«Hay que estar siempre atentos», dijo hoy la senadora Cristina Fernández de Kirchner. Eran las cuatro y media de la tarde en Washington y acababa de dejar el museo del Holocausto, mientras se aprestaba a saludar a un grupo de estudiantes secundarios.
La senadora recorrió durante más de una ahora y media el museo que es, junto al Vad Yashem de Jerusalén, el más representativo del mundo en el reflejo de la masacre nazi.
Acompañada del presidente de la AMIA, Luis Grynwald, otros directivos de la mutual judía y el vocero Miguel Núñez, entre otros miembros de la comitiva, Cristina Kirchner se detuvo en varias salas de la construcción de tonos grises y luz mortecina que aloja documentación y rastros del Holocausto.
Una de las salas proyectaba un documental del campo de concentración en Dachau, en Baviera, Alemania. Cristina Kirchner había visitado Dachau y lo mencionó durante estos dos días de estadía en Washington.
Un mapa muestra los campos de concentración de todo el mundo. «Es el mismo mapa de Dachau», dice Cristina mientras uno de los directores del museo explica que los nazis no hicieron distinción entre los judíos. «Se llevaron a los religiosos, a los seculares, a todos», dice.
La senadora se para ante un cartel que recuerda la toma del poder por Adolfo Hitler en 1933. Otro cartel, de la época, dice: «No compre en negocios de judíos». Comenzaba el boicot, prolegómeno de la segregación y, luego, de la matanza.
«En Polonia había tres millones de judíos», dice el guía. «No quedó ninguno.» Cristina Kirchner, como durante casi toda la visita, asintió impresionada, y toda la delegación miraba y absorbía información e impresiones.
«Muerte a los discapacitados», dice un cartel. Cristina pregunta por qué esa frase. «Mataron primero a los chicos discapacitados y probaron el gas con ellos», cuenta el guía. «Después lo usaron con todos.»
Una foto muestra un escuadrón móvil, probablemente un antecesor de los grupos de tareas de la dictadura. «Iban en avanzada matando judíos en el frente, y también comunistas y gitanos», lee el guía.
La comitiva se detiene delante de una instalación que explica el levantamiento del gueto de Varsovia, en 1943. Un cartel muestra el documento, falso, construido para una tal Feigele Peltel, de 21 años, correo entre la resistencia interna del guetto y el exterior. En idish, el idioma coloquial de los judíos del mundo, Feiguele es «pajarito», y se usa como equivalente de «nenita».
En el Museo del Holocausto hay un vagón de los que transportaban a los judíos a los campos de concentración. Cristina mira las valijas gastadas que quedaron en la vía. Una dice Feschel, Frida, y lleva el número 355.
Después de cruzar en medio del vagón un corredor lleva a una sala donde se ven miles de zapatos. Son los zapatos de quienes irían a morir en los campos de concentración, en las cámaras de gas, y serían luego incinerados en los hornos crematorios. Los zapatos son de un tono gris uniforme.
La comitiva mira el cartel, que incluye la poesía de un escritor judío en idish. «Somos zapatos/ el último testimonio». Luego Cristina pasa ante un barco danés que se usó para salvar judíos, delante de obras de chicos antes de ser asesinados en Theresienstadt, frente a testimonios fílmicos del juicio a Adolf Eichmann.
Al final del recorrido, una sala dedicada al genocidio muestra Darfur, cuando fueron asesinados más de un millón de personas en Africa.
La senadora observa el cartel que preside la sala. Dice: «El genocidio nunca puede ser una preocupación solo nacional de un país. Donde haya genocidio, el mundo entero debe preocuparse».
Encuentro con la comunidad judía argentina y estadounidense
La senadora Cristina Fernández analizó esta tarde con la directora para Latinoamérica del American Jewish Committee, Dina Sieguel, la marcha de la investigación del caso AMIA y el flagelo del «terrorismo», informaron hoy fuentes de la comunidad judía argentina.
El presidente de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), Luis Grynwald, dijo al término de la reunión: «la senadora nos dio su apoyo en la causa AMIA hasta que sepamos la verdad».
El encuentro que se realizó en el Hotel «Sofitel» contó con la presencia del presidente de la AMIA, Luis Grinwald; del vicepresidente de la AMIA, José Adaszco; el embajador argentino en Estados Unidos, José Octavio Bordón; el cónsul Héctor Timerman, y el vocero presidencial Miguel Núñez. La reunión se realizó tras la disertación que ayer brindó la senadora en la cena anual del 101 del Comité Judío Americano, donde afirmó que América latina levantará su voz ante cualquier ataque antisemita y defendió la política de derechos humanos que instrumenta el presidente Néstor Kirchner.
«Nos sentimos orgullosos como argentinos y como American Jewish Committe de haberlos invitado porque nos hace quedar muy bien a los argentinos», dijo el presidente de la AMIA.
Grynwald resaltó el discurso humanista dado por la senadora en la cena de gala ofrecida anoche por el AJC para los 1000 invitados al National Building Museum y dijo que «fue un discurso a la memoria, justicia y verdad».
Por su parte, la dirigente Dina Sieguel dijo que las intenciones del Comité Judío Americano son de fomentar lazos constructivos entre Estados Unidos y Latinoamérica.
«La memoria y la justicia son deberes»
La senadora Cristina Fernández de Kirchner aseguró que el esclarecimiento del atentado a la AMIA, ocurrido en julio de 1994, es un deber para el gobierno argentino.
El esclarecimiento «no es una opción, no es una cuestión de apoyar o no apoyar, el tema de la memoria y de la justicia no son opciones posibles, son deberes», dijo la esposa del presidente Néstor Kirchner a la Agencia Judía de Noticias.
La senadora ayer disertó en el 101 encuentro anual del Comité Judío Latinoamericano con sede en Washington, y posteriormente hizo una evaluación sobre su participación.
Fernández dijo sentirse «muy impresionada» con su visita a Washington y con «la historia del pueblo judío, su perseverancia, su terquedad y la defensa del derecho a la diversidad a partir de la propia identidad».
Por otra parte, opinó que por su rol como primera potencia del mundo y por lo que luchó para ocupar ese lugar, Estados Unidos «se debe a sí mismo y a su dirigencia un replanteo de cómo se ejerce responsablemente ese liderazgo».
La legisladora dijo que «la diversidad cultural en el ejercicio de un liderazgo responsable y la reconstrucción de la multilateralidad, son cuestiones que hacen a la construcción de la paz».
La senadora también habló del combate al terrorismo y dijo que es «fundamental» que no se le responda «simétricamente, porque si uno tiene respuestas simétricas, está colaborando con ellos. Es lo que el terrorismo necesita para intentar legitimarse y recobrar mayores adeptos». Telam. M. Granovsky