El primer ministro Benjamín Netanyahu anunció ayer, domingo, durante la reunión de gabinete semanal que “cuando la barrera de seguridad a lo largo del límite con Egipto esté terminada, una se construirá a lo largo de la frontera con Jordania”, en el marco de una política de “buenas cercas hacen buenos vecinos”.
La primera se extiende por 240 kilómetros y está programado que se complete antes de fin de año, a un costo de 360 millones de dólares, para evitar que infiltrados, traficantes y terroristas crucen libremente a territorio israelí, como aquellos que asesinaron a ocho personas en varios ataques al noroeste de Eilat, hace varios meses.
Israel está preocupado de que este cierre anime más infiltraciones desde Jordania, adonde puede llegarse por el Sur, a través de Egipto.
“Definiría a la frontera por estos días como una de tensa paz”, ya que “siempre hemos sabido que elementos radicales islamistas se estaban infiltrando en el Sinaí”, admitió un experto antiterrorista de la zona de Eilat.
“La valla es una herramienta importante que nos permitirá controlar los sucesos en la frontera con mayor eficacia”, explicó el funcionario, quien agregó que el Ejército deberá desplegar tropas a lo largo de la frontera para asegurarse de que la cerca no se vuelva porosa.
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