Grynwald también tiene una particular opinión acerca de los pilotes, presentes en toda institución judía post atentado. «Sin intención de trazar paralelos, en la Alemania nazi se nos marcaba con la estrella amarilla. Hoy nos marca un pilote. Cuando cualquier persona pasa por un edificio con pilotes, ya sabe que se trata de un lugar judío. No puede ser que la sociedad ya lo entienda como algo común y que se olvide de que representa el caos, la destrucción y, sobre todo, la muerte. Tiene que haber servicios de inteligencia que trabajen, no pilotes», critica. Con respecto al momento institucional que está atravesando la AMIA, Grynwald es optimista. Entre otras iniciativas, a partir de 2001, la mutual judía cuenta con la red privada de empleo más grande del país, con 250.000 suscriptos. También se inauguró el martes 13 un Centro Integral para Personas Mayores y con Discapacidad, «inédito en Argentina, con capacidad para 500 personas», continúa. Como complemento, en el mismo lugar se inaugurarán 8 consultorios médicos con servicios gerontológicos. Memoria. De cara al 12° aniversano del atentado, la AMIA, por primera vez ha organizado un calendario de actividades «pre18 de julio». En primer lugar se están llevando a cabo jornadas de reflexión acerca de cómo impactó el atentado en cada sector de la sociedad. El martes próximo, a las 18 en la sede de la AMIA -Pasteur 633- le tocará a «El atentado y la sociedad argentina», donde disertarán, entre otros, Beatriz Sarlo y Graciela Romer. En segundo lugar, por primera vez en la historia se reúne en Buenos Aires el Congreso Judío Mundial entre el 16 y el 18 de julio. Por último, en los 12 días previos al 18-J en 12 instituciones se colocarán simbólicamente pilotes y todos los días habrá un acto a las 9.53. El Cabildo, el Hospital de Clínicas, la Biblioteca Nacional, el Colegio Carlos Pellegrini y el Malba son algunas de las instituciones elegidas.
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