El infernal círculo de violencia se repite nuevamente, exacerbado esta vez por los secuestros de dos (aún podría tratarse de tres) israelíes a manos de grupos terroristas, por vez primera en 12 años. Uno de ellos, Eliahy Asheri, un joven colono de 19 años fué brutalmente asesinado por sus raptores, miembros de los ¨Comités de Resistencia Popular (¨ejecutado¨, según estos terroristas) poco después de su rapto. Y no hay cosa que subleve más a la opinión pública israelí, al lado de las bombas suicidas en autobuses y centro comerciales, que los secuestros.
Mientras, indirectamente, la crisis con Israel, ha acelerado la firma ( con iniciales, por el momento) por parte de Fatah y de Hamás del ¨documento de los prisioneros¨ en el que según algunos se reconoce implícitamente a Israel una interpretación que es rechazada por el gobierno de este país. El documento palestina ¨olvida¨la Hoja de Ruta, el plan de paz del Cuarteto, aceptado hasta ahora por israelíes y palestinos.
Para no pocos israelíes este documento, cuyo cometido inmediato es evitar la guerra civil palestina, es meramente la primera parte del objetivo final de la liberación de los territorios palestinos, incluyendo los del Estado de Israel. Ubicando este documento en el contexto histórico, escribe una comentarista del cotidiano israelí Jerusalem Post, podríamos decir que no se trata de otra cosa que la reencarnación de la antigua plataforma de la OLP, de los años 70, del ¨plan de las fases¨, según el cual cada territorio liberado servirá de base para perseguir la destrucción definitiva de Israel. Otros, por su parte, consideran que el documento merece seria consideración, porque aún de ser insuficiente, podría contribuir a crear una base para las negociaciones con los palestinos. La pregunta que se hacen hoy tanto los expertos israelíes y palestinos es si, sobre todo, ante la situación actual, que Fatah busca resolver con la devolución incondicional del secuestrado soldado, mientras que el gobierno Hamás, de hecho justifica su rapto (lo que le ganó nuevamente su merecida calificación, por parte de Israel, de gobierno terrorista) ese acuerdo podrá llegar a su firma definitiva.
Pero el secuestro, ordenado por el archi-terrorista Haled Mashel, el líder más extremista de Hamás, desde Damasco, donde goza del santuario proporcionado por el presidente Bashar Assad, ha dividido aparentemente a los propios dirigentes de Hamás. Mashel, objetivo número uno de las ¨eliminaciónes selectivas¨ de los servicios de seguridad israelíes, se opone a la devolución del soldado, exigiendo la liberación de terroristas encarcelados en Israel. Los más ¨moderados¨ (¿puede haber moderados en una organización terrorista?) nos dicen analistas palestinos, consideran que esta política es equivocada y solo conduce a la ¨radicalización de las posiciones de Israel¨.
Los palestinos advierten a Israel que su operación puede ¨derrumbar¨ la situación pero el gobierno de Ehud Olmert poco caso le hace. Lo que pesa y condiciona su acción es, en primer lugar, la opinión pública israelí, ante la que se comprometió incluso ¨medidas radicales¨ para liberar al soldado. El fracaso de las gestiones diplomáticas, en las que estuvo involucrado, sobre todo, el gobierno egipcio, el gobierno israelí aumentó notablemente la presión sobre los palestinos ¨a fin de obligarles a presionar sobre su gobierno para liberar al soldado capturado¨: la destrucción de puentes y una sub-estación electrica destruidos (que dejó a más de la mitad de la población de Gaza sin electricidad), fueron seguidos por una operación sin precedentes, la detención, la madrugada del jueves 29, de cerca de noventa militanes de Hamás, entre ellos cerca de una decena de ministros de la ANP, 20 diputados y alcaldes, que podrían ser juzgados por su pertenencia a una organización terrorista.
Tanto analistas palestinos como israelíes coinciden en que se están agregando nuevos peldaños a la escalada de violencia desatada en la franja de Gaza, que podría extenderse a la Cisjordania, como resultado del asesinato de Asheri,. Mientras la derecha israelí, para quién ¨desconexión¨ es la causante de todos los males, exige más ¨acción¨ ( militar, por supuesto), la izquierda, en la convicción de que no existe soluciones de fuerza al conflicto al conflicto con los palestinos, llama al gobierno a negociar con éstos sin más demora. En este sentido, lo que está sucediendo solo ha servido para convencer tanto a la derecha como a la izquierda de que sus psosiciones son las correctas. Parecería que todos están secuestrados por sus emociones, como opina el periodista israelí Akiva Eldar.
¿Israel saldrá de esta crisis reforzada o más vulnerable? Esta es la primer gran prueba para Ehud Olmert. Aún antes de cumplirse los cien días de gracia, el primer ministro, debe manejar una crisis en una sociedad democrática y de transparencia periodística, escribe uno de los comentaristas israelíes más autorizados, Uzi Benziman. Lo que hace que las posiciones que adopte frente a los palestinos, en una situación sumamente compleja por sus implicaciones internacionales y regionales, podría reforzar su liderazgo o, por el contrario, erosionar seriamente su credibilidad.