El presidente de la AMIA, Guillermo Borger, solicitó de manera sorpresiva una licencia de sesenta días en momentos que la comunidad judía argentina enfrenta una fuerte incertidumbre por la falta de definición de la futura conducción de la institución comunitaria.
El pedido de Borger será analizado en la próxima reunión de la comisión directiva de la AMIA que se realizará el próximo jueves, pero en principio sería reemplazado por el vicepresidente segundo José Scaliter, dirigente de la agrupación Amia es de todos.
“Mi vida privada, familiar y comercial ha llegado al momento que debo tomarme algún paréntesis para justamente reactivar a mi vida habitual y normal”, afirmó Borger, en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias, para argumentar su pedido de licencia.
La gestión del actual titular de la institución comunitaria tendría que haber terminado el pasado 31 de mayo, pero la falta de acuerdo de los distintos factores de la comunidad judía argentina obligó a convocar a una nueva asamblea electora para el 7 de noviembre cuando volverá discutirse la posibilidad de formar un nuevo gobierno.
Para esa fecha, si Borger no solicita una renovación de su licencia que vencerá el próximo 30 de octubre presidirá el RAT, que buscará cerrar una situación inédita de falta de acuerdo político en la comunidad judía.
Scaliter reemplazará a Borger en forma provisoria porque luego estará asumiendo la presidencia Angel Barman, vicepresidente primero y también candidato del Bloque Unido Religioso (BUR) para encabezar la próxima gestión.
Se le preguntó a Borger si esta instancia puede interpretarse como un período de transición en la conducción de la AMIA. “No. No estamos formalizando una transición porque no hay transición mientras no se resuelvan las nuevas autoridades”, respondió el dirigente.
Al evaluar su gestión, Borger consideró que “se cumplió correctamente”. “Gracias a mi formación de judío observante pude ver la sensibilidad con la que la gente quería que se la viera, con sus necesidades en educación, en lo que tiene que ver con el cementerio y las actividades culturales”.
“Por supuesto que es mejorable y hubo cuestiones criticables y seguramente hay errores que hemos cometido. Pero lo hicimos todo de corazón y, como se dice, con la camiseta de la AMIA puesta, así lo percibo y así fueron los logros”, agregó el dirigente.
Borger destacó que “la AMIA queda absolutamente sólida económicamente”, pero también resaltó la mejora que experimentó en la parte organizativa. “Hemos llegado a los sectores más vulnerables de la sociedad, incluso en las áreas más delicadas, expandidas y abiertas de la comunidad. Por ejemplo en la red de educación se fue mejorando y fortificando sensiblemente”, subrayó.
En cuanto a la falta de definición de las elecciones, Borger expresó su dolor por esta incertidumbre que existe en la comunidad. “Todas estas situaciones y estrategias políticas debilitan de alguna manera lo que es la gestión diaria porque hay mucha gente ocupada en los análisis políticos y a veces se deja un poquito más de lado la gestión, lo cual desde lo personal considero que la escala de valores es al revés, debemos continuar gestionando más allá de la política”, enfatizó.
No obstante, el titular de la AMIA consideró que “el proceso eleccionario se va a definir en cualquier momento”, aunque advirtió que “todo esto que se fue exteriorizando de la comunidad judía (por las elecciones) no le hace bien”.
Respecto de los prejuicios que tuvo que enfrentar al asumir el cargo por ser ortodoxo, Borger resaltó que “esta es una conducción judía sensible con todos los contenidos judíos”.
“Sin lugar a duda, la AMIA siempre debe tener esa visión como comunidad judía, como comunidad judía abierta a la sociedad, desde los contenidos judíos, siendo ejemplo y solidaria con toda la sociedad”, agregó.
Incluso, Borger resaltó que “la AMIA es la comunidad judía de todos” y consideró que para que “el judaísmo tenga continuidad debe estar conducido por personas sensibles y por judíos íntegros que sean sensibles a la continuidad del emshej judío”.
Por eso, el presidente de la AMIA sostuvo que la conducción de la institución comunitaria debe continuar en manos de los ortodoxos. “Hay mucha gente que se siente judío y percibe determinadamente el judaísmo. El judaísmo hay que conocerlo, hay que estudiarlo y es la única forma de poder conducir una comunidad”, argumentó.
Borger justificó su apoyo a una continuidad de la ortodoxia al frente de la AMIA al afirmar que “la observancia le da mayor amplitud, mayor cantidad de conocimiento”. “Se supone que quien es observante para llegar a determinado grado se ha compenetrado en lo que es el judaísmo en todas sus facetas. Se supone que la persona observante es más conocedora de cómo se conforma el judaísmo”, puntualizó.
Consultado sobre las características que deberá tener el próximo presidente de la AMIA, respondió que debe mostrar “un conocimiento de lo que es el judaísmo que empieza hace miles de años, y conocimiento de cómo se debe ser un buen judío, con ir a una charla de judaísmo no alcanza”.
“Al judaísmo hay que conocerlo, profundizarlo y estudiarlo y volcarlo en consecuencia para todo lo que es la sensibilidad del ser humano. Se debe incluir a todo el mundo, no debe haber discriminación. Quien va a dirigir la AMIA debe ser judío para que de esa manera pueda hacer lo que la AMIA debe hacer: ayudar a los seres humanos”, agregó.
Siempre en diálogo con esta agencia, Borger afirmó que en estos más de tres años de gestión aprendió a “querer a la comunidad”. “Creo que la AMIA es una institución muy poderosa y muy fuerte, muy poderosa en cuanto a contenidos, llegando a lo humano en todos los órdenes sociales desde su nacimiento hasta que se va de este mundo”, destacó.
En cuanto a la relación con el Gobierno, Borger consideró que la AMIA debe “articular el trabajo” con el poder político, pero advirtió que “se debe estar alerta para no depender” del Estado.
Consultado sobre la relación con Mauricio Macri, respondió que es “el jefe de Gobierno de la ciudad, con la mejor sensibilidad”.
Respecto de la controversia generada por el testimonio de Sergio Burstein, miembro de la agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas del atentado a la AMIA, en el acto realizado con motivo del 17 aniversario del ataque terrorista, Borger consideró que fue “un discurso muy politizado que entendemos que no era el momento ni el lugar para expresarlo”.
No obstante, el dirigente aclaró que “nunca en estos 17 años existió la censura previa” ni se controlaron los discursos que se pronunciaron en los actos de conmemoración de las víctimas del atentado.
“Los familiares hablaron desde su propia boca y desde su responsabilidad por el contenido. La AMIA solo es responsable de lo expresado por el presidente de la AMIA”, subrayó, por último, Borger.
VER ENTREVISTA COMPLETA CLIC AQUI