La decisión tomada por Irán es parte de una campaña en contra de las nuevas sanciones en contra de su proyecto atómico, que según las potencias occidentales está destinado a fabricar armas nucleares.
Las principales potencias mundiales urgieron a Irán a aceptar un plan para transportar 1200 kilos de su uranio enriquecido –la cantidad suficiente para construir una bomba si se la purifica en un nivel lo suficientemente alto- que será transformado en combustible para poner en marcha un reactor de investigación medicinal.
La propuesta, apoyada por los Estados Unidos, Rusia y Francia, fue destinada a brindar un espacio diplomático para solucionar el problema nuclear de Irán, que tiene a la comunidad internacional altamente preocupada.
Irán acordó en principio con el trato en octubre, pero demandó cambios como por ejemplo, que el acuerdo tuviera lugar en el suero iraní, algo que las otras partes consideraron inaceptable.
En el marco de una reunión con el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) Yukiya Amano, Irán sugirió una nueva propuesta y no se refirió al plan original del Organismo.
AF