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“EsKuche”: Entrevista a Osvaldo Manzanelli, director del Coro Polifónico Nacional de Ciegos

Por Iton Gadol
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Itongadol.- Sergio Kuchevasky, “Kuche” para los amigos, inauguró en las redes sociales “EsKuche”, un espacio con entrevistas, vivencias y conocimiento sobre música clásica. La iniciativa comenzó en homenaje a su papá, David, que trabajó toda su vida en el Teatro Colón y le transmitió el amor por la ópera. En esta ocasión, Kuche entrevistó a Osvaldo Manzanelli, director del Coro Polifónico Nacional de Ciegos.

Sergio Kuche:
Qué alegría que te puedas hacer un tiempito para que hablemos, y más en este momento tan particular. Estuve leyendo tu historia, que es alucinante. Todo lo que fuiste haciendo, Osvaldo. Sos ni más ni menos que el director del Coro Polifónico Nacional de Ciegos, que realizó numerosas presentaciones a cappella y sinfónicas, encuentros corales en Salta, Chaco, Chubut, Santa Fe.
Decime Osvaldo, hace un montón de años que estás dirigiendo el coro, ¿no?, ¿hace cuántos años estás al frente de este coro?

Osvaldo Manzanelli:
¡El año pasado cumplí 30 años! Estoy metiendo los récords (Risas)

Sergio Kuche:
¡Qué espectacular!
Es una historia increíble, pero va a ser mucho mejor que vos la cuentes, este enorme trabajo profesional que realizás y también, obviamente, humano, ¿no? No podemos dejar de lado esta parte tan fuerte que debe movilizar. Porque estuve leyendo sobre vos y tu tarea y me di cuenta que te ocupás de muchísimas cosas que muchos de nuestros directores no se tienen que ocupar, ¿no? Contanos por favor de qué se trata, te ocupás del espacio dónde se canta, el lugar, cómo se canta, manejar el coro…

Osvaldo Manzanelli:
Voy a empezar un poco involucrándome en mi vida misma, para que tenga más sentido esta charla. Estoy muy agradecido de las oportunidades que se me han ido presentando. En principio, cuando era muy jovencito, yo venía de una formación académica pianística en el Conservatorio Provincial de Morón, porque yo soy del Oeste, y una persona, algo así como un ángel pondríamos decir, me hizo conocer un primer acorde de un coro cantando. Y yo, inmediatamente pensé ‘quiero esto para mi vida’. Era un coro fuertísimo, de convicción absoluta, de vocación, y cuando yo lo conocí, fue como un llamado de la naturaleza. Y empecé, con la fuerza del deseo para progresar y saber más de ese mundo fascinante que se me presentaba. Fui creciendo en esto y, al poco tiempo, ya estaba ayudando al director, al poco tiempo, había ingresado al Coro Polifónico Nacional y en el año 79, estaba dentro de la Secretaría de Cultura de la Nación. Son muchos años ya.

Sergio Kuche:
¿Y cómo fueron esos inicios dentro del coro, los trabajos iniciales, hasta llegar a hoy, después de casi 30 años?

Osvaldo Manzanelli:
Cuando en el año ‘91 se me presentó otra oportunidad, que era conocer al Coro Polifónico Nacional de Ciegos, un coro que yo no sabía ni siquiera que existía. Lo fui a escuchar en la Catedral metropolitana, ellos cantaban allí en una misa. Allá lejos estaba el coro y yo estaba sentadito escuchando y volví a sentir ‘yo quiero esto para mi vida’; claramente esto significaba un desafío muy grande, porque
tenía que presentarme a un concurso y ver si tenía suerte. Nunca había tratado con ciegos, no sabía cómo era la dirección para los ciegos, pero yo quería hacer eso, porque además sentí que había un compromiso de servicio humano y de aprendizaje en ese sentido. Y me presenté al concurso y ahí, retomando la pregunta, me encontré con un mundo fascinante y de aprendizaje, me encontré también con una agenda de conciertos, de compromisos que tenía que cumplir y sin saber cómo hacer, de un repertorio que yo no había elegido aún; yo sentía que era algo muy largo y tenía mucha incertidumbre y dudas, pero con el tiempo lo fui haciendo y salió. En esto cabe destacar que el coro, además, ensaya todos los días, es una máquina hermosa, un coro hermoso de posibilidades infinitas, de un espectro de búsqueda enorme. Mi tarea fue la búsqueda de la comunicación, y eso se fue plasmando y se fue completando ensayo tras ensayo, se fue afianzando, se fue afirmando, y es el día de hoy que sigo buscando cosas para que la marca sonora, la pauta sonora que hago de acuerdo con el coro en una consigna de comienzo o de final, que no se note, que sea prácticamente un secreto entre el coro y el director, y que no trascienda para que no se afecte la música.

Sergio Kuche:
Osvaldo, tengo un montón de preguntas para hacerte, no sé si nos va a alcanzar el tiempo hoy, si seguimos hasta el domingo.
Hay una foto que me emociona, vos sabés que acá somos unos enfermos amantes de la ópera, de la lírica, de la clásica, del teatro, del Colón, de los coros (Risas). Esta foto del coro muestra como usan la lectura por braille, o sea, es increíble la complejidad de lo que vos hacés, además estás enseñando la música, o sea, enseñaste y enseñás a través de braille, ¿no?

Osvaldo Manzanelli:
El sistema de lecto-escritura del coro es el sistema de braille. En el coro se dividen dos grandes secciones como institución, como organismo. Una es la cara visible, que es el coro, que es la que muestra y sirve a los públicos como misión que tenemos como organismo nacional. Porque somos patrimonio de todos los argentinos y nos brindamos al público. Y la otra parte es la copia, la copistería, que son los que transcriben al braille, la partitura que ellos deciden incorporar al repertorio. Entonces, cuando toda esa producción al braille para cada uno de los cantantes está lista, se baja al coro, se estudia. El braille es un sistema muy lento porque con la yema de mi dedo yo puedo decodificar tan solo un valor, como una corchea o una redonda, y una sílaba, si la música es silábica. A esa velocidad de reconocimiento con la yema de mi dedo voy armando una obra que puede ser de pronto un sinfónico coral, que hemos cantado muchas cosas con el Sinfónica Nacional, de gran composición y nos encanta eso, o un maridal, o una obra popular argentina. Bueno, así es nuestro trabajo. Es muy artesanal, muy lento, pero muy seguro, a su vez. Por eso nosotros ensayamos todos los días, porque siempre algo estamos aprendiendo, siempre algo hay que sostener y siempre algo hay que proyectar.

Sergio Kuche:
Debe ser un grupo unido. ¿Cuántos son los que están actualmente en el coro?

Osvaldo Manzanelii:
En el coro en este momento somos alrededor de 45 integrantes y este año tenemos la oportunidad de que han ingresado pasantes que son aquellos que están tratando de subirse a nuestras filas, porque al coro se ingresa por concurso. Entonces cuando haya una formalidad de concurso, hay la posibilidad desde la administración pública y se presentaran, mientras tanto se preparan en nuestros ensayos.

Sergio Kuche:
¿Son 45 en total con los que transcriben también o son 45 los intérpretes?

Osvaldo Manzanelli:
Los cantantes somos 45, más los de copia que son alrededor de 15 o 16 copistas.

Sergio Kuche:
Si me permitís Osvaldo, hay algo que decís vos en alguno de los reportajes que me pareció hermoso «Es muy gratificante compartir con el Coro Polifónico Nacional de Ciegos un viaje, una estadía, escenarios, ver mundos distintos porque de esa manera se igualan las oportunidades. Llegamos a lugares donde se desconoce al Coro Polifónico Nacional de Ciegos, que es un organismo estable y que es patrimonio de todos los argentinos». Es de lo más hermoso que he leído.
Osvaldo contame por favor la parte más gratificante de tu carrera y también obviamente las dificultades que has tenido, que por lo que contaste ya, no es nada fácil.

Osvaldo Manzanelli:
Yo digo siempre y no me canso de repetirlo, porque estoy convencido de que es así, al ser un coro nacional, hay cinco coros nacionales, nosotros somos uno de ellos, hay una misión, no una responsabilidad porque suena como algo que pesa, hay una misión que debemos llevar a cabo, una doble misión, porque es un coro que se debe hacer conocer por el trabajo que hacemos, pero también porque es un emblema tácito de superación cada vez que nos presentamos en un escenario, es conmovedor ver al coro presentarse en un escenario y ver que es un ritmo, son músicos, que hay excelencia musical, que hay alegría, que hay comunicación y además es el único coro profesional de ciegos en el mundo, eso lo digo con orgullo también y el objetivo acá es la excelencia musical.
Entonces por eso nuestro trabajo, por eso nuestro nivel artístico y por eso nuestro compromiso de superación. Pero, por otro lado, es irradiar, que se puede, que es la superación de la discapacidad, que cada uno de ellos se ha superado, que ha modificado su vida para poder tener un sueldo en blanco; se han enriquecido profesionalmente por los beneficios de la música y por esta actividad que tanto significa, que compartirnos con la gente, el trabajo en equipo, lo que significa una meta y hacia allá vamos. El trabajo es armonioso, es estimulante, yo a pesar de los años me sigo encendiendo en cada ensayo, nos divertimos, nos emocionamos y de pronto nos comprometemos y nos pasan cosas lindas en todos los ensayos.
Hemos tenido hace poco la apertura de un ciclo de encuentros corales muy hermoso, de muy buena organización y que se nos concedió el privilegio de la apertura. Participamos con mucho entusiasmo de ese reencuentro con nuestro público, fue un condimento más también de alegría y de poder concretar nuestro sueño.

Sergio Kuche:
¿Cómo fue el trabajo durante la pandemia con todo este gran equipo de gente?

Osvaldo Manzanelli:
Maravilloso y sorprendente, el primer sorprendido te digo que fui yo. Al principio la pandemia propuso incertidumbre. Todos pensábamos que iba a ser algo de unos meses. Cuando vimos que se alargaba, y lo que me interesaba a mí, y me interesa, es trabajar en la armonía del grupo, propuse trabajos virtuales y todo el organismo respondió. Los copistas dictaban por teléfono, transcribían la partitura en braille desde sus casas, las copiaban. Hicimos encuentros virtualmente. Muchos de nosotros, aprendimos a utilizar el Zoom (risas). Ahí logré tener contacto con todos, propuse trabajos, hicimos estrenos de obras y producciones. Y también nos encontró cantando. Cada uno con su teléfono, con la tecnología, ¿no? Todo el coro participó. Yo pensaba, que, si la pandemia no me enseñaba tolerancia y paciencia y comprensión, no había aprendiendo nada, pero ellos me sorprendieron porque el cien por cien del coro estaba contento de hacer la propuesta que yo había elevado.

Sergio Kuche:
¿Y tenés algún integrante del coro que está con vos desde el principio?

Osvaldo Manzanelli:
Sí, desde el comienzo de mi gestión hay, pero son muy pocos. El noventa por ciento del coro ingresó con los concursos que yo ya había recibido.

Sergio Kuche:
Ah, mira. Aparte me imagino un tipo de conexión muy particular y muy diferente, ¿no? A nuestros directores comunes son más dedicados a la parte teatral. Esto tiene una implicancia, un compromiso tuyo mucho más directo, ¿no? Porque el mundo de este coro es totalmente distinto.

Osvaldo Manzanelli:
Sí, exacto. Yo hablaba recién de los concursos y que son años de la vida. O sea, que el concurso es una posibilidad laboral, artística, y se llenan las filas de inscripción. Allá tenemos que ir, yo he hecho viajes al interior con un grupo especializado del coro para promover que nos conozcan, a estimular, porque los concursos son a veces de veinticinco, diez, u ocho inscriptos. A todos ellos los tenemos que formar en algún curso previo para ayudarlos a afrontar la situación del concurso, y luego los que aprueban, hacemos un curso posterior para que se puedan incorporar al coro, porque el coro
es un tren en marcha, con su experiencia y su capacidad. Así que hay toda una cuestión pedagógica y de formación también en el transcurso de nuestra carrera. Debo decir que, obedeciendo a esto, el coro es muy federal. Tengo chicos que lo enriquecen absolutamente, que son excepcionales, de todas las provincias, prácticamente. Nos gusta mucho viajar porque compartimos mucho tiempo, no solo de los musicales, sino de diversión, de acompañarnos, de asistirnos, de aprender uno del otro.

Sergio Kuche:
Osvaldo nos podemos quedar varios días más, pero sé que tu agenda es muy apretada, ya nos habías anticipado, pero estás más que invitado a otra charla. Un placer enorme de que hayas estado acá y con esta historia increíble de vida, sos un tipo absolutamente cálido, así que celebro haberte conocido, un abrazo grande.

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