Dos días después de que entrara en vigor el alto el fuego entre Israel y la milicia chií Hizbulá, y de que la atención pasara del campo de batalla a la actuación de los dirigentes políticos, la opinión pública israelí empieza a hacerse preguntas y pasa factura al Gobierno.
Como cabezas visibles del Ejecutivo durante el conflicto, tanto el primer ministro, Ehud Olmert, como el titular de Defensa y líder laborista, Amir Peretz, han sido los grandes perjudicados.
Así, dos encuestas, publicadas hoy por los dos diarios israelíes populares más importantes, muestran el bajo apoyo que les otorga la ciudadanía a día de hoy, en comparación con las primeras semanas de la guerra, que empezó el pasado 12 de julio, con la muerte de tres soldados israelíes y el secuestro de otros dos por milicianos de Hizbulá.
Un sondeo publicado por el diario ‘Yediot Ajaronot’ revela que el apoyo al primer ministro israelí bajó del 78 al 40 por ciento, mientras que el de Peretz se redujo del 61 al 28 por ciento.
El segundo estudio, elaborado por el Instituto de Investigación Dahaf para el diario ‘Maariv’, muestra que un 57 por ciento de los entrevistados exige la dimisión de Peretz como titular de Defensa.
Otro de los salpicados tras el conflicto, y no precisamente por su actuación, ha sido el jefe de las Fuerzas Armadas, teniente general Dan Halutz, después de que la prensa israelí informara de que vendió acciones -por valor de más de 30.000 dólares-, después de la captura de los dos soldados israelíes.
El propio Halutz alega que, cuando dio esa orden al banco, ‘no sabía que iba a estallar la guerra’.
Este hecho ha levantado un gran revuelo, aunque el general se haya presentado como víctima de una información malintencionada y cuente con el apoyo de figuras como Peretz.
Halutz ha comparecido hoy ante la Comisión parlamentaria de Exteriores y Defensa, en la que ha reconocido que cuando el Ejecutivo decidió extender la operación terrestre para llegar hasta el río Litani, a unos 30 kilómetros de la frontera, ignoraba que el conflicto iba a llegar a su fin en apenas 48 horas.
‘Cuando comenzamos la operación…sabíamos que el proceso diplomático iba a iniciarse, pero no que debíamos parar a las 48 horas’, respondió Halutz ante la pregunta de un diputado que quiso saber porqué se lanzó la ofensiva cuando se tenía constancia de la existencia del borrador franco-estadounidense de resolución.
Este documento, previo a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el pasado sábado, hacía suponer en medios políticos la inminencia de un alto el fuego.
Halutz también explicó que el Ejército sabía que Hizbulá tenía miles de cohetes y misiles pero ‘no pudimos prever que fuera a lanzar 4.000 contra Israel’.
Uno de los sondeos difundidos hoy muestra que el 69 por ciento de los israelíes exige que se abra una investigación sobre la actuación del Gobierno durante la guerra.
Parte del descontento general de la población y los distintos puntos que deberá analizar una futura comisión, aparecen mencionados hoy en un artículo que publica el diario ‘Haaretz’, titulado ‘Cómo nos han dejado fuera de combate’.
El artículo cita, por ejemplo, fallos en la previsión de los servicios de inteligencia del Ejército israelí y de las máximas autoridades políticas, que aparentemente siguieron a pies juntillas las recomendaciones de los altos mandos, pensando que en pocos días se podría derrotar a Hizbulá.
También cuenta ‘cómo el Ejército entró en la guerra sin formular planes operacionales alternativos’, o los fallos en las estimaciones de los servicios de inteligencia de la Marina, que no fueron capaces de descubrir que Hizbulá poseía misiles iraníes tierra-mar.
El rotativo hace hincapié, entre otras cosas, en la falta de previsión de la Comandancia de la Retaguardia, encargada de asistir a la población en situación de guerra, que se limitó a anunciar en los medios a los residentes del norte que debían guarecerse en los refugios, muchos de los cuales no estaban preparados.
Muchos se preguntan cómo fue posible que algunas unidades en el Líbano se vieran obligadas a combatir más de 24 horas sin víveres, o que numerosos reservistas no contaran con el equipamiento necesario, cuando el Estado destina 11.000 millones de dólares anualmente a los presupuestos relacionados con la D