran instalados en el Estado palestino proyectado, y no en Israel, tuvo similar destino.

Otra de las razones de la reacción hostil es una desconfianza general hacia Sharon fundada en su prolongada defensa de extender los asentamientos judíos y su dura interpretación de las demandas de seguridad israelíes.

Sin embargo, haciendo explícito lo que ha sido un tema implícito de la política estadounidense durante décadas, se ha creado una oportunidad significativa. Hasta ahora, el proceso de paz estuvo trabado por la negativa a enfrentar la realidad fundamental de que ningún asentamiento volverá a las líneas de 1967, que nunca fueron una frontera internacional, sino las posiciones de cese el fuego al término de la guerra de 1948-49. La Resolución 242 de la ONU, de 1967, hablaba de una devolución de territorios ocupados, no de «los» territorios ocupados. Si bien los voceros árabes nunca aceptaron esa interpretación, la política estadounidense reconoció la necesidad de ajustes en las líneas de cese el fuego.

El presidente Bush eliminó toda ambigüedad al respecto; pero no sólo aceptó un cambio en la línea divisoria; también limitó el alcance del cambio.

Los bloques de asentamiento aceptados por la política estadounidense son los discutidos por las partes en Camp David en 2000, referidos a un 5% del territorio de Cisjordania dentro del marco de que Israel ceda al Estado palestino proyectado una cantidad comparable de su territorio actual. Aducir que, definiendo los parámetros de lo posible, Estados Unidos sabotea las negociaciones es poner los eslóganes por encima de lo esencial. Un acuerdo duradero sólo se dará si cada parte reconoce las necesidades mínimas de la otra: seguridad para Israel, dignidad para el lado árabe.

Volver a las fronteras de 1967 y abandonar todos los asentamientos demandaría una renuncia tan grande a las convicciones fundamentales como sacudir la base psicológica del estado judío hasta sus cimientos. En el esfuerzo por liberar el proceso negociador de sus anteojeras, la política estadounidense también intentó quebrar la impasse relacionada con el derecho de retorno de los refugiados palestinos. Ningún líder palestino ha estado —ni tiene posibilidades de estar— formalmente en posición de renunciar a un retorno de palestinos a territorio que ellos consideran su patria.

Ningún líder israelí lo desea en lo más mínimo ya que un retorno de palestinos de la Diáspora sería equivalente a la destrucción del Estado judío. La propuesta estadounidense intentó zanjar esa brecha; Sharon abandonó la demanda formal israelí de renuncia al derecho de retorno de los palestinos a cambio de una promesa estadounidense de usar su influencia para limitar el retorno de refugiados.

Al establecer el fin de las ilusiones respecto de lo sustancial, Estados Unidos permite a la vez reconsiderar el papel del primer ministro israelí en el proceso de paz. Sharon tiene setenta y cinco años. No puede ignorar la hostilidad, no solamente de los países musulmanes, sino de la opinión pública europea y otras. Si Israel continúa ocupando Cisjordania, aunque permita una serie de enclaves árabes, se verá abrumado por las tendencias demográficas. En un tiempo calculable, los palestinos serían una mayoría en Israel y transformarían el estado israelí mediante un proceso electoral.

Quizá Sharon considere que su último servicio al país que ayudó a configurar y que ha defendido con tanta abnegación y ferocidad, sea un asentamiento que, por doloroso que sea, preserva la esencia de la seguridad de Israel y evita su aislamiento total. Para poner en práctica el espíritu de los acuerdos con el presidente Bush es necesario mantener una larga relación con Estados Unidos, y él lo sabe. Es lo que explica que Sharon se haya arriesgado a una división en su partido gobernante.

Obviamente, la política estadounidense en Medio Oriente no puede basarse en la especulación sobre los motivos de un líder aliado. La diplomacia estadounidense deberá seguir los principios a los que se comprometió el propio Sharon en Washington, aunque esta interpretación de sus motivos resulte errada o la política interna israelí le impida implementarlos.

La opinión pública —sobre todo fuera de Estados Unidos— juzga duramente las fuertes medidas por las cuales Israel trata de protegerse contra los ataques suicidas. Pero muestra muy escasa comprensión hacia el profundo anhelo de paz de los israelíes que han vivido sin ser reconocidos por sus vecinos árabes durante la mayor parte de su historia y que leen en publicaciones árabes y ven en la televisión árabe exhortaciones vehementes a destruir Israel.

El retiro israelí de Gaza planteará el problema central; si es posible establecer una entidad palestina productiva, progresista y pacífica no dominada por una potencia extranjera en el vacío dejado por la retirada israelí. Dicha medida, más que cualquier fórmula de negociación, devolvería a la región las oportunidades de una convivencia pacífica.

La diplomacia estadounidense, por ende, tiene tres tareas: poner en práctica la posición negociadora subrayada por el presidente; incorporar a los aliados europeos para que contribuyan a promover dicha salida en el mundo árabe; e inducir a un grupo de estados árabes moderados a asumir alguna responsabilidad por las negociaciones. Se acerca el momento de un esfuerzo importante en cuanto a la paz en Oriente Medio. Los cimientos deben echarse ahora. Pero el verdadero obstáculo es la esencia, no el proceso. Y los hechos recientes han ofrecido una oportunidad única de realizar un avance conceptual bajo el liderazgo estadounidense.

Copyright Tribune Media Service International y Clarín, 2004. Traducción de Cristina Sardoy.

También te puede interesar

Este sitio utiliza cookies para mejorar la experiencia de usuario. Aceptar Ver más