La mujer, que trabajaba para Katsav, dio su versión como parte de una petición que presentó ante la Suprema Corte, junto con grupos de derechos civiles y femeninos, contra un acuerdo bajo el cual Katsav no tendría que ir a la cárcel.
Aunque el fiscal general Mordechai Mazuz desechó el cargo de violación, citando contradicciones en los testimonios, la Suprema Corte podría considerar sus alegatos al decidir sobre las peticiones.
La mujer, identificada sólo como «A,» dijo que Katsav la tomó por detrás y demandó tener sexo con ella cuando ingresó a su oficina para devolver un libro.
«La soltó un segundo y, asustada, se sentó en una silla cercana,» cita el documento del tribunal.
Según el relato, Katsav arrastró a «A» de la silla y la violó.
«A» dijo que permaneció alejada de su trabajo como administradora de la oficina de Katsav durante tres días luego del abuso, pero decidió que no tenía más opción que regresar ante la insistencia de él.
«‘A’ se sentía completamente paralizada y temía por su vida debido a las advertencias de él para que no le cuente a nadie,» dijo el documento, dando un peso legal formal a una descripción vívida que ella dio la semana pasada acerca del supuesto incidente en una aparición televisada .
En enero Mazuz manifestó que tenía la intención de acusar a Katsav de violación y otros abusos sexuales contra ex empleadas.
Pero la semana pasada dijo que no incluiría los alegatos de violación en una acusación revisada, presentada bajo el acuerdo de culpabilidad. Esto enfureció a organizaciones de derechos femeninos y desató una protesta de unos 20.000 manifestantes en Tel Aviv.
El caso ha provocado emociones poderosas en un país en donde desde hace tiempo los grupos de mujeres se quejan de que las autoridades se encogen de hombros ante el acoso sexual en lugares de trabajo.
Como parte del acuerdo que Katsav firmó, admitió una serie de actos contra una mujer que trabajó para él, y acosar sexualmente a otra empleada.
Katsav renunció el viernes pasado, dos semanas antes del fin de su mandato.