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Discurso del presidente de la DAIA, Ariel Cohen Sabban en el acto conmemorativo de Iom Hashoa

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 Itongadol.- “Los jóvenes héroes del Gueto de Varsovia, encabezados por Mordejai Anilevich, no pretendían lograr la derrota del ejército nazi, sino la victoria de la dignidad humana, de los valores éticos más excelsos. A ellos nuestra más eterna gratitud. Honraron la vida sacrificando la propia.”

Señoras, señores,

Nos congregamos para recordar, para rendir tributo a la resistencia, para honrar la memoria de los seis millones de hermanos masacrados por su sola condición de judíos.

No todas las víctimas del nazismo fueron judías, pero todos los judíos fueron víctimas.

El certificado de nacimiento de cada niño judío se había convertido de facto en su sentencia de muerte.

Sentimos un profundo estremecimiento al recordar esa noche negra en que imperó el mal absoluto, el exterminio de más de un tercio de nuestro pueblo, el crimen masivo de millones de seres humanos. Nos vienen a la mente rostros de niños llevados a las cámaras de gas o ejecutados a balazos frente a fosas comunes que sus propios padres fueron obligados a cavar.

La Shoá constituyó una bisagra de la historia, un antes y un después. Fue una tragedia específica, pero de significación y trascendencia universales.

Por primera vez se adoptó la decisión oficial, en un Estado moderno inserto en el centro del continente más culto y civilizado, de detectar, señalar, aislar de su entorno, humillar hasta la degradación, transportar y asesinar a todos y cada uno de los integrantes de un grupo étnico y religioso, no sólo en el país donde surgió el monstruo, no sólo en el continente que lo albergó, sino en cada rincón del planeta. No existían precedentes en la historia de la humanidad.

Los verdugos contaron con la complicidad de la indiferencia, con la conspiración del silencio de tantos gobiernos, de tantos hombres y mujeres que prefirieron no ver, no saber, no denunciar. Ello significó una perturbadora evidencia del colapso del compromiso moral. La indiferencia es lo que hace inhumano al ser humano. Con ella se desdibuja la línea divisoria entre la crueldad y la compasión, entre el bien y el mal.

El haber abandonado a su suerte a nuestros hermanos contribuyó a su exterminio.

El mundo supo y permaneció en silencio.

Un mundo que a fines de la década del 30 se dividía en tres clases de países:

Aquellos de los cuales los judíos no podían salir,

aquellos en los que no podían vivir,

y aquellos a los que se les impedía ingresar.

Nuestros hermanos fueron víctimas de una siniestra secuencia, de la difamación a la demonización, de allí a la degradación, luego a la deshumanización, y finalmente al exterminio.
Nuestro compromiso con la memoria sagrada de nuestros hermanos exterminados nos hace honrar la resistencia, en todas sus facetas.

Los jóvenes héroes del Gueto de Varsovia, encabezados por Mordejai Anilevich, no pretendían lograr la derrota del ejército nazi, sino la victoria de la dignidad humana, de los valores éticos más excelsos. A ellos nuestra más eterna gratitud. Honraron la vida sacrificando la propia.
Todos los héroes fueron mártires y todos los mártires fueron héroes.

Honramos a los sobrevivientes, y a través de ellos a todos aquellos que resistieron con heroísmo, con una tenaz voluntad de vivir, en aquellos tiempos del horror.

Sobrevivir y conservar la dignidad humana en los guetos y en los campos constituyó un acto de resistencia, de heroísmo.

Señoras, señores,

Luchar para seguir viviendo, se constituyó en la resistencia de subsistencia.

Luchar por mantenerse humanos, en la resistencia cultural y espiritual.

Luchar por morir de pie, como un acto de heroísmo y dignidad, estuvo simbolizada por la resistencia combatiente.

Sobrevivir y resistir para contar.

Sobrevivir y resistir para construir un mundo mejor.

Resistir y sobrevivir.

Nosotros, los seres humanos libres, comprometidos con estos valores, sin importar nuestro credo, origen o nacionalidad, tenemos la responsabilidad, de denunciar el racismo, la incitación al odio, el antisemitismo, la xenofobia, la violación de los derechos humanos, el genocidio. Estaremos expresando así qué clase de comunidad somos, qué clase de sociedad constituimos, que calidad de seres humanos nos distingue.

Celebramos la decisión de nuestro país, como política de Estado, de acompañar las acciones referidas a la educación y conmemoración de la Shoá en el marco de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, así como la concreción del Monumento a las Víctimas de la Shoá en la plaza homónima aquí en Buenos Aires.

Quiero destacar el compromiso de las autoridades que hoy nos acompañan del gobierno nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, los señores gobernadores que se han trasladado desde sus provincias especialmente para estar presentes, intendentes, legisladores, magistrados, embajadores y representantes diplomáticos, representantes de la sociedad civil.
Vuestra presencia habla del significado que esta conmemoración y la lucha contra el antisemitismo y la discriminación en general tienen en la sociedad argentina. La Argentina no es un país antisemita, aunque aún perduran expresiones minoritarias que incitan al odio antijudío. Trabajemos juntos para aislarlos y combatirlos para que su mensaje no contamine a nuestros jóvenes

Debemos seguir trabajando juntos, Estado y sociedad civil, promoviendo todas las acciones necesarias tendientes a educar y difundir las enseñanzas que encarna la conmemoración que hoy nos congrega.

El antisemitismo no es un problema judío, sino de la sociedad que lo alberga y tolera. El denunciarlo y combatirlo, como a toda expresión discriminatoria, constituye un imperativo moral.

Nuestro compromiso, el de la DAIA, de combatir este flagelo, es irrenunciable, y hace a la propia esencia de nuestra entidad. Pero afirmamos con profunda convicción que la solución al problema recurrente del odio antijudío no debe ser buscada solo en la lucha permanente de nuestra comunidad contra los antisemitas.

Es inaceptable depositar en las víctimas el hacerse responsables de terminar con su victimización.
o /04/2008

Nos ha dicho Ernesto Sábato en su ensayo “Judíos y antisemitas”: “El nazismo es el responsable directo y principal de la matanza, pero también son responsables sus aliados, los colaboracionistas de los países ocupados y los cómplices pasivos que nada hicieron en contra del nazismo y sus crímenes. También ellos ayudaron a los verdugos con su silencioso apoyo, con su resentimiento contra los judíos, con sus frases laterales que han querido ocultar o atenuar la carnicería. Sobre todos ellos cae la sangre derramada”.

Recordar es también denunciar complicidades y sacudir la indiferencia disfrazada de neutralidad.

El nazismo no es una ideología, es un crimen. La negación de sus matanzas constituye una incitación a volver a cometerlas.

No son antisemitas porque niegan la Shoá,
Niegan la Shoá porque son profundamente antisemitas.

Hoy seguimos escuchando palabras de odio. Provienen de grupos neonazis, que encarnan la ideología racista y antijudía de la extrema derecha. También en nuestro país difunden sus agravios en páginas de Internet y periódicos, en la venta de libros que glorifican al régimen nazi y a sus genocidas, en la negación de la Shoá, en los mensajes cobardemente anónimos insertados en las páginas web de los diarios, en la presencia de grupos de skinheads, de notoria peligrosidad, como en la ciudad de Mar del Plata.

Nos generan enorme preocupación las noticias sobre la probable visita a Colombia de una delegación iraní encabezada por el prófugo nada más ni nada menos de la justicia argentina Mohsen Rabbani. Solicitamos a nuestro gobierno que arbitre las medidas necesarias con Interpol y el gobierno colombiano para que en caso que ello ocurra, quien está sindicado como uno de los principales responsables del atentado sea arrestado y extraditado a nuestro país.

Pero también se difunden agravios provenientes de sectores supuestamente progresistas, disfrazados detrás de un supuesto antisionismo, pero que constituye un burdo antisemitismo explícito. Resulta casi patético verlos defendiendo a regimenes fundamentalistas, autoritarios y violadores de los derechos humanos, mientras difaman a la única democracia de Medio Oriente, el Estado de Israel.
Estamos orgullosos de ser ciudadanos argentinos judíos y al mismo tiempo judíos argentinos que aman a Israel, la concreción del sueño milenario del pueblo judío de recrear su propio Estado independiente, sueño encarnado en el último siglo por el movimiento sionista.

Es imprescindible señalar también la amenaza del terrorismo fundamentalista, enemigo de la libertad, la democracia y los valores de la diversidad y la convivencia pacífica. Estos mensajeros del odio y la muerte, que atacan a civiles indefensos, masacran indiscriminadamente profanando la fe que dicen abrazar. No existe justificación alguna para sus crímenes abominables.

Señoras, señores, estimados sobrevivientes:

U ve jol dor va dor omdim aleinu lejaloteinu. Si hay algo que el pueblo judío conoce es cuan perseguido en cada una de sus generaciones. Ya desde la época de Egipto, los judíos perseguidos en España, la Alemania Nazi, las comunidades judías expulsadas de países árabes, cuantas persecuciones padecimos. Pero finalmente el todo poderoso nos volvió a fortalecer.
Hace pocos días leia en las redes sociales un comentario que me impacto si hiciéramos un minuto de silencio por cada uno de los seis millones de judíos masacrados en la Shoá, tendríamos que estar más de once años haciendo silencio.
Asi es, nada más ni nada menos once años haciendo silencio por aquellos que han sido masacrados por la maquinaria nazi. No alcanza con el recuerdo no alcanza con venir a un acto todos y cada uno de nosotros debemos pregonar que este dia y este flagelo que la humanidad ha vivido no solo sea condenado sino aprender de la historia y enseñarla, vivir de acuerdo a nuestras convicciones y defenderlas con firmeza para que los horrores del nazismo cualquiera sea su expresión no vuelvan a rozar nunca más nuestra vidas.

Y A AQUELLOS SOBREVIENTES AQUI PRESENTES UNA PROMESA FIRME E IRRENUNCIABLE QUE NUNCA LOS DEJAREMOS DE TENER COMO EJEMPLO DE VIDA Y DE LUCHA EN SU ACCION DE DIFUSION DE HABER LOGRADO EN ESTE PAIS QUE LOS COBIJO TAN GENEROSAMENTE CREAR UNA NUEVA ESPERANZA DE VIDA PARA SUS HIJOS NIETOS Y TAMBIEN BISNIETOS QUE LOS TIENEN COMO EJEMPLO Y ORGULLO DEL TRIUNFO DE LA ESPERANZA

La única garantía de que exista futuro es no dar el futuro por garantizado.

Recordar es revalorizar ese futuro, asegurándolo para nuestros hijos, para las generaciones venideras.

Es nuestro y vuestro deber. Debe ser nuestro y vuestro compromiso.

Elie Wiesel dijo que una memoria que no tomase en cuenta el futuro violaria el legado del pasado. Creo con orgullo que la ceremonia que estamos viviendo en este momento representa uno de esos eventos que recordare toda mi vida y espero que así lo hagan también mis hijos

Por la vida, NUNCA MÀS.

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