La comunidad judía argentina y el Gobierno nacional rindieron hoy homenaje a las víctimas y sobrevivientes de la Shoá en un acto convocado en el marco del Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto.
La ceremonia se dio en momentos que la comunidad judía y el Gobierno de Cristina Kirchner enfrentan una difícil controversia por el reciente acuerdo que la Argentina firmó con Irán para la creación de una comisión dedicada a tratar la causa por el atentado a la AMIA, ocurrido el 18 de julio de 1994 con un saldo de 85 muertos y cientos de heridos.
En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), el presidente de la DAIA, Julio Schlosser, evitó referirse a la situación generada por el acuerdo con Irán aunque apuntó que “el Gobierno nacional se comprometió a elevar el memorándum (del acuerdo) al Congreso, a los familiares de las víctimas del atentado y a las instituciones” afectadas por el ataque terrorista, en el que aparecen acusados al menos seis ciudadanos iraníes.
“Sería triste que este acto de memoria se mezcle con este acuerdo, hoy venimos a recordar a los seis millones de judíos que murieron en la Shoá y honrar a los sobrevivientes. Particularmente este año es especial y está dedicado a los justos entre las naciones que arriesgaron sus vidas en beneficio de otros seres humanos”, resaltó Schlosser.
La referencia del dirigente tiene que ver con la consigna de este año del acto central por el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, "Quien salva una sola vida, es como si salvara el universo entero", en homenaje a la personas que dieron sus vidas por salvar a miles de judíos.
La ceremonia se realizó en el Salón de Actos del Banco Nación, y contó con la presencia de los ministros de Educación, Alberto Sileoni, y de Justicia y Derechos Humanos, Julio César Alak, junto al secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, y el secretario de Culto, embajador Guillermo Oliveri.
Además participaron el Gran Rabino de la Argentina, Shlomo Benhamú, los presidentes de la DAIA, Julio Schlosser, de la AMIA, Guillermo Borger, de la Organización Sionista Argentina (OSA), Víctor Chama, de B´nai B´rith Argentina, Mario Wilhelm, y de Sherit Hapleitá, la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi, Francisco Wichter.
A la ceremonia también asistieron el secretario general de la DAIA, Jorge Knoblovits, miembros de la comisión directiva de la representación política de la comunidad judía argentina, la embajadora de Estados Unidos en la Argentina, Vilma Martínez, y el consejero político de la Embajada de Israel en la Argentina, Ofer Moreno.
En el acto, David Smith, director del Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU) en Buenos Aires, leyó un mensaje del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el que se explicó la consigna del acto convocado para este año.
Por su parte, Fresneda instó a todos a hacer memoria para garantizar que no vuelva a ocurrir el genocidio.
Luego se recordó a los hombres y mujeres de ayudaron a los perseguidos se encendieron seis velas en memoria de los seis millones de judíos que murieron en la Shoá y se hizo un minuto de silencio.
Durante la ceremonia se presentó un video sobre Irena Sendler, conocida como “El Ángel del Gueto de Varsovia”, una mujer polaca que estuvo como enfermera en el Gueto de Varsovia y salvó a 2500 chicos.
En su mensaje, el secretario de Culto, embajador Guillermo Oliveri, recordó que “quien salva una vida, salva al mundo entero” al tiempo que destacó el “gran concepto de la ética” que tuvieron aquellos que salvaron a los judíos de la muerte.
“No se puede permitir la negación de lo ocurrido en la Shoá, que fue el mayor genocidio del Siglo XX”, enfatizó.
Por su parte, el ministro Sileoni llevó el saludo de la presidenta Cristina Kirchner, recordó que la Argentina está involucrada en la alianza para la conmemoración del Holocausto y explicó lo que es el Capítulo Argentino del Grupo de Trabajo para la Cooperación Internacional en la Educación, la Rememoración y la Investigación del Holocausto (ITF, por sus siglas en inglés), y en el que participan los ministerios de Educación, Justicia y Derechos Humanos, y Relaciones Exteriores y Culto, junto a diversas entidades de la sociedad civil.
Sileoni destacó la importancia de la educación de la Shoá y los derechos humanos.
Por su parte, el presidente de la DAIA, Julio Schlosser, sostuvo que “el intento de deshumanización de los judíos no borró la calidad humana de las víctimas sino que eliminó todos vestigio de humanidad en los victimarios”. “Recordar constituye siempre un acto de fe particularmente cuando se conmemora un hecho trágico”, agregó el dirigente comunitario.
“Quien salva una vida, salva una humanidad. Ser indiferente frente al perseguido, al humillado es lo que hace inhumano al ser humano. La indiferencia no es solo un pecado sino un castigo”, advirtió el titular del brazo político de la comunidad judía argentina.
Al referirse a aquellos que colaboraron para evitar la matanza de judíos durante el Holocausto, Schlosser dijo que pese a que “fueron muy pocos”, demostraron que “el ser humano tiene la opción de elegir entre el amor y la indiferencia”.
Asimismo, el ministro Alak dijo en su discurso que quienes ayudaron a los judíos en la Shoá “no fueron simples observadores, se identificaron con las víctimas y ayudaron a mantener viva la memoria”.
En diálogo con la Agencia Judía de Noticias, el presidente de la AMIA, Guillermo Borger, expresó que el Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto le genera “particularmente mucha sensibilidad” por ser hijo de sobrevivientes y porque aún tiene a su madre que lleva tatuado en uno de sus brazos los números del campo de concentración donde estuvo durante la Shoá.
Borger consideró que si bien es un momento “doloroso” también es “un logro” que se recuerde mundialmente a las víctimas del nazismo.
El 1º de noviembre del 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas, por consenso de 192 países, aprobó la Resolución 60/7 que declara al 27 de enero como Día Internacional del Holocausto.
La fecha coincide con la llegada, en 1945, del Ejército Rojo soviético al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, poco después de que éste fuera abandonado por los nazis.
La citada norma está integrada por 6 artículos y también reconoce el exterminio de un tercio del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial, rechaza la negación de la Shoá, insta a sus Estados miembros a que elaboren programas educativos alusivos y preserven los lugares históricos donde funcionaran campos de trabajo y exterminio, y condena toda manifestación de intolerancia y discriminación por motivos religiosos y étnicos.
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