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Itongadol/AJN.- El otro día escuché a un amigo con una pasión por la historia que recordaba sus días de secundario. Contó que le costó un tiempo darse cuenta del objetivo de estudiar historia, pero que eventualmente lo encontró: evitar repetir errores pasados. "Entonces ¿por qué insistimos en repetirlos?", preguntó de manera retórica.
Buena pregunta, especialmente ahora mientras se desarrolla el drama por los tres adolescentes israelíes secuestrados y el grupo que creemos que es responsable de su abducción, Hamas.
Chequeo de la realidad: ¿Recuerdan a Yasser Arafat? El que lideró al pueblo palestino de un desastre a otro, que intentó en el 2000 – y antes de eso en 1996 (y muchas otras veces) – explotar la violencia palestina para fortalecer su propio reino del control y crear un "balance del terror" vis a vis Israel.
Lleno de arrogancia y auto confianza inflada, Arafat estaba seguro de que incentivando al terrorismo organizado de Hamas – y no menos organizada violencia "callejera" – él neutralizaría a sus rivales, israelíes o palestinos. Luego de que hubiesen servido a sus propósitos, pensaba, podría dejarlos de lado.
Esto no ocurrió. Irónicamente una persona que aparentemente entendió esto mejor que muchos fue Mahmoud Abbas. Ahora jefe de la Autoridad Palestina, en el 2002 dijo que la violencia palestina en la segunda Intifada era "una destrucción completa de todo lo que se construyó".
En ese momento Abbas pareció comprender que Arafat estaba "montando al tigre" y que éste correría la cabeza por un pedazo de carne antes de que sea calmado. Desafortunadamente para el proceso político con Israel, Abbas se olvidó una lección de historia en el 2014. Ahora es él quien monta al tigre Hamas, que ya ha hecho rugir su gran cabeza.
No se necesitó mucho tiempo entre la firma del gobierno de unidad palestino y la reaparición abierta de Hamas y sus símbolos en Cisjordania. Israel ha atravesado esto antes y sabe demasiado bien cómo termina. Con caos.
Incluso en el mejor de los tiempos, Medio Oriente tambalea en la punta de la incertidumbre y la inestabilidad. Con Siria – e Irak – implosionando, con Jordania siendo probado hasta los límites, con Egipto emergiendo de uno de sus períodos más desafiantes, la última cosa que la región necesita es que la AP despliegue una estera de bienvenida a Hamas. Pero eso es precisamente lo que hizo.
El secuestro de adolescentes ocurrió contra este fondo y podría ser muy bien un presagio de que vendrán momentos peores. Rezamos para que los adolescentes sean encontrados sanos y salvos. Mientras no tenemos más opción que ser optimistas en ese frente, el futuro Estado Palestino que dirige al tigre de Hamas promete ser más sombrío.
Abbas ha repetido la torpeza histórica de su predecesor. La estabilidad y esperanza en nuestra región será lo peor para eso.
*Yehuda Yaakov es el Cónsul General de Israel en Nueva Inglaterra.