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“Un encuentro sobrecogedor con la crueldad de la culpa humana”
Benedicto XVI confesó la conmoción que todavía le provoca la visita que realizó el 11 de mayo con motivo de su primera visita a Tierra Santa como Papa. Al hacer un balance de los grandes acontecimientos del año 2009, el pontífice quiso subrayar su cercanía con el pueblo de Israel, víctima de la barbarie nazi, en especial cuando los judíos no vieron, con buenos ojos, el anuncio del reconocimiento de las virtudes heroicas de Pío XII. "La visita a Yad Vashem supuso un encuentro sobrecogedor con la crueldad de la culpa humana, con el odio de una ideología ciega que, sin justificación alguna, entregó a millones de personas humanas a la muerte y que, de este modo, en último término, quiso expulsar del mundo incluso a D-os, el D-os de Abraham, de Isaac y de Jacob, y el D-os de Jesús", explicó en Santo Padre a los miembros de la Curia Romana. En el lugar que conserva urnas con las cenizas de algunas de las víctimas de la Shoa, el Santo Padre escuchó las escalofriantes narraciones de seis supervivientes del Holocausto. Asimismo en la histórica visita exigió que nunca se niegue ni olvide el grito de los millones de víctimas. "Es en primer lugar un monumento conmemorativo contra el odio, un llamamiento apremiante a la purificación y al perdón, al amor", reconoció el pontífice a sus colaboradores.
En su discurso el Papa promovió también "la convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes", "el respeto de la religión del otro", y la "colaboración en la común responsabilidad ante Dios".