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Por Thomas L. Friedman
De The New York Times

La guerra de los enmascarados
Por Thomas L. Friedman
De The New York Times

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Da la extraña sensación de un aviso publicitario de Gap para Halloween. . En un artículo publicado ayer en el diario The New York Times , Fouad Ajami definió a los dos bandos de la guerra civil palestina como «los enmascarados de Al-Fatah» y los «enmascarados de Hamas». Por cierto, el hecho de que los combatientes de ambos bandos usaran máscaras es uno de los aspectos singulares de esta guerra civil, y plantea, a mi juicio, dos interrogantes. Primero, ¿por qué tanto los combatientes de Al-Fatah como los de Hamas usaban pasamontañas? Y segundo, ¿dónde se puede comprar un pasamontañas en Gaza? . Oscar Wilde afirmó: «Dale a un hombre una máscara y te dirá la verdad». Entonces, ¿qué verdad nos dice el hecho de que los combatientes de ambos bandos en esta guerra civil (y en la de Irak) usen máscaras? . La primera respuesta es: la costumbre. Los combatientes de Hamas siempre usaron máscaras cuando se enfrentaban a Israel para que Israel no pudiera identificarlos y tomara represalias contra ellos. Sin embargo, el sábado pasado, según la agencia de noticias Reuters, un vocero de Hamas dijo que no se deberían usar máscaras en el conflicto entre palestinos. . «Sólo se debe usar máscara cerca de las fronteras y para combatir al enemigo sionista, y no en las calles ni cerca de los hogares de la gente», expresó Khaled Abu Hilal. . Pero ciertos hábitos, particularmente los malos, no desaparecen fácilmente y pueden terminar torciendo la propia sociedad tanto como la del enemigo. . Se puede observar lo que pasó aquí: si está bien usar una máscara cuando uno se enfrenta a los judíos, eventualmente estará bien usar una máscara cuando uno se enfrenta a otros palestinos. Si está bien utilizar terroristas suicidas contra los judíos, luego estará bien utilizar terroristas suicidas contra otros musulmanes. Se cosecha lo que se siembra. . Sin embargo, más allá de los viejos hábitos, también hay cierto nuevo pudor. Esas máscaras son usadas por combatientes que no sólo desean resguardarse de la mirada de Israel, sino también de la mirada de sus padres, amigos y vecinos. . Después de generaciones de árabes que realzaron la justicia y la nobleza de la lucha palestina para lograr un Estado propio, hubo seguramente cierta vergüenza de que hermanos palestinos se mataran entre sí, se arrojaran desde los techos, se arrancaran de las camas de los hospitales, desgarrando la sociedad palestina en una abierta lucha de poder. . No hubo nada noble en este conflicto, razón por la cual, podría adivinar, muchos quisieron usar máscaras. La máscara lo oculta a uno de la vergüenza y lo libera para matar a sus hermanos, y a los hijos de ellos. . El anonimato . Ponerse una máscara es además una manera de lograr poder y afianzar la masculinidad. La gente con máscaras, capuchas o pasamontañas negros siempre atemoriza más, no sólo físicamente sino también porque su absoluto anonimato sugiere que no responden ante nadie y ante ninguna ley. . En nuestra sociedad, son generalmente los asaltantes, los violadores, o miembros del Klu Klux Klan quienes usan máscaras, ya sea para aterrorizar a otros o para violar la ley con mayor facilidad. La máscara literalmente dice: «No sigo las leyes del juego. Tengan miedo, mucho miedo». . Piense en qué aliviado se sentiría si usted fuese capturado en una guerra por alguien vestido de uniforme y qué atemorizado se sentiría si fuese capturado por un enmascarado. . Pero dado el grado de descomposición de la sociedad que vemos en Irak, el Líbano y los territorios palestinos, eso podría ser un lujo. . Las guerras contra hombres y bandas enmascaradas -cuyas identidades, aspiraciones, reglas y planes de acción nunca son claros- constituirán la norma. . «Esas máscaras son los uniformes de los nuevos ejércitos del siglo XXI y el nuevo tipo de violencia», que en Irak, el Líbano y Gaza «ya no distinguen entre combatir contra extranjeros y combatir contra integrantes de la propia sociedad», sostuvo el analista político Yaron Ezrahi. «Así como esta nueva violencia no tiene un frente, tampoco tiene rostro ni fronteras», añadió. . Por eso, esas máscaras anuncian algo más: que esos jóvenes no responden a nadie. No tienen filas. Ningún líder puede estar seguro de su lealtad. Cada hombre enmascarado es un general, y cada milicia una cruza entre una banda criminal autofinanciada y un ejército moderno. . Hay que acostumbrarse a esto. En las circunstancias actuales, en las que la gran división es entre el mundo del orden y el mundo del desorden, uno debe prepararse para ver muchos enfrentamientos más entre ejércitos de hombres en uniforme y casco, y ejércitos de hombres de jeans y máscaras. . Traducción: Luis Hugo Pressenda
La Nacion

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