Uno de cada cinco parejas judías que se casaron durante el año 2010 lo hizo fuera de Israel, según reveló la Oficina Central de Estadísticas israelí.
A menudo la decisión responde a una elección de las parejas que se les negó el matrimonio halájico de parte de las instituciones ortodoxas, pero también es la elección de las personas que se alejan de la política del Rabinato.
Amit Mautner, de 34 años, y Naama Melchior, de 26 años, se casaron en Chipre, después de una relación de ocho años. Melchor, quien recibió educación religiosa, dijo que la decisión de casarse fuera de Israel fue un acto de protesta.
"Ambos nacimos en Israel, por lo que no debería haber sido un problema para obtener el consentimiento del Rabinato de casarnos", dijo Melchior al portal de noticias Ynet.
Sin embargo, según aseguró Melchior, el Rabinato se negó a casarlos porque la pareja no quiso “cooperar”.
“El Rabinato se ha convertido en un monopolio cuando se trata de determinar quién puede casarse y quien no puede. Más allá de eso, el Rabinato cobra dinero por el registro de matrimonios y solicita contribuciones para los rabinos que llevan a cabo ceremonias", aseguró.
Mautner y Melchior dijo que en principio pensaban tener su ceremonia de boda a través de Tzohar, una organización de rabinos ortodoxos modernos, pero después optaron por tener su boda en Chipre.
Ellos se unieron a un grupo de otras diez parejas que optaron por casarse en el extranjero, algunos de los cuales encuentran dificultades para obtener la aprobación del Rabinato para el matrimonio debido a las restricciones religiosas.
Después de una breve visita al Ministerio del Interior, Mautner y Melchor fueron reconocidos como una pareja casada por el Estado de Israel.
Gali y Roey Tzezana se casaron hace dos años en Praga. “Cuando decidimos casarnos sabíamos que nuestro servicio no se llevaría a cabo de acuerdo a las reglas del Gran Rabinato. Pero sí queríamos que la ceremonia siga la tradición judía”, contó la pareja.
"Para nosotros estaba claro que nos gustaría honrar la tradición judía, por nuestros padres y nuestros hermanos", dijo Roey, quien aclaró que "no quería ir por el Rabinato, cuyo enfoque de los judíos convertidos y de las mujeres es terrible".
Los Tzezanas buscaron una alternativa a la ceremonia de boda del Rabinato, y finalmente decidió optar por el servicio del rabino Mauricio Balter, del Movimiento Conservador, pero no está reconocido por el Estado.
Con el fin de registrarse en el Ministerio del Interior, se casaron en Praga y fueron reconocidos como matrimonio a su regreso a Israel.
Los Tzezanas estaban furiosos de que el Estado sólo reconoce los matrimonios llevados a cabo de acuerdo a las normas del Rabinato. "Nos sentimos muy incómodos con el hecho de que el país donde crecimos, servimos en el Ejército y pagamos los impuestos, se le da el control exclusivo a una organización tan estricta", sostuvo la pareja.
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