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La Historia del Coral y de los judíos sicilianos, por Alicia Benmergui

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 Itongadol.- Los judíos circularon por las diferentes costas del Mediterráneo desarrollando las más diversas tareas, progresaron y contribuyeron al desarrollo de las áreas en que habitaron. Llegaron a Sicilia en el Siglo I d.n.e. Fueron médicos, traductores, astrónomos, excelentes campesinos, elaboradores de la seda, pescadores y notables orfebres de coral, navegantes y muchas otras cosas más. Esta es una parte de su historia.

Los judíos de Trapani, pescadores de coral

La Comunidad Judía de Sicilia se estableció en esa isla en tiempos remotos, parece ser que aun antes de que los romanos destruyeran e l Templo de Jerusalem. Allí, en sus más de mil años quinientos de existencia, los judíos desempeñaron un rol fundamental en el desarrollo económico, artístico y cultural. Habitaron en las costas del Mediterráneo desde épocas muy antiguas, estaban relacionados entre sí por una densa trama de intercambios de todo tipo, uno de cuyos testimonios más importantes, ha sido hallado en los documentos de la Guenizá del Cairo.

Los mercaderes judíos de Trapani traían de Egipto algodón, especies y esclavos, vendiéndole a Alejandría azúcar, queso, seda y coral. Sus hijos estudiaban en Palestina o en el Norte de Africa, las relaciones comerciales se extendían hasta la India lejana. El vínculo con el mar y la navegación era extremadamente importante en la vida de los judíos de la región. No fue por azar que para cuando los judíos de Trapani, junto a los demás, fueron expulsados definitivamente por el rey Fernando el Católico, establecieron un contrato con el patrón de la nave que los llevaba al exilio donde se estipulaban meticulosamente las normas de la vida judía a bordo, especialmente en la observancia del Shabat.

Por la misma razón era muy frecuente el uso del proverbio sefaradí “Dame el Mazal y échame a la mar”. Según el historiador Nicoló Bucaría, los judíos, que constituían el Pueblo del Libro, en Sicilia se convirtieron en el Pueblo del Mar. Tenían una relación cotidiana con Túnez, en la costa africana, pescaban atún y lo elaboraban en sustitución de la carne del cerdo. Estos judíos del Mediterráneo, fueron los que diseñaron las primeras cartas náuticas, los que inventaron instrumentos astronómicos, los que tradujeron del árabe los textos de medicina que llevaron a Europa, el concepto de la vacunación, los que hicieron las primeras prospecciones de minería, los que trajeron los tejidos de seda, y el cultivo de la palma y de la henna, de la búsqueda de sal y su venta.

El Coral, el Talismán más apreciado y valorado

Antes del famoso viaje de Marco Polo, un judío llamado Benjamín de Tudela se lanzó a la aventura de recorrer el mundo y conocer los lugares habitados por sus correligionarios, uno de los que encontró se llamaba Trapani, donde cuenta que pescaban, elaboraban y vendían el coral.

Desde tiempos muy antiguos el coral ha representado siempre algo más que un simple adorno para numerosos pueblos, es un símbolo de vida en los mitos de muchas culturas, ha sido y es considerado un talismán muy potente de protección contra el mal y las desgracias. No solo tiene un carácter defensivo, se le atribuyen propiedades terapéuticas, benéficas como determinante de la fertilidad y la longevidad.

Los judíos de Sicilia y la memoria borrada

Durante todo el Siglo XV el comercio y la elaboración del coral, llamado el “oro rojo” era un monopolio de los artesanos judíos. Cuando fueron expulsados en 1492 quedó resentida toda la actividad porque la vieja comunidad judía siciliana, cuyos miembros no se convirtieron al catolicismo, se trasladó hacia Génova, Livorno y Nápoles, donde habían mayores garantías de libertad religiosa. Los que se establecieron en Salónica continuaron con las mismas tareas que desempeñaban en Sicilia, su sinagoga se llamaba Call de los Pescadores, un nombre que recuerda a Cataluña y a Sicilia.

Luego de la Expulsión, la presencia judía, su historia y su pasado fueron cuidadosamente ignorados, borrados de la memoria siciliana. El historiador Nicoló Bucaría sostiene que en la larga lista de conquistadores y ocupantes que pasaron por Sicilia, los judíos nunca fueron incluidos ni tenidos en cuenta en las narraciones del pasado. No fueron invasores, no saquearon ni devastaron los lugares en los que se instalaron, pero el desprecio fue cubriendo de olvido su antigua existencia.

Tal vez por eso, y por esas entrañables relaciones que unen a los judíos a través del tiempo y el espacio, una de las más famosas diseñadoras francesas, Elisabeth Garouste, descendiente de judíos rusos escapados de los pogroms , nacida en Francia presentó hace algunos años en París, una vajilla con el nombre de Trapani. Egresada de la Escuela de Artes Decorativas Camondo, fue allí donde perfeccionó sus grandes dotes artísticas. La escuela Camondo también está relacionada con un ilustre apellido judío dentro de la cultura francesa, de coleccionistas y donantes de valiosas obras de arte que enriquecieron el patrimonio cultural francés.

El Homenaje y recuerdo a los pescadores y orfebres judíos de Trapani

El historiador Bucaría, considera que el nombre Trapani es un homenaje de la diseñadora Garouste a los judíos que habían habitado en el Mediterráneo, especialmente a aquellos que habían vivido por más de un milenio en Sicilia y en el caso de los judíos de Trapani, pescadores de coral y notables artistas en la confección de joyas de este valioso y hermoso material.

Tal vez por la misma razón hace algunos años en Italia ha habido una muestra y exposiciones con el nombre de Mirabilia Coralii. Obras Maestras del Barroco en Coral entre Artistas Judíos y Trapaneses, y que documenta el período de máxima calidad en el artesanado artístico en Sicilia entre los siglos XIV y XVIII y la influencia recíproca entre los orfebres judíos y cristianos de Trapani. Sicilia tenía una ubicación estratégica para una extensa red de intercambios entre Oriente y Occidente a partir del Siglo XIII, la isla se había convertida en la más arabizada del Occidente Cristiano y la más europea del Mundo Oriental. Por esa razón la manufactura de Trapani se caracterizaba por técnicas metalúrgicas, el uso del esmalte y el cincel que en contacto con la cultura arábiga los judíos trajeron a Sicilia. Las joyas de coral tenían el encanto y la delicada sutileza que era una muestra del trabajo de los judíos que eran maestros en esta especialidad. Estos judíos del Mediterráneo, como otros judíos europeos no fueron intrusos, ni ajenos a los lugares donde habitaban. Participaron en la construcción de esas sociedades y de su cultura, recordarlos es hacerles justicia, darles el derecho que legítimamente les corresponde de ser reconocidos como parte de esa historia que muy a menudo es ocultada deliberadamente y de la que fueron excluidos por una despiadada persecución religiosa y por mezquinos cálculos económicos.

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