Itongadol.- En la sede del Museo del Holocausto/Shoá de la ciudad de Buenos Aires se realizó un acto con motivo de Iom Hashoá, fecha establecida por el parlamento israelí y respetada por las comunidades judías del mundo para honrar a los 6.000.000 de judíos asesinados por el nazismo, entre ellos un millón y medio de niños, durante la Segunda Guerra Mundial.
Luego que Guillermo Yanco, vicepresidente de la institución, diera lectura a una carta de Mordejai Anilevich, uno de los líderes del Levantamiento del Ghetto de Varsovia, escrita en los días en que se estaba luchando allí contra las fuerzas alemanas a fines de abril de 1943, se procedió al encendido de seis velas de Izcor (recordación), una destinada a Jaime Machavanski z’l, integrante del grupo fundador de la Fundación Memoria del Holocausto y que durante muchos años fue directivo de la misma.
A continuación hizo uso de la palabra el presidente de la institución, Claudio Avruj, quien resaltó que la finalidad es “dar testimonio e impedir que los negadores que día a día se levantan puedan triunfar y llevar adelante el mensaje de la maquinaria nazi quiso imponer”.
Luego se centró en la necesidad de trabajar sobre la memoria: “Esta no puede ser recortada o llevada a un mero acto melancólico de recordación. Debemos tener la capacidad, año tras año, de posicionarnos con la mente y el corazón en aquellos sucesos, pero fundamentalmente para tomarlos como una responsabilidad y ver que podemos generar, distinto y mejor, para nuestro presente y futuro. Quedarnos solamente en el recuerdo melancólico nos debilita. Tener recuerdo y memoria implica hacernos cargo de una carga que se convierte en responsabilidad y en posibilidad. Este es un acto para reafirmar nuestra responsabilidad por la memoria, y homenajear a aquellos que nos precedieron y los sobrevivientes que nos acompañan con sus testimonios le dan sentido a esta casa de la memoria”.
El rabino Alejandro Avruj, por su parte, manifestó: “Acabamos de finalizar la celebración de Pesaj, que nos enseña que hace muchos siglos dejamos de ser esclavos del faraón, para en ese mismo instante en ser esclavos de la memoria (…) Recordar es un arte. Recordar recordamos todos, el tema es recordar bien, de qué manera recordar y cómo transformar esa memoria, pues se puede transformar en muchas cosas. De acuerdo a como recordamos será el tipo de personas y, en definitiva, el pueblo que seremos”
“Lo que sí es importante es no pensar que el Estado de Israel y el milagro de volver a la tierra, bendición de transformarnos nosotros fuera de Israel en la comunidad vibrante que tenemos y vivimos, fue por la Shoá. Nosotros no podemos permitir que este pensamiento se instale en la mente de nadie, porque es un horror político y teológico pensar que fue así. Nosotros tenemos un vínculo, una relación íntima y profunda con Israel, muy previa a la Shoá. Nuestro anhelo de retornar y que Israel exista, como hoy, tiene no solamente décadas anteriores a la Shoá sino siglos previos a la Shoá. Ni hablar de nuestros rezos, el mirar hacia Ierushalaim y todas las historias de nuestra Biblia; la Declaración Balfurd tuvo décadas previas a la Shoá; el movimiento sionista tuvo décadas previas a la Shoá; los jalutzim (pioneros) que empezaron a ir a Israel, a fundarlos y a crearlo fue muy previos a la Shoá”, dijo.
“Nosotros tomamos una decisión, saber que con lo que nos sucedió, con esa memoria íbamos a transformarnos en lo que hoy, con bendición, somos a pesar de la Shoá y gracias a la energía y el coraje de muchos de los sobrevivientes. Hemos aprendido que el sufrimiento es parte de la historia, pero que no es la historia; hemos aprendido que el dolor es parte de la vida, pero que no es la vida. (…) Y nos hemos transformado en un pueblo que respondió a la destrucción con construcción”, agregó.
Al concluir sus palabras el rabino Avruj recitó la oración en homenaje a los caídos en la Shóa, y el Kadish de duelo (oración por el alma de los fallecidos).
Por su parte, la señora Sara Gorchberg de Silberstein, sobreviviente de la Shoá y autora del libro “Sobrevivimos”, brindó su testimonio sobre los padecimientos que soportó hasta llegar a la Argentina y conformar una familia.
El acto, que fue conducido por Guillermo Yanco, culminó con la entonación del Himno de los Partisanos, y entre los presentes se encontraban el vicepresidente de la AMIA, Tomás Saieg; el presidente y secretario general de la DAIA, Julio Schlosser y Jorge Knoblovits; la Agregada de Cultura, Prensa y Difusión de la Embajada de Israel, Dovrat Zilberstein; el Ministro Consejero de la embajada de Hugría, Gyula Barcsi; los ex presidente del Museo de la Shoá David Fleisher y Mario Feferbaum; el presidente de la Sociedad Hebraica Argentina, Diego Dinitz; el presidente del Centro Armenio, Alberto Djeredjian; el presidente del Consejo Superior de Representación Central Ucrania, Jorge Danylyszyn.