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Israel. Entrevista a Trajtenberg, el economista argentino que resolvió los conflictos sociales israelíes

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 Itongadol/AJN.- El economista argentino que integra la Comisión de Finanzas de la Knesset (Parlamento israelí) recibió en su oficina a la Agencia Judía de Noticias (AJN) para dialogar sobre su actual rol en la política en Israel y su experiencia para resolver conflictos sociales: “En Israel el costo de vida era muy alto, en un jardín había que pagar mil dólares por mes. Y un cambio dramático es el asunto de educación universal gratuita para los niños de 3 y 4 años. Esos jardines de infantes ahora se llaman Trajtenberg”.

El economista argentino Manuel Trajtenberg en 2011 tuvo una responsabilidad fundamental en Israel. El primer ministro Benjamin Netanyahu lo convocó para que resolviera una protesta social sin precedentes en el país. Hoy en día integra la Comisión de Finanzas de la Knesset (Parlamento israelí) y allí recibió a la Agencia Judía de Noticias (AJN) para resaltar su rol histórico y actual en la política: “Ser argentino da sensibilidad social para entender la mentalidad de la protesta”.

Trajtenberg tuvo la oportunidad de ser ministro de Finanzas israelí si su partido, Unión Sionista, ganaba las elecciones el 17 de marzo. Finalmente el formó gobierno Netanyahu, pero igualmente ocupa un escaño en el Parlamento. En las diez comisiones se desarrolla la actividad importante del Parlamento y la de Finanzas y la de Relaciones Exteriores y Defensa son las que más se destacan.

“Soy nuevo en la política, entré con las últimas elecciones, pero anteriormente estuve en varios cargos públicos. Así que esto es nuevo pero bien conocido”, expresó durante una reunión en la que participaron Ariel Cohen Sabban, tesorero de la AMIA y presidente de la Federación de Comunidades Judías de la República Argentina; Mario Sobol, secretario general de la AMIA; Diego Presman, del Grupo Petersen de la familia Eskenazi; y Pablo Firvida, gerente de Relaciones Institucionales del Banco Galicia.

En cuanto a su experiencia política, Trajtenberg no puede eludir el conflicto social de 2011: “Fue en varios lugares a la vez: en Estados Unidos, los indignados en Europa. Pero lo que diferenció a la protesta de otros lados fue por un lado su envergadura. Llegamos a medio millón de personas en las calles, cuando estamos hablando de una población de ocho millones, o sea el 6 por ciento de la población. Y por otro lado, fue absolutamente pacífica. Fue creciendo semana a semana en forma exponencial y llegó a la cifra de cientos de miles de personas en las calles. El gobierno se asustó y me pidió que establezca una comisión para negociar con los manifestantes y formular una política económica social frente a ellos. Hicimos eso en un plazo de tiempo muy corto, en siete semanas, y al mismo tiempo manejamos la conversación con los que protestaban”.

Trajtenberg es profesor de Economía y en 2006, el entonces primer ministro, Ehud Olmert, le pidió que fuera a la oficina del primer ministro, donde el argentino creó el Consejo Nacional de Economía. Fue el primer director y asesor económico del primer ministro, cargo que ocupó hasta 2009, cuando Netanyahu subió al poder. Estuvo con él tres meses y lo nombraron director del sistema universitario de Israel, un cargo que tiene poder ministerial: “Controlé todos los presupuestos nacionales de la educación superior sin ser ministro. O sea sin tener las limitaciones políticas que tiene ser parte de un gobierno. Es un cargo muy interesante, y ese cargo lo ocupé hasta que entré en la política ahora”.

Durante el conflicto social de 2011 la demanda era muy generalizada. “Los que salieron a protestar no eran los protestantes clásicos, como los desocupados, los marginados, sino que era la clase media joven de Israel, mis hijas estaban ahí. Eran los que hicieron todo como se debe y al llegar a fin de mes no podían afrontar los gastos. Había un desfasaje entre la situación macroeconómica, que en Israel era muy buena en todos estos años, y el hecho de que casi no hay desempleo. Pero el costo de vida era muy alto”, recordó.

“Dentro de esa protesta generalizada había dos o tres temas centrales: uno, el problema de la vivienda, que en Israel es muy agudo, los precios han subido en forma increíble, en los últimos seis años un 80 por ciento, y por lo tanto gran parte de los jóvenes no pueden afrontarlo; y el otro era el de los gastos asociados con la educación a los chicos pequeños. En Israel la población crece, las familias tienen muchos hijos y si hay que mandar a uno de tres años a una guardería cuesta una barbaridad, mil dólares por mes”, agregó.

“Tengo dos nietos, el mayor tiene un año y medio y lo mandan a una guardería. Nosotros lo pagamos porque mi hija no puede pagar mil dólares por mes por chico”, contó como ejemplo de su situación personal.

Esta protesta se dio por fuera de los partidos políticos, fue extra parlamentario y tampoco participaron las organizaciones sindicales.

“Se dio algo muy interesante porque fue realmente una protesta civil, de abajo. Por eso el gobierno reaccionó como reaccionó, porque si hubiera sido político era otra cosa. Yo tenía una reputación como de alguien imparcial, profesional. Fue una época realmente extraordinaria acá, porque nunca hubo una cosa así en el país, y es muy difícil prever que pueda haber otra vez porque no va a ser de esa naturaleza, va a ser más político”, opinó Trajtenberg.

Según el economista, en las elecciones pasadas, a principios del 2013, esta protesta se vio reflejada con el surgimiento de un partido que no estaba antes en la Knesset, el de Yair Lapid, que recibió “de golpe” 19 bancas de 120. “No cabe duda de que los que votaron por él era ese público que salió a la calle a manifestarse. Ahora Lapid lo abandonó porque los partidos que surgen así caen de la misma manera. Son partidos burbuja. Kajlon, otro partido que surge en estas elecciones, recibe 10 bancas. O sea, el malestar existe, y se manifiesta en la política, pero no en una forma dramática que cambie la ecuación”.

Consultado sobre por qué el electorado eligió a Netanyahu en los últimos sufragios del 17 de marzo, consideró: “Lo que pasó fue realmente increíble, porque hasta el último día veníamos (la Unión Sionista) ganando en todas las encuestas y el eje era económico social. Y el último día se resolvió todo, a partir de las dos de la tarde se dio vuelta la manija en forma increíble”.

“Netanyahu merecería ser argentino”, destacó. “Tiene una capacidad de percibir el trasfondo de los sentimientos políticos y manipularlos. Los sentimientos subyacentes, especialmente los temores. Y la gente vota, muchas veces, no a favor de algo sino reflejando temores, y los asustó e hizo una campaña ese mismo día. No se puede hacer campaña en la televisión, pero en las redes sociales se puede. Hay un desfasaje completo entre las reglas de juego que se establecieron cuando no había redes sociales y lo que ocurre hoy en día. El miedo que instauró era que la izquierda iba a ganar, y entonces iba a rifar el país”.

Asimismo, si bien Trajtenberg expresó que el triunfo del primer ministro no fue abrumador, “lo que hizo fue sacarle votos a un partido más de derecha, no a nosotros. A nosotros no nos cambió demasiado la ecuación, cambió dos o tres bancas, pero lo que cambió es que él salió el partido más grande, con 30. ¿De dónde vinieron los otros seis, siete escaños?, del partido más de derecha. Asustó a la gente diciendo que si votaban a ese partido y no él iba a formar gobierno la izquierda. Entonces les inyectó el miedo ese, cambiaron el voto. A Bait Hayeudi le sacó seis bancas, a último momento, y a Avigdor Liberman también”.

“En 2011, cuando me habló Netanyahu le dije ‘no, yo estoy en la calle manifestando en contra’. Pero cuando él quiere algo no afloja. Me invitó a la casa y fui. Estuvimos cuatro horas hablando, y me di cuenta de que no podía esquivarlo de esa manera, entonces le empecé a decir ‘vos querés que yo lo haga, muy bien, estás dispuesto a A,B,C,D y E, lo pensó y me dijo que sí, y lo cumplió”, comentó a AJN.

“El plan estaba claro para mí, no en todos los detalles, pero en sí líneas generales. Por ejemplo, me dio completa libertad de elegir a la comisión. Me dio completa libertad de maniobre, por ejemplo, a algo que a él le duele mucho. Él había establecido un plan, bajar los impuesto directos en forma muy pronunciada. Y pedí que anulemos el plan y hacer marcha atrás, porque estaba claro que uno de los problemas de la desigualdad, que creció tanto en Israel, es porque bajaron mucho los impuestos directos y subieron los impuestos indirectos.”

“Los impuestos directos son a los réditos. El impuesto al ingreso y a las ganancias. Eso bajó muchísimo y fue un motivo, porque hacés eso y cambia la distribución de ingreso en la población. Eso para él fue muy duro, era su bandera, y accedió y lo cumplió, desde ese momento hasta ahora. Pero no bajó la recaudación, subimos impuestos directos y bajamos impuestos indirectos, algunos de ellos que afectan el costo de la vida. Y lo otro que ocurrió, que es un cambio dramático, es el asunto de educación universal gratuita para los niños de 3 y 4 años, que eso es una revolución, hasta hoy en día se habla de eso. Eso empezó en el gobierno anterior y sigue. Hay cosas que uno hace en la vida que ni te esperas, los jardines de infantes esos se llaman jardín Trajtenberg. Por la idea y por la resolución”, contó con orgullo.

Finalmente, consultado sobre qué se siente como argentino, ser inmigrante y a la vez ser protagonista del desarrollo de uno de los países de mayor envergadura, manifestó que “es una sensación muy linda”.

“Vivo en Israel hace 45 años. No me cabe duda de que uno de los motivos que me permitió negociar con la protesta social, es venir de la Argentina, porque uno trae una sensibilidad social para entender la mentalidad de la protesta. En Latinoamérica protesta social es algo que vos no hacés, es parte de la vida. Acá en Israel no, este es un país muy reglamentado. En las calles, cuando estaba la protesta, el slogan era ‘ha doresh tzedek jevrati’ (el pueblo demanda justicia social). La primera vez que me enfrenté con los manifestantes había una tensión increíble, porque me acusaban a mí de que me vendí al gobierno. Les pregunté si sabían lo que estaban cantando, de dónde venía y contestaron que no. Uno el oído lo tiene afinado para otro lado, y eso son cosas que uno trae con uno mismo, que tienen un valor enorme. Yo hasta hoy en día, los viernes acá uno hace Kabalat Shabat, mi esposa cocina y yo preparo la mesa, y cuál es el ritual, yo escucho a Mercedes Sosa todos los viernes, pongo los discos de ella, para mí es parte de mi vida, es parte del ritual del día santo, porque es parte de mi bagaje no solamente cultural, es parte de los valores que se lleva en uno mismo. Lo mismo que nuestros padres trajeron de Europa, exactamente lo mismo, en la valijita se traen estas cosas, no te la podes sacar nunca”, expresó.

“Eso tiene más valor que estudiar en la universidad los pensadores del siglo XVII. Y lo digo en serio, porque eso te forma la manera de ver la realidad, la sensibilidad. Yo estoy muy orgulloso de que nací en la Argentina, que me crié ahí y que transporto en mí mismo y eso se trasmite en mis hijas. Mis hijas, una sabe un poco de español, castellano pero la otra no, pues mi esposa es canadiense y en casa se habla hebreo, inglés y francés. Ellas saben perfectamente quién es Mercedes Sosa, conocen los cantos de ella, entonces se trasmite de generación en generación”, concluyó.

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