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Hadari es adoptada y todas sus creaciones se relacionan con la búsqueda de su identidad. «Una pieza de danza es siempre la historia personal».
A pesar de saber que su verdadera madre es hija de una familia religiosa de Marruecos, la duda sobre quién es ella continúa sin respuesta. «El sentimiento de abandono es la base de mi trabajo (pero) el arte es un maravilloso refugio».
Fuente: Haaretz
Traducción: Leila Mesyngier