Itongadol.- El fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que resolvió que es competente la justicia federal con asiento en la ciudad de Buenos Aires para entender en la investigación de la muerte de Alberto Nisman es correcto desde el punto de vista jurídico y permite abrir una pequeña ventana de esperanza con respecto a la dilucidación de ese hecho.
La Corte recuerda el principio de "la competencia federal con relación al juzgamiento de delitos comunes cometidos contra o por funcionarios federales en ejercicio de sus tareas". A partir de esa premisa, infiere que, en virtud de la función que Nisman cumplía como fiscal encargado de la investigación del atentado a la AMIA, no puede descartarse que su muerte, haya sido producto de un homicidio o de un suicidio, tuviera vinculación con esa actividad. Y destaca la relevancia institucional de la tarea desempeñada por Nisman, a la que se hallaba abocado al momento de su deceso.
Es una decisión intachable, que se ajusta a los precedentes del propio tribunal. Sólo podemos lamentar que desde el inicio la causa no haya tramitado en el fuero federal. Cabe ponderar el empeño y el talento jurídico del fiscal de Cámara doctor Ricardo Sáenz al plantear el recurso extraordinario que derivó en esta resolución. Juristas de ese cuño son los que van a devolver a los argentinos la confianza en su sistema judicial.
Se abre ahora una nueva etapa. No es necesario repasar, porque son públicos y notorios, los desaciertos de la investigación llevada a cabo hasta el presente. El cambio de jurisdicción renueva la creencia en que las cosas se harán mejor. Pero hay que evitar un exceso de optimismo prematuro. A esta altura, las probabilidades de que se determine quién mató a Alberto Nisman no son altas. Pasó mucho tiempo, se ensució la escena del crimen, no se realizaron con la premura debida muchas medidas probatorias que podrían haber arrojado alguna luz.
Pero es nuestro deber, el de los jueces y también el de todos los ciudadanos, persistir en la búsqueda de la verdad. El crimen del fiscal del atentado a la AMIA sigue siendo una herida lacerante para la sociedad argentina. Si no podemos esclarecerlo, que no sea porque no realizamos los mayores esfuerzos para lograr ese objetivo.
* Subsecretario de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires.