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Él es un soldado combatiente de la Fuerza de Defensa de Israel pero cuando va a su hogar en un pueblo del noreste de Israel, Samir – nombre ficticio – tiene que cambiarse su uniforme y esconder su arma. Un árabe musulmán que elije ser voluntario del ejército, junto con su familia, no puede esperar más que hostilidad de sus vecinos si se enteran de su carrera militar.
“Amo al ejército“, dijo. Samir, de 26 años, está en el batallón Tavor, un escuadrón de búsqueda y rescate del Comando de Defensa Interna, cuyos hombres también participan de actividades de combate.
“Si hubiese nacido y vivido en Siria hubiese servido al ejército. Pero vivo aquí, entonces decidí hacer mi parte y alistarme“, dijo. Pero en el pueblo de Samir la actividad en la fuerza de defensa no es generalmente aceptada. Los pocos que se inscribieron como voluntarios antes de Samir todavía son acosados y hace poco uno de ellos fue asaltado por sus vecinos. Pero eso no perturba a Samir: “Cuando decido algo, cuando está en mi vista, lo hago hasta el final“.
Samir está casado y tiene un hijo, y también tuvo que persuadir a su esposa de apoyar su elección. “No es simple. Mi mujer se opuso a mi alistamiento. Ella quería que su marido esté cerca de casa. Pero luego lo entendío. Ella dijo que sufrirá si esto me hace feliz. Junto con mis padres son los únicos que apoyaron mi decisión“.
Samir se unió al Batallón Tavor hace nueve meses. “Para mi sorpresa mis oficiales comandantes me entendieron y también mi situación y me dejan ir los fin de semanas“, expresó a Yedioth Ahronoth. Sus camaradas también lo apoyaron: “Aunque sean solo niños, 18 años, hemos desarrollado una gran amistad“. También destacó que nunca se ha enfrentado al racismo.
Samir servirá por dos años, debido a la edad adulta en la que se alistó, pero será feliz de seguir una carrera militar luego. “Estoy en un buen lugar. Si puedo seguir con el servicio regular lo haré. Sino intentaré unirme a los servicios de emergencia civiles: las brigadas policiales o de bomberos“, expresó.