Itongadol.- En una etapa crítica como la adolescencia, resulta fundamental para los jóvenes hallar un grupo de pertenencia. El programa “Sumate” de Mi Refugio permite a adolescentes de nuestra comunidad y a sus familias participar de sus diversas propuestas.
“Poca gente tiene la oportunidad de venir a un country que te ofrece todo lo que te da Mi Refugio. Mis amigas de Capital muchas veces no tienen tantas alternativas los fines de semana, y por otra parte yo jugué al hockey en otros lugares y puedo decir que es muy distinto. Acá somos una familia, de verdad, no podes caminar sin saludar, pocos lugares te dan lo que te da este country, que en mi caso fue mi grupo de amigas de toda la vida, mi novio, y el hockey, entre muchas otras cosas”. Así describe Sol, de 22 años, lo que significa para ella su experiencia en Mi Refugio, que en la actualidad puede ser también experimentada de forma gratuita por otros jóvenes de nuestra comunidad, gracias al programa “Sumate” que este country lanzó para familias que asistan a escuelas, templos, centros culturales, o clubes afiliados a la DAIA, con el objetivo de sostener y afianzar su identidad judía.
Si bien Sol llegó a Mi Refugio cuando tenía solo un año y medio, la incorporación de nuevos jóvenes es algo habitual en Mi Refugio. Según Natalia Kusminsky, directora del Departamento de Juventud, la experiencia de esta institución en la absorción de jóvenes recién llegados “es super-positiva, ya que la integración suele fluir muy naturalmente, en parte porque ya están muy trabajadas este tipo de incorporaciones, y en parte porque también está trabajado el tema de la inclusión desde múltiples perspectivas, con lo cual los chicos suelen hacer participes a los nuevos”.
Sol cuenta incluso que no se imagina su vida sin el country, y que proyecta continuar yendo en los próximos años, para seguir jugando hockey, -disciplina de la que también es profesora con las niñas del country-, pero sobre todo para continuar compartiendo los “tercer tiempos” con sus compañeras de juego, los encuentros con sus amigas y los almuerzos familiares. Su historia es muy parecida a la de su hermana menor Julieta, de 19 años, ya que ella también encontró en el hockey una de sus actividades preferidas, a la que le suma los “tercer tiempos”, los asados de los sábados por la noche con su grupo de amigos, y oportunamente la escuela de Madrijim, una de las propuestas de excelencia de Mi Refugio, que al igual que Sol cursó cuando era adolescente.
En rigor, esta institución cuenta con una amplia gama de actividades para chicos de todas las edades, ya que desde los 15 meses existen grupos para los que se planifican diversas propuestas durante todo el fin de semana. Pero en el caso del deporte, se destaca en hockey para las mujeres, fútbol para los varones y tenis para todos. Por caso, Ignacio, de 19 años, proyecta continuar jugando a fútbol en el equipo con el que Mi Refugio compite en los torneos de Faccma, aunque sus ganas de concurrir al country van mucho más allá de esta actividad. “De chico jugaba al tenis, pero desde hace varios años juego al fútbol los domingos, aunque llego los sábados por la tarde ya que suelo cenar con amigos. Y hasta el año pasado también era madrij, ya que cursé la escuela de madrijim”. En este sentido, agrega que “siento que mis madrijim me ayudaron mucho en mi crecimiento, y todo mi grupo de amigos es de aquí, a quienes veo también en la semana, por eso prácticamente vivo en Mi Refugio, donde además forme pareja. Así que mi idea es seguir viniendo al country por mucho tiempo, continuar jugando fútbol acá y seguir pasando todos estos buenos momentos”. Uno de sus hermanos menores, Gonzalo, de 16 años, está más enfocado en el curso de madrijim que actualmente cursa. Según cuenta, suele llegar los viernes para comenzar este curso, para al día siguiente volver a juntarse con su grupo de amistades, con quienes suele ir por las noches a cenar a un shopping cercano al country. En este sentido, resalta especialmente que “aquí están mis amigos, con quienes estoy en contacto toda la semana”, además del vínculo con sus madrijim “que son muy buenos, realmente los queremos, nos ayudan en nuestra formación, y fueron importantes para unir un grupo muy grande, ya que éramos cuarenta chicos y al principio, debido a esta cantidad, estábamos dispersos, pero los madrijim trabajaron muy bien en unirnos”.
Sea fútbol, hockey, tenis o escuela de madrijim, a Sol, Julieta, Ignacio, y Gastón los une la satisfacción por haber encontrado un espacio diferente para reunirse con sus familias, madrijim que los guiaron en su formación, un grupo de pertenencia, y en algunos casos hasta sus parejas. Por eso, todos coinciden en agradecer a sus padres, por haberlos hecho ser parte de Mi Refugio.
Quienes deseen tener mayor información sobre las actividades familiares y que sus hijos pueden realizar en Mi Refugio, así como de todos los aspectos del programa “Sumate”, pueden comunicarse al 4295-8550 Int. 2 o bien enviar un mail a [email protected]