Itongadol.- En un ambiente de gran camaradería se llevó a cabo la “Cena Anual 5776-2016” de las Escuelas Oholey Jinuj – Jabad Lubavitch, en el Salón Libertador del Sheraton Buenos Aires Hotel. ““Es obvio que la continuidad del pueblo judío está, cuando los chicos reciben educación como la de Oholey Jinuj, y es obvio lo que está pasando en la calle judía. Necesitamos líderes, empresarios, profesionales que sean ejemplo”, expresó el Rabino Tzví Grunblatt.
Durante su transcurso, el director general de Jabad Lubavitch Argentina, Rabino Tzví Grunblatt, luego de solicitar la bendición del creador para que le otorgue a cada uno lo que necesita, tanto espiritual como materialmente, con hijos, buena salud y buena parnuse (trabajo) y Mesías ya, expresó: “Hay cosas que no se repiten. Ayudar a una persona nunca se repite, es único, es ese momento. Es esa ayuda que llega a la persona en el momento que debía de haber sido. Hay una Halajá (ley judía) en el Rambam (Maimónides) en las leyes de Teshuvá, hay varios casos en los que no hay manera de arreglar si uno falló. Uno de los ejemplos que da es que si alguien está comiendo y miro cómo come, el otro por vergüenza deja de comer, pasa el mozo y se lleva el plato. El hombre se puede arrepentir por haber mirado, pero ese momento es irrecuperable. Pero también hay momentos positivos, que son oportunidades. La educación de un chico es uno de esos momentos que son irrepetibles”.
“Una palabra bien dicha en el momento en que se tenía que decir, tiene un impacto único que uno nunca sabe. La oportunidad de lograr que un chico reciba una buena educación es irrepetible. El chico depende de su maestro, del ánimo del maestro. No depende solamente de lo que sabe, de la técnica o del conocimiento, sino del ánimo con que enseña. Si el maestro está desanimado porque no está apoyado o no recibe lo que tiene que recibir en su momento, esos días o ese día es irrecuperable”, manifestó.
Además, el Rabino señaló: “Si uno es socio para que esté bien, ese momento también es irrecuperable. Por eso pienso que hoy a la noche estamos en uno de esos momentos en que no es todo igual, lo que haga o decida cómo voy a poner el hombro, ayuda a la educación de los hijos”.
Grunblatt sostuvo que “la educación se hace cada día, porque no hay tiempo y uno no sabe cuál es la marca que le queda al chico, que va a ser ese chico cuando desee ser un líder del Am Israel (pueblo de Israel), una buena persona. Por eso la inversión que hacemos hoy, que repercute en lo que pasa mañana, pasado y todos los días, es única”. También consideró que “la persona para vivir necesita la palabra de D’s; necesita otro alimento, no solamente pan, contenidos, caminos, visión. Nos conmocionamos cuando vemos a alguien tirado en el piso y tiene hambre, por supuesto hay que movilizarse y la educación es nutrirlo con la palabra de HaShem (el Creador)”.
A continuación, se refirió específicamente a Oholey Jinuj, afirmando que cada chico es “una institución, es un edificio caminando, porque de estos chicos salen los shlujim (enviados del Rebe)”, y mencionó que el domingo y lunes anterior se efectuó un congreso, en la ciudad de Tucumán, de los shlujim de Jabad en Argentina. Allí se logró una proclama por parte de la Gobernación, firmada por todos los ministros, donde llaman al pueblo argentino a adherir a los principios morales y éticos de las siete mitzvot Bnei Noaj, los siete mandamientos universales dados por D’s a toda la humanidad.
Asimismo, el director general de Jabad Lubavitch Argentina manifestó que el sheliaj (enviado del Rebe) donde esté tiene la fuerza del pueblo judío: “Y está ahí para cambiar el mundo, transformar la realidad”, dando como ejemplo que el padre del Rebe, que era el rabino que tenía influencia en 38 ciudades en Ucrania, que estuvo detenido cinco año en la Unión Soviética y lo interrogaban para que dijera quiénes eran los que lo ayudaban a difundir el judaísmo [algo prohibido por el régimen soviético], no lo hizo pues “no lo pudieron quebrar”. “El no poder quebrar a alguien en la situación adversa, pero hay que poder no quebrarlo con la prosperidad, con la libertad, con las tentaciones que hay en el mundo de hoy, el facilismo y las confusiones. Un alumno de Oholey Jinuj recibe esa fuerza, esa potencia para donde él este, no sólo que no se va a doblegar y el judaísmo va a ser lo suyo, sino que va a impactar con alegría y de manera agradable a los que lo rodean”.
Finalmente, el rabino Grunblatt afirmó: “Es obvio que la continuidad del pueblo judío está, cuando los chicos reciben educación como la de Oholey Jinuj, y es obvio lo que está pasando en la calle judía. Necesitamos líderes, empresarios, profesionales que sean ejemplo y para ello necesitamos a esa gente que se entrega sin vueltas, como los chicos que van a poner Tefilim todos los viernes. Hoy estamos aquí para que las escuelas Oholey Jinuj estén consolidadas económicamente”.
Durante el transcurso de la cena se emitió un mensaje del Rebe alusivo a la enseñanza a los niños y proyectaron diversos videos sobre la actividad que desarrollan los alumnos y alumnas de Oholey Jinuj.
El evento fue amenizado por el cantante Anshl Eichbaum, la orquesta Kef, el dúo integrado por Abran Tzvi y Mendel Boungarten, mientras que Roberto Modavsky deleitó a los presentes con su humor.
Finalmente, Gabriel Pines, director administrativo de las escuelas Oholey Jinuj, agradeció a los asistentes y a los donantes por su colaboración y también al personal de dirección, profesores, docentes y empleados de la institución por la colaboración prestada en la organización.