Su familia tardó más de tres años en darle el último adiós. Nancy Morgensten, una judía ortodoxa neoyorquina de 32 años, fallecida en el ataque a las Torres Gemelas el 11-S, fue inhumada ayer después de que su familia obtuviera el permiso de las autoridades religiosas.
Esta devota judía y amante del ciclismo fue inhumada el miércoles en la localidad israelí de Beit Shemesh, después de una espera que se hizo eterna.
«Consultamos a rabinos expertos y nos dijeron que teníamos que esperar», ha asegurado un familiar cercano, Avi Shapiro, presente en el funeral, según ha informado ‘Haaretz’.
La ley judía o ‘sit shiva’ impide que se oficie un funeral hasta que se encuentren e identifiquen los restos del fallecido, un paso dado pocos días antes cuando una confirmación oficial de un grupo de forenses en Nueva York dio luz verde a la ceremonia tras unos análisis de ADN.
Morgenstern, cuyo padre ocupa un puesto directivo en el periódico ‘The New York Times’, trabajaba como agente de viajes para la compañía Cantor Fitzgerald, cuyas oficinas estaban en una de las Torres.
Una fundación con su nombre
Tras su muerte, su familia creó una página web para «honrar su memoria», además de publicar un libro titulado ‘Nancy Morgenstern: Testimonios de alegría, fe y pasión’, que recogía información sobre la vida de la joven.
El apoyo fue tal que familiares y amigos decidieron crear una fundación que, a través de financiación de particulares, pudiera seguir desarrollando dos de las propósitos que Nancy había dado a su vida, según su madre: «ayudar al prójimo mientras se mantenía firme en respetar las tradiciones judías».
Gracias a las aportaciones, la fundación pudo financiar la compra de una ambulancia para el hospital de la comunidad judía de Ramat Bet Shemesh, a 30 kilómetros de Jerusalén y ayudar a la construcción de un nuevo hospital.
Fte El Mundo