Itongadol.- SR. Khamenei: Este jueves 28 de enero tuve la experiencia de leer una declaración suya en la que afirma que “no está claro si es una realidad o no”, comentario en referencia al Holocausto.
Podría dedicar tiempo, energía y conocimiento para exponer en esta columna una enorme cantidad de datos, testimonios, documentos y fotografías que muestren, demuestren y acrediten la existencia de la Shoá, el término con el que denominamos al intento de genocidio del pueblo judío.
Desplegar esa información sería caer en un juego perverso, en una provocativa lógica que, todos aquellos que no hemos sido influenciados por el veneno del fanatismo, no tenemos ya necesidad de explicar.
Me parece más provechoso transmitirle mi razonamiento: personas como usted prueban la existencia de la Shoá y de otras conductas genocidas, asesinas y aberrantes que siempre acosaron al género humano y de las que hay que estar bien atento para que no vuelvan a ocurrir.
El solo hecho de negar el Holocausto es una concepción genocida. Porque provoca y pretende fomentar la insensibilidad. Es esta última característica, en definitiva, una de las madres de todos los procesos en los cuales los males florecen como eje en torno del cual operan los hombres de su talla.
Creerá tal vez usted que me siento ofendido. Lamento informarle que en mi caso no. Pertenezco a un colectivo que aportó valores troncales que se erigen como fundamentos de la convivencia pacífica. Que como parte de las religiones monoteístas vino a proponer valores universales en los que hoy se nutre lo que damos en llamar la civilización. Esta forma razonable de organización condena los actos, acciones y valores que profesan y promueven fanáticos como usted.
Hoy lejos de ofenderme, su insulto me fortalece. Le da razón de ser a los valores que cultivamos aquellos que nos levantamos cada mañana para trabajar por una sociedad civilizada que destierre los principios como los que usted profiere y tan suelto de cuerpo exhibe.
Espero que le lleguen mis concepciones desde este, mi bendito país. Sé por experiencia propia que hay algunos miembros de nuestra sociedad que tienen contactos con usted ya que suelen exhibirlos orgullosos y -por sus características- descuento que le serán transmitidos.
Es usted una luz de alerta para quienes honramos la memoria de las víctimas de la Shoá y prevenimos a la civilización que la batalla contra el mal y el insensible y peligroso fanatismo absurdo no termina nunca. Es por eso justamente que no puede dejar de ser librada ni un solo instante.
Lo saludo con cuidado.
Waldo Wolff
*Diputado Nacional. Argentino. Judío. Hijo de Guillermo Wolff quien sobrevivió a la Shoá.
