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El Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Judío armó un artículo que dice que la única opción viable en el caso de que la Autoridad Palestina reciba un status de estado no miembro en las Naciones Unidas será “derrocar al presidente Mahmoud Abbas”.
El documento, escrito antes del pedido palestino en la ONU el 29 de noviembre, dice que “una respuesta blanda podría ser equivalente a una admisión israelí de que no puede manejar el desafío”.
El artículo, el cual ha sido adoptado por el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman, destacó que “la realidad de un estado palestino reconocido por la ONU podría romper con la disuasión de Israel y minimizar completamente su credibilidad, lo cual haría que cualquier entrega futura de asentamientos sea imposible”.
El documento también revela que Abbas tiene serias preocupaciones de encontrarse con el mismo destino que el presidente libio Muammar Gadhafi, el ex presidente egipcio Hosni Mubarak y el derrocado líder tunecino Zine al-Abedine Ben Ali.
“Además los saudíes lo están acusando por su falta de eficiencia y corrupción. Varios estados del Golfo también están enojados con Abbas por la destitución de Mohammed Dahlan, quien está intentando de convencer a los líderes árabes que Abu Mazen ya no es relevante. Como resultado, ha perdido el apoyo de patrones importantes en el mundo árabe”, según el documento.
Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores también recomendó ofrecerle a la Autoridad Palestina algunos premios. Según el documento, si los palestinos se abstienen de acercarse a la ONU, Israel podría negociar un estado palestino en fronteras provisionales con ellos hasta que el mundo árabe se estabilice y se lleven a cabo elecciones palestinas.
Sin embargo, si los palestinos deciden avanzar con su plan y recibir un status actualizado, Israel lo considerará como un cruce de una línea roja, la cual amerita una fuerte respuesta.
El Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que Abbas eligió tomar esta iniciativa en el cuerpo internacional cuando se dio cuenta de que necesita mejorar su popularidad entre los palestinos en luz de la inestabilidad percibida para manejar desafíos domésticos, particularmente económicos.
El presidente palestino también está preocupado sobre la exposición de más denuncias de corrupción contra su persona. Desde que se convirtió en jefe de la AP, elementos opositores a Fatah han develado detalles sobre sus ingresos y activos.