Mubarak hizo esta declaración a modo de exabrupto, acompañándola de una sonrisa, después de una entrevista con el presidente sirio, Bachar al-Assad, centrada en los esfuerzos para celebrar lo más pronto posible una cumbe árabe prevista inicialmente para el 29 y 30 de marzo en Túnez, país que la aplazó ‘sine die’.
El presidente egipcio subrayó que muchos dirigentes árabes estaban de acuerdo en la necesidad de celebrar una cumbre y que esta conferencia podría tener lugar en mayo.
Asimismo, Mubarak afirmó que la decisión sobre el lugar de celebración corresponde a los dirigentes árabes, subrayando que estaba de acuerdo con que fuese «en Egipto, en Yemen, en Túnez… no importa qué país árabe, y sobre la misma Luna».
Al afirmar que el aplazamiento de esta cumbre por Túnez «no era en interés de la nación árabe», valoró que su propuesta de acogerla apuntaba a «salvar la situación». En su opinión «Túnez debe emprender los contactos con los países árabes para ver si la cumbre tiene lugar sobre su territorio o (en un lugar decidido por) la mayoría».
Según el diario gubernamental ‘Al Ahram’, Assad ha mantenido varias entrevistas telefónicas con el presidente tunecino, Zine El Abidine bin Ali, para convencerle de que autorice la celebración de esta reunión en El Cairo, sede de la Liga Arabe.