Sesenta y seis años después del final de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad judía de Varsovia está debatiendo si destruir un edificio en el territorio antiguo gueto, con el fin de sustituirlo por una torre de 180 metros de altura.
El terreno en cuestión está situado en el corazón de la ciudad. Por eso, se han establecido planes para demoler el edificio histórico, y reemplazarlo con una torre que incluyen espacios residenciales y de oficinas, así como un hotel para los judíos ultra-ortodoxos, un proyecto que se espera atraiga ingresos significativos.
Los líderes de la comunidad judía sostienen que el edificio, que sufrió ciertos cambios en la década de 1990, prácticamente ha perdido su valor histórico, y remarcan que ya no satisface las necesidades de sus instituciones.
De acuerdo con la exposición virtual de la herencia judía de Polonia, el edificio fue construido en el siglo 19, y además de las oficinas de vivienda de la comunidad, que sirvió a unas 300.000 personas, se trataba de una clínica médica para los pobres. Durante el Holocausto también sirvió como hospital temporal.
El edificio mantiene teatro judío y la única sinagoga que sobrevivió al régimen nazi. Hoy en día, además de ser un lugar central de oraciones en Varsovia, la sinagoga se realiza conciertos y exposiciones.
El consejo de la ciudad de Varsovia tiene un enfoque alentador para el centro y sus alrededores, que se encuentran en un proceso de renovación con la intención de regresar a su carácter histórico. Quienes se oponen a la demolición están tratando de obtener el edificio para impedir cualquier cambio.
El presidente de la comunidad, Piotr Kadltz’ik, dijo en una entrevista que considera que el intento de conservar el edificio en su forma actual es un acto que se opone a los intereses básicos de la población judía de la ciudad. Kadltz’ik presentó una objeción, para denegar la solicitud de inclusión del edificio como patrimonio histórico de la ciudad.
A la comunidad se le ha concedido una prórroga de tres meses para explicar su posición. La decisión final sobre si debe o no demoler el edificio se realizará a principios del próximo año.
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