Fieles procedentes de un centenar de países participaron hoy en la Marcha de Jerusalén, que la autodenominada “Embajada Cristiana Internacional de Jerusalén” organiza desde hace cerca de tres décadas en coincidencia con Sucot (la Fiesta de los Tabernáculos), en la que los judíos recuerdan la travesía de sus antepasados por el desierto del Sinaí guiados por Moisés.
Las principales calles del sector occidental de la ciudad se llenaron de banderas y pancartas en las que se felicitaba al pueblo de Israel y se mostraba su apoyo en decenas de idiomas.
Entre los participantes latinos destacaron los brasileños, que sumaban cerca de 2.200 fieles que animaban la parada con música de tambores y bailes.
También desfilaron agrupaciones religiosas de los cristianos evangélicos de países asiáticos, africanos y europeos, frente a numerosos espectadores israelíes que sonreían y mostraban agradecimiento.
Algunos de los participantes vestían los trajes típicos de sus regiones o repartían caramelos a los niños, mientras que otros muchos gritaban “Dios bendiga a Israel”.
Los cristianos evangélicos consideran que el retorno de los judíos a la Tierra Prometida es uno de los principales requisitos para que Jesús regrese a la tierra por segunda vez y, por tanto, condición imprescindible para la redención final.
Creen que será entonces cuando los judíos reconozcan a Jesús como el Mesías, lo que no hicieron hace dos milenios.
El presidente de la Embajada Cristiana de Jerusalén en Brasil, Renê Terra Nova, aseguró a Efe que la visita tiene como objeto “cumplir la profecía escrita en el libro de Zacarías 14, que dice que todas las naciones vendrán a Jerusalén para bendecir a Israel, tierra prometida”.
“Estamos aquí para decirle a Israel: ‘no estás sólo. Tienes amigos. Tienes personas a tu lado que todos los días rezan por ti. Israel, ¡sigue adelante con tu conquista!”, añadió.
El pastor colombiano Héctor Pardo, que viajó a Jerusalén acompañado de una veintena de fieles cristianos, afirmó: “Queremos mostrar nuestro amor por Israel pero muy especialmente reclamar el derecho a la existencia de Israel”.
“Estamos aquí para declarar que ésta es la capital única, eterna e indivisible del pueblo judío”, señaló por su parte el pastor Alberto, de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), quien también manifestó su esperanza de que el pueblo judío llegue algún día a convivir aquí en paz con el pueblo árabe.
Una “efusión” de aprecio que alegra a Gideon Ariel, un judío ortodoxo de Jerusalén que se siente “bendecido” porque “tanta gente reconozca que Israel es el lugar de Dios para todo el mundo”.