La canciller alemana, Angela Merkel, llegó a Grecia en su primera visita desde que estalló la crisis de la deuda europea hace tres años, haciendo frente a las protestas para entregar un mensaje de apoyo -pero sin aporte de nuevos ingresos- a una nación golpeada por la recesión y la lucha por permanecer en la Unión Europea.
Miles de griegos desafiaron a las autoridades que prohibieron las protestas y se reunieron en la plaza Syntagma en el centro de Atenas tras el arribo de Merkel.
Dos manifestantes vestidos con uniformes militares alemanes ondearon una bandera con la esvástica roja, negra y blanca y extendieron los brazos en el saludo nazi.
Muchos griegos culpan a Merkel para forzar recortes dolorosos en Grecia a cambio de dos paquetes de rescate de la UE y el Fondo Monetario Internacional por un total de más de 200 millones de euros.
La policía dispuso un operativo que incluyó unos 6.000 agentes, entre ellos las unidades antiterroristas y francotiradores, para garantizar la seguridad durante la visita de seis horas. Representaciones alemanas en la capital griega, incluyendo la embajada y el Instituto Goethe, se encuentran bajo protección especial.
Merkel fue recibida con una alfombra roja y honores militares al llegar al aeropuerto de Atenas. El primer ministro Antonis Samaras saludó con un apretón de manos luego de que una banda tocó el himno nacional alemán y griego.
En el centro de Atenas, la recepción era menos cálida. En la plaza Syntagma, manifestantes se movilizaban con pancartas que decían "fuera Merkel, Grecia no es tu colonia" y "Esto no es la Unión Europea, es la esclavitud".
"No la quiero aquí. Merkel anda a tu hogar!", dijo, indignada, María Dimitriou, una mujer desempleada de 40 años de edad que viajó a Atenas desde el sur de Grecia para protestar. "Se han convertido nuestras vidas en un infierno", agregó la mujer según consignó el portal de noticias Ynet.
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