Cristiano, hijo de políticos y ex presidente del Líbano en la década del 80, Amin Gemayel culpa a Hezbollah y «a su hipocresía» y teme por el futuro.
Gemayel ocupó la presidencia entre 1982 y 1988, año en que dejó el poder a otro cristiano, el general Michel Aoun. Ejerció el poder en un período marcado tanto por la ocupación israelí (en el Sur) como por la de Siria (en el Norte).
En diálogo con LA NACION, aseguró que el país vive en la incertidumbre, que el cese del fuego es frágil y que la guerra puede estallar otra vez. Y, sobre ese panorama, comprendió la demora en la formación de la anunciada fuerza internacional porque «nadie quiere arriesgarse en un escenario donde nada está decidido». Para él, el gran culpable es Hezbollah.
-¿Cómo ve el cese del fuego?
-Una mala guerra lleva a malas soluciones. Todo es muy frágil e incierto. La posibilidad de que todo empiece otra vez es real. El país sigue bloqueado y hay continuos roces militares.
-¿Es eso por el retraso en el envío de fuerzas internacionales?
-Es lógico que los países no quieran arriesgar a sus tropas. Nada está definido en esa misión internacional y es muy peligrosa.
-¿Podría esa fuerza desarmar a Hezbollah?
-No se le puede pedir al extranjero que solucione un problema interno.
-¿Quién ganó la guerra, Hezbollah o Israel?
-El único que perdió es el Líbano. Es hipócrita que Hezbollah clame victoria con el país deshecho. Hay más de 10.000 millones de dólares en daños. Es un desastre.
-¿Quién es responsable por ese daño?
-Hezbollah empezó la guerra al secuestrar a los soldados israelíes.
-Muchos en el Líbano piensan que eso fue sólo una excusa.
-No hay que darle al enemigo una excusa. Y Hezbollah se la dio.
-Hezbollah dice que ganó. ¿Usted le corrige el veredicto?
-Resistió muy bien. Pero ¿qué ganó el Líbano en esta guerra?
-En el Sur, mucha gente dice que ganó dignidad.
-Es una palabra bonita. Pero la vida de los afectados será mucho menos digna que antes de la guerra.
-¿De dónde saca tanta plata Hezbollah?
-De Irán, igual que los cohetes Katyusha. Tal vez, las valijas con los dólares llegaron al mismo tiempo y están escondidas en el mismo lugar.
-¿Compra Hezbollah la voluntad de los libaneses?
-No lo ponga de ese modo. Con tanta necesidad, yo lo comprendo.
-¿Teme un conflicto interno entre las comunidades?
-Hezbollah construye su patria en el Sur. Esperemos no caer en guerra interna.
-Tras la guerra, ¿el país está más o menos unido que antes?
-(Largo silencio) Estamos haciendo un esfuerzo por mantenerlo unido.
-¿Cómo valora el papel del cristiano Emile Lahoud como presidente?
-Es un grave obstáculo para todo. Tiene el título, pero no es ya presidente; representa los intereses de Siria y de Irán.
-El dice que Hezbollah ganó la guerra.
-Es parte de la hipocresía. Quienes dicen eso lo hacen para preservar la unidad del país, porque los chiitas son una comunidad muy fuerte. Son palabras bonitas para preservar la moral. Pero dentro de unas semanas veremos la magnitud de la catástrofe. Y yo allí no sé qué pasa.
-¿Qué la parece que Michel Aoun, otro cristiano, haya hecho acuerdo con Hezbollah?
-No lo entiendo. Hace poco fue a los Estados Unidos para condenar a Siria. Y ahora está con Siria para condenar a los Estados Unidos. No sé qué pasó en el medio.
-¿Quiere usted ser presidente otra vez?
-Antes tenemos que pensar en reconstruir el país.
-Los Estados Unidos dicen que Hezbollah es una organización terrorista. ¿Tienen razón?
-Es un partido político. Los Estados Unidos usan la definición que ellos quieren.
-¿Cuál es el peor problema exterior para el Líbano, Israel, Siria o Irán?
-Los tres: Israel es peligroso; Siria no reconoce nuestra soberanía ni digiere la forma en que se tuvo que ir de aquí, e Irán explota a la colectividad chiita local, con Hezbollah a la cabeza, en su beneficio.
-¿Son más fuertes ahora los chiitas que los cristianos?
-Un poco más.
-¿Le inquieta?
-Los chiitas son inteligentes y saben que su futuro como libaneses se basa en la cooperación con otras comunidades. ¿Qué podrían hacer solos?
Por Silvia Pisani
Enviada especial
La Nacion