Un grupo de arqueólogos ha desenterrado en Israel un antiguo sistema hidráulico que fue modificado tras la conquista de los persas y que convirtió el desierto en un paraíso.
La red de depósitos, tuberías de drenaje y túneles subterráneos prestó servicio a uno de los grandes palacios en el reino bíblico de Judea.
Los arqueólogos descubrieron primero el palacio en 1954, una estructura construida en 2,4 hectáreas de terreno, donde ahora se extiende la granja comunal Ramat Rachel.
Las recientes excavaciones desenterraron cerca de 70 metros cuadrados de un sistema hidráulico único.
«Han encontrado un enorme palacio (…) incluso mejor que los palacios de Jerusalén, (fechados) desde la Edad de Piedra tardía a finales del periodo bíblico del siglo séptimo», declaró Oded Lipschits, arqueólogo de la Universidad de Tel Aviv.
La infraestructura del palacio fue remodelada a lo largo de los siglos para hacer frente a las necesidades de babilonios, persas, romanos y hasmonaitas que regentaron la Tierra Sagrada, aseguró Lipschits, que encabeza la excavación con un estudioso de la Universidad alemana de Heidelberg.
Pero fue con los persas, que arrebataron el control de la región alrededor del 539 antes de Cristo a los babilonios, los que renovaron el sistema hidráulico y lo convirtieron en un signo de belleza.
Lipschits aseguró que añadieron pequeñas cascadas para intentar convertir el desierto en un paraíso.
«Imagine en este terreno plantas y agua fluyendo por aquí», comentó Lipschits. «Esto era importante para alguien que considera interesante la estética, para alguien que quería sentirse aquí no como si estuviera en una remota esquina del desierto».
Yuval Gadot, un arqueólogo experto en los tiempos bíblicos de la Universidad de Tel Aviv que forma parte de la excavación, declaró que no estaba claro exactamente cómo funcionaba el sistema hídrico.
«Probablemente el agua caía de los tejados de las casas (del complejo palaciego)», aclaró. «Desde ahí, se recogía por canales hasta piscinas o hasta el depósito subterráneo y continuaba hasta los campos cercanos para crear cultivos y bonitos jardines».
Durante siglos el abastecimiento de agua ha venido siendo uno de los asuntos más sensibles de Oriente Medio, donde la mayoría de la región es desértica.