El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha asegurado que mientras él sea jefe del Gobierno no abandonará la meseta del Golán porque ese territorio es ‘parte integral’ de Israel.
‘Mientras yo sea primer ministro, la meseta del Golán se quedará en nuestra manos, porque es parte integral de Israel’, afirmó Olmert en declaraciones al diario ultraortodoxo judío ‘Hamishpajá’ (La Familia).
Y agregó: ‘No tengo la intención de dejarme arrastrar a los trucos mediáticos del presidente sirio, Bachar Al Assad’.
En una entrevista el fin de semana con el periódico alemán ‘Der Spiegel’, Asad sostuvo que está dispuesto a negociar la paz con Israel, y advirtió que de no ser posible, no descarta que vuelva a producirse una guerra entre ambos países.
Israel rechazó la oferta de Siria con el argumento de que era una mera estratagema mediática, ya que, según el primer ministro israelí, quien da cobijo a las principales organizaciones terroristas no puede hablar de paz.
Y afirma al diario que el mensaje de Asad no es congruente porque en un mismo suspiro ‘continúa el terrorismo, sigue apoyando a las organizaciones terroristas palestinas, al terrorismo anti-americano en Irak, provee de armas a Hizbulá, y espera que Israel se ponga firme cuando nos guiña el ojo (nos habla de paz)’.
‘No me parece que sea serio’, concluye el primer ministro al rechazar las declaraciones de Asad.
El futuro de la meseta del Golán, conquistada por el Ejército israelí en 1967, es una de las claves de cualquier proceso negociador entre Siria e Israel.
En el pasado varios primeros ministros israelíes -entre ellos los laboristas Isaac Rabin, Simón Peres, y Ehud Barak, y hay quien asegura que también el nacionalista Benjamín Netanyahu- accedieron en principio a devolver ese territorio, donde viven unos 18.000 israelíes.
Sin embargo, las dos partes nunca se han puesto de acuerdo sobre por dónde debe pasar la nueva frontera, y mientras Siria demanda la costa del Mar de Galilea -frontera entre 1948 y 1967-, Israel demanda la aplicación de la que en 1923 establecieron franceses y británicos, que no le da acceso al agua.