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Crecen las preocupaciones en Israel sobre la posibilidad de que un arsenal de armas químicas de Siria caiga en manos de terroristas, debido a las predicciones de que el régimen del presidente Bashar Assad caerá en las próximas semanas.
Se cree que siria tiene uno de los mayores arsenales de armas químicas del mundo, supuestamente incluyendo sarín, VX y gas mostaza.
La preocupación surge en parte de la inteligencia occidental que indica que Hezbollah ha movido armas químicas afuera de Siria. “Es probable que pase lo mismo con las armas químicas”, explicó un funcionario de defensa.
Mientras se predice que el régimen de Assad caerá en pocas semanas, el ministro de defensa israelí, Ehud Barak advirtió ayer sobre los nuevos desafíos de seguridad a los que se tendrá que enfrentar la Fuerza de Defensa de Israel si eso ocurre. Dijo que más de 5.000 civiles serán asesinados al luchar en Siria y que los militares están teniendo dificultades en aplacar las protestas y evitar que soldados deserten las fuerzas de resistencia.
“Es difícil saber qué pasará el día después de que la familia Assad se vaya pero de cualquier modo será un golpe duro para la alianza iraní-siria-Hezbollah”, dijo Barak al Comité de Asuntos Externos y Defensa de la Knesset (parlamento israelí).
Las preocupaciones sobre el arsenal químico de Siria se hicieron en un momento en el que cerca del 60% de los israelíes tienen máscaras de gas. Actualmente a la FDI le falta cerca de 1.2 billones de shekels para completar la producción y distribución de éstas al resto del público.
El Comando de Defensa Interna y el Ministerio de Defensa están en conversaciones con el Tesoro en un esfuerzo por obtener el presupuesto requerido. El mes pasado, el medio israelí The Jerusalem Post informó que la distribución de máscaras de gas sería suspendida en febrero sino se destinan fondos antes.
Debido a la creciente inestabilidad en Siria, el Comando Noreste del ejército israelí ha elaborado un número de respuestas operacionales para ampliar el rango de escenarios que podrían ocurrir en el frente noreste.